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Pregunta: "¿Qué es la reconciliación cristiana? ¿Por qué necesitamos reconciliarnos con Dios?"

Respuesta:
La reconciliación es la restauración de una relación para que vuelva a ser armoniosa después de una disputa; es poner de acuerdo a dos partes que están en desacuerdo. La reconciliación cristiana es la obra de Dios por medio de Cristo, mediante la cual restaura a la humanidad a una relación favorable consigo mismo.

La reconciliación cristiana puede ilustrarse con dos antiguos amigos que ahora están enemistados. La buena relación que una vez disfrutaron está tensa hasta el punto de romperse. Dejan de hablarse y, poco a poco, se convierten en extraños. Puede que incluso se muestren hostiles. Sin embargo, un día ocurre algo. Los dos amigos distanciados empiezan a hablar, dejan a un lado el orgullo y el resentimiento, piden disculpas y las aceptan, y recuperan la confianza. Cuando por fin se restablece la paz y los amigos se abrazan, se ha logrado la reconciliación. Ahora, imagina que, entre los dos amigos, sólo uno tuvo la culpa. Y el otro amigo, totalmente inocente, es el que ha iniciado el proceso conciliador: así es la reconciliación cristiana, en la que Dios ha tendido la mano a los pecadores.

La reconciliación implica necesariamente un cambio. En la reconciliación cristiana, Dios no cambia. Él sigue siendo perfecto. A nosotros, por el contrario, Él nos cambia. Como resultado, nuestra relación con Él cambia.

El medio que Dios utilizó para reconciliarnos consigo mismo fue Su propio Hijo, Jesucristo: "Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados" (2 Corintios 5:18-19). De hecho, "siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo" (Romanos 5:10). La muerte de Jesús marca la diferencia. Cuando Cristo murió, estaba "haciendo la paz mediante la sangre de su cruz" (Colosenses 1:20).

El hecho de que necesitáramos la reconciliación significa que nuestra relación con Dios estaba rota. Y el hecho de que Dios sea santo significa que nosotros éramos los culpables. Nuestro pecado nos alejó de Él. La muerte de Jesucristo en la cruz es la base de nuestro perdón y justificación. Por gracia, mediante la fe en Su Hijo, Dios nos rehace completamente a imagen de Cristo. Dios y el hombre se unen: los que antes estaban muertos en el pecado resucitan a una vida nueva. "Ya no somos enemigos, impíos, pecadores o impotentes. Por el contrario, el amor de Dios se ha derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos ha dado (Romanos 5:5). Es un cambio en el estado total de nuestras vidas" ("Reconciliación", Woodruff, W., Diccionario Evangélico Baker de Teología Bíblica, Elwell, W., ed., Baker Books, 1996).

Podría decirse que toda la Biblia es la historia de la reconciliación cristiana. Comenzamos en el Jardín del Edén como amigos de Dios, sin sentir vergüenza y viviendo en comunión con Dios y entre nosotros. Luego entró el pecado en el mundo y todas nuestras relaciones se rompieron. Nos hicimos enemigos de Dios, buscando nuestros propios caminos y viviendo abiertamente en hostilidad hacia Él. Así pues, toda la Escritura nos habla de la reconciliación de Dios consigo mismo. Huimos, y Él nos buscó. Estábamos dispersos como ovejas, y Él envió al Buen Pastor. Nos escondimos en las tinieblas, y Él envió la Luz Verdadera. Moríamos en una sequía provocada por nosotros mismos, y Él envió el Agua Viva.

La gracia y la bondad de Dios se manifiestan plenamente en la reconciliación cristiana. " Eso los incluye a ustedes, que antes estaban lejos de Dios. Eran sus enemigos, separados de él por sus malos pensamientos y acciones; pero ahora él los reconcilió consigo mediante la muerte de Cristo en su cuerpo físico. Como resultado, los ha trasladado a su propia presencia, y ahora ustedes son santos, libres de culpa y pueden presentarse delante de él sin ninguna falta" (Colosenses 1:21-22).

Como personas reconciliadas con Dios, se nos ha encomendado "el ministerio de la reconciliación" (2 Corintios 5:18). Se nos ha confiado "el mensaje de la reconciliación" (versículo 19). Ahora llevamos el Evangelio a un mundo moribundo, diciendo: "os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios" (versículo 20). El sacrificio perfecto de Jesús en la cruz ha hecho expiación por el pecado (Hebreos 2:17). Con Su muerte, logró la armonía en nuestra relación con Dios. Rogamos a los que no son salvos que tengan fe en Cristo y experimenten el gozo de la reconciliación cristiana.

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