Pregunta: ¿Qué es el significado de Azazel / el chivo expiatorio?
Respuesta:
“Azazel” o “el chivo expiatorio” se menciona en Levítico 16 como parte de las instrucciones de Dios a los israelitas con respecto al Día de la Expiación. En este día, el sumo sacerdote ofrecería primero un sacrificio por sus pecados y los de su casa; luego llevaría a cabo sacrificios por la nación. “Y tomará Aarón de la congregación de los hijos de Israel dos machos de cabrío para expiación, y un carnero para holocausto” (v. 5). El sacerdote presentaba los animales ante el Señor y echaba suertes entre los dos machos de cabrío: uno para el sacrificio y el otro para el chivo expiatorio. El primer macho de cabrío era inmolado por los pecados del pueblo, y su sangre se usaba para purificar el Lugar Santísimo, la tienda de reunión y el altar (v. 20). Después de la purificación, el macho de cabrío vivo era llevado al sumo sacerdote. Poniendo sus manos sobre el chivo expiatorio, el sumo sacerdote debía “confesar sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel, y todas sus rebeliones con todos sus pecados, poniéndolos así sobre la cabeza del macho cabrío, y lo enviará al desierto por mano de un hombre destinado para esto. Y aquel macho cabrío llevará sobre sí todas las iniquidades de ellos a tierra inhabitada; y dejará ir el macho cabrío por el desierto” (vv. 21-22). Simbólicamente, el chivo expiatorio asumía los pecados de los israelitas y se alejaba (v. 10). Para los cristianos, esto es un presagio de Cristo.
Cristo es la expiación completa por nuestros pecados. De muchas maneras, Él encarna cada aspecto del Día de la Expiación. Se nos dice que Él es nuestro gran Sumo Sacerdote (Hebreos 4:14). Él es también el "Cordero que fue inmolado desde la fundación del mundo" (Apocalipsis 13:8) como un sacrificio por nuestros pecados. Él es nuestro chivo expiatorio. Segunda a los Corintios 5:21 dice: "Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él". Nuestros pecados recaen en Cristo, Él llevó nuestros pecados tal como el chivo expiatorio llevó los pecados de los israelitas. Isaías 53:6 profetiza la aceptación de Cristo del fardo del pecado: “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros”. Después de que los pecados se ponen sobre el chivo expiatorio, se considera inmundo y es expulsado al desierto. En esencia, se expulsa al macho de cabrío. Lo mismo le sucedió a Jesús. Él fue crucificado fuera de la ciudad. "Fue menospreciado y desechado entre los hombres… derramó su alma hasta la muerte, fue contado con los pecadores, llevó el pecado de muchos e intercedió por los transgresores" (Isaías 53:3a, 12). Jesús encarna lo que representaba el chivo expiatorio: la eliminación de los pecados de los perpetradores.
Verdaderamente, los rituales del Antiguo Testamento llevan una profundidad y riqueza que solo Dios podría crear. El Día de la Expiación presagiaba la expiación última que Cristo provee. Ya no necesitamos sacrificar animales para cubrir nuestros pecados, ni necesitamos imputar nuestros pecados a un chivo expiatorio para que sean llevados. Jesús ha sido sacrificado y "chivo expiatorio" por nosotros. Nuestros pecados han sido expiados y eliminados. “La ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas” se nos dice en Hebreos 10:1. “Porque la ley, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan. Claramente se ve que no puede: si no, ¿no se habrían suspendido a causa de su vitalidad? Pero esos sacrificios son un recordatorio constante de los pecados, porque es imposible que la sangre de toros y machos cabríos quite los pecados... con esta voluntad somos santificados, mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre" (Hebreos 10:3-4, 10).
Como una nota al margen, el nombre “Azazel” aparece en algunas mitologías judías. Aunque existen versiones diferentes en el Libro de Enoc, el Libro de los Gigantes, y otros libros pseudoepigráficos, la historia es esencialmente que Azazel era el nombre de uno de los ángeles caídos que pecaron en el capítulo 6 de Génesis. Como una maldición por su pecado, se forzó a Azazel a tomar la forma de un demonio semejante a un macho cabrío. Este mito no se registra en la Biblia. Sin importar la identidad de Azazel, la Biblia enfatiza la suficiencia y la completitud del sacrificio de Cristo tanto para remover nuestros pecados como para reconciliarnos con Dios.