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Pregunta: ¿Qué es la teología del gobierno moral?

Respuesta:
La teología del gobierno moral rastrea sus orígenes hasta un jurista holandés del siglo XVI llamado Hugo Grotius. La teología del gobierno moral no puede ser llamada verazmente una doctrina cristiana ya que se basa en la idea no bíblica y errónea de que tanto Dios como el hombre tienen una forma de libertad conocida como el "poder de elección contraria". Para el hombre, este poder permite a todos los hombres actuar y tomar decisiones libres de la tiranía de nuestra naturaleza pecaminosa. La teología del gobierno moral afirma que el hombre nace moralmente neutral y siempre es capaz de elegir si pecar o no, y su carácter moral está determinado por sus elecciones.

Para Dios, el poder de elección contraria significa que no puede conocer sus propias elecciones futuras porque, si lo hiciera, estaría efectivamente limitado por esos planes y ya no podría tomar esas decisiones libremente. También significa que su carácter moral está determinado por sus elecciones, lo que significa que su voluntad y su naturaleza son cambiantes. Entre sus otros efectos perjudiciales, la teología del gobierno moral es la base de la herejía del "teísmo abierto" que actualmente está ganando popularidad en los círculos evangélicos.

Primero, examinemos la idea del poder de elección contraria con respecto a la humanidad. Los defensores de la teología del gobierno moral afirman que los humanos son capaces de cumplir la ley, y no estamos limitados por una naturaleza pecaminosa que continuamente quiere pecar. Además, a través de nuestras buenas elecciones y una voluntad de hierro, la humanidad puede alejarse del pecado, y podemos alcanzar la perfección si trabajamos lo suficiente para tomar buenas decisiones. Todas estas ideas contradicen directamente la Biblia, que presenta una imagen completamente diferente del hombre en su estado natural. Somos, por naturaleza, objetos de la ira (Efesios 2:3) y estamos muertos en nuestros pecados y transgresiones (Efesios 2:1). Una persona muerta no puede tomar decisiones de ningún tipo, y una persona espiritualmente muerta ciertamente no puede tomar una decisión por Dios y Su justicia hasta que haya sido convertida en una nueva criatura en Cristo (2 Corintios 5:17). Mientras aún estamos en nuestra antigua naturaleza pecaminosa, estamos en guerra con Dios y no podemos elegir dejar de hacer guerra. Romanos 8:7-8 nos dice que “Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios”.

Además, incluso si pudiéramos hacer una elección para cumplir todas las leyes de Dios, lo cual no podemos, todavía no sería suficiente para permitirnos estar delante de Él porque no estamos justificados por la ley, sino por la fe en Cristo (Gálatas 2:16). La ley fue dada a la humanidad por Dios para demostrarnos que no podemos cumplirla y así nos encontramos desesperadamente ante Él, privados de cualquier manera de aplacar Su ira contra nuestro pecado. En este punto, la gracia y la misericordia de Dios se manifestaron en la persona de Su Hijo, cuya muerte en la cruz cumplió la ley (Mateo 5:17) e intercambió Su justicia por nuestro pecado (2 Corintios 5:21).

Entonces vemos que el "poder de elección contraria" no existe. Hasta que seamos hechos nuevos en Cristo, somos esclavos del pecado (Romanos 6:17), y un esclavo no tiene más opción que obedecer a su amo. Una vez que Cristo nos ha dado una nueva naturaleza, ya no somos esclavos del pecado, sino de la justicia, y entonces podemos hacer buenas elecciones, pero solo porque el Salvador ahora mora en nosotros en la forma del Espíritu Santo (2 Timoteo 1:14).

En segundo lugar, la teología del gobierno moral impugna el carácter de Dios y lo recrea a la imagen del hombre. Contrario a las afirmaciones de la teología del gobierno moral, la Biblia declara que Dios no cambia de parecer, no se sorprende con nada que suceda, y lo que Él ha predestinado sucederá (Isaías 14:24). Dios es - por su naturaleza misma:

omnisciente (todo lo sabe): "¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!" (Romanos 11:33);

omnipotente (todo lo puede): "¡Ah, Señor Dios! Ciertamente, Tú hiciste los cielos y la tierra con Tu gran poder y con Tu brazo extendido. Nada es imposible para Ti" (Jeremías 32:17, NBLA);

inmutable (sin cambio): “Porque Yo, el Señor, no cambio” (Malaquías 3:6, NBLA); y

soberano (en control completo de cada átomo en el universo): “Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén” (Romanos 11:36).

Sugerir que Dios es como los defensores de la teología del gobierno moral lo describen es completamente contrario a la base bíblica. De hecho, contradice la propia descripción de Dios revelada a nosotros en Su Palabra, lo cual equivale a llamarlo mentiroso o al menos acusarlo de estar desconectado de su propia realidad.

La teología del gobierno moral también distorsiona las doctrinas del pecado, la justificación y la expiación, lo cual es la consecuencia natural de comenzar con una visión incorrecta de la naturaleza del hombre y la naturaleza de Dios. Basta decir que cuando estos dos elementos son incorrectos, se sigue que cualquier doctrina que implique al hombre y/o a Dios también será incorrecta, y este es ciertamente el caso con la teología del gobierno moral.

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