Pregunta: "¿Cuál es el argumento trascendental para la existencia de Dios?"
Respuesta:
El argumento trascendental de la existencia de Dios es el argumento que intenta probar Su existencia argumentando que la lógica, la moral y la ciencia suponen en última instancia la cosmovisión teísta y que el carácter trascendente de Dios es la fuente de la lógica y la moral. El argumento trascendental de la existencia de Dios argumenta que sin la existencia de Dios es imposible probar nada porque, en el mundo ateo, no se pueden justificar o explicar las leyes universales.
La razón deductiva presume las leyes de la lógica. ¿Pero por qué las leyes de la lógica prevalecen? Para los cristianos y otros teístas, hay una norma trascendente para el razonamiento. A medida que las leyes de la lógica se reducen a ser entidades materialistas, dejan de poseer su carácter de ley. Sin embargo, las leyes de la lógica no están compuestas de materia; se aplican universalmente y en todo momento. Las leyes de la lógica dependen de la naturaleza inmutable de Dios y son necesarias para el razonamiento deductivo. La invariabilidad, la soberanía, la trascendencia y la inmaterialidad de Dios son el fundamento de las leyes de la lógica. Por lo tanto, el razonamiento racional sería imposible sin el Dios bíblico.
El ateo podría responder, "Bueno, puedo usar las leyes de la lógica, y soy ateo". Sin embargo, este argumento es ilógico. El razonamiento lógico requiere la existencia de un Dios trascendente e inmaterial, no una profesión de creencia en Él. El ateo puede razonar, pero dentro de su propia cosmovisión su razonamiento no se puede explicar racionalmente.
Si las leyes de la lógica son meramente contenciones hechas por el hombre, entonces las diferentes culturas podrían adoptar diferentes leyes de la lógica. En ese caso, las leyes de la lógica no serían leyes universales. El debate racional sería imposible si las leyes de la lógica fueran convencionales, porque las dos partes podrían simplemente adoptar diferentes leyes de la lógica. Cada una sería correcta de acuerdo a su propio estándar arbitrario.
Si el ateo argumenta que las leyes de la lógica son simplemente el producto de impulsos electroquímicos en el cerebro, entonces las leyes de la lógica no se pueden considerar universales. Lo que ocurre dentro del cerebro no se puede considerar una ley, ya que no corresponde necesariamente a lo que ocurre en el cerebro de otra persona. En otras palabras, no podríamos argumentar que las contradicciones lógicas no pueden ocurrir en una galaxia distante, distinta de los observadores conscientes.
Una respuesta común es: "Podemos utilizar las leyes de la lógica porque se ha observado que funcionan". Sin embargo, esto es no entender nada. Todos están de acuerdo en que las leyes de la lógica funcionan, pero funcionan porque son verdaderas. El verdadero problema es, ¿cómo puede el ateo dar cuenta de las normas absolutas de razonamiento como las leyes de la lógica? ¿Por qué el universo material se siente obligado a obedecer leyes inmateriales? Además, apelar al pasado para hacer tales deducciones sobre el modo en que la materia se comportará en el futuro - desde el punto de vista materialista - es circular. De hecho, en el pasado, la materia se ha conformado con la uniformidad. Pero ¿cómo se puede saber que la uniformidad persistirá en el futuro si no se ha asumido ya que el futuro refleja el pasado (es decir, la uniformidad)? Utilizar la experiencia del pasado como premisa sobre la cual construir las propias expectativas para el futuro es presuponer la uniformidad y la lógica. Por consiguiente, cuando el ateo afirma creer que habrá uniformidad en el futuro porque ha habido uniformidad en el pasado, está tratando de justificar la uniformidad suponiendo la uniformidad, lo cual es argumentar en un círculo.
Para concluir, el argumento trascendental de la existencia de Dios argumenta que el ateísmo es autor refutable porque el ateo debe presuponer lo contrario de lo que intenta demostrar para probar algo. Argumenta que la racionalidad y la lógica sólo tienen sentido dentro de un marco teísta. Los ateos tienen acceso a las leyes de la lógica, pero no tienen ningún fundamento sobre el cual basar su razón deductiva dentro de su propio paradigma.