Respuesta:
Hay varios hombres en la Biblia llamados Baruc. El nombre Baruc significa "bendito" y sigue usándose hoy en día.
Nehemías menciona el nombre Baruc tres veces, refiriéndose a dos o quizás tres individuos diferentes (ver Nehemías 3:20; 10:6; y 11:5). Se da poca información sobre estos individuos, aparte de que participaron en diversas actividades durante el gobierno de Nehemías en Jerusalén.
El Baruc más conocido de la Biblia es el escriba y quizá siervo del profeta Jeremías. Cuando Jeremías recibía mensajes del Señor, se los dictaba a Baruc, que los escribía.
De lo que se trata en el libro de Jeremías es del pronunciamiento de Jeremías de que el rey de Babilonia saldría victorioso contra Israel. Esta victoria sería una prueba positiva de que el Señor estaba disgustado con las prácticas del pueblo y el liderazgo de Judá. Por supuesto, los dirigentes no querían oír esto.
En Jeremías 32:11-16, Jeremías compra un terreno y encarga a Baruc que se ocupe de todos los requisitos legales de la escritura. Este fue un acto profético: "Porque así dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: De nuevo se comprarán casas, campos y viñas en esta tierra" (versículo 15, NBLA). Era un mensaje de esperanza, porque el juicio no duraría para siempre. Israel sería restaurado y se reanudarían las actividades normales.
En el capítulo 36, se le ordena a Jeremías que escriba todas las palabras que el Señor le dé. Parece claro que la orden no era que Jeremías mismo escribiera las palabras en el pergamino, porque llamó a Baruc para que escribiera:
En el año cuarto de Joacim, hijo de Josías, rey de Judá, vino esta palabra a Jeremías de parte del Señor: "Toma un rollo y escribe en él todas las palabras que te he hablado acerca de Israel, acerca de Judá y acerca de todas las naciones, desde el día que te hablé, desde los días de Josías, hasta hoy. Tal vez la casa de Judá oiga toda la calamidad que pienso traer sobre ellos, y se vuelva cada uno de su mal camino; entonces perdonaré su iniquidad y su pecado". Llamó, pues, Jeremías a Baruc, hijo de Nerías, y Baruc escribió al dictado de Jeremías, en un rollo, todas las palabras que el Señor le había hablado" (versículos 1-4, NBLA).
Una vez escritas las palabras, había que leerlas. A Jeremías no se le permitía entrar en el recinto del templo debido a altercados anteriores con los dirigentes, por lo que envió a Baruc a leer el mensaje a todos los que quisieran escucharlo (Jeremías 36:5-10).
Algunos de los líderes oyeron lo que Baruc leyó y le pidieron que se lo leyera de nuevo, lo que hizo (Jeremías 36:11-15). Después de oír todas las palabras que Baruc leyó del rollo, se asustaron y dijeron: "Ciertamente haremos saber al rey todas estas palabras" (versículo 16, NBLA). Entonces preguntaron a Baruc por la fuente de la profecía, y Baruc les explicó que Jeremías había dictado todas las palabras y que Baruc las había escrito con tinta en el rollo (versículos 17-18). Entonces los oficiales le dijeron a Baruc: "Ve, escóndete, tú y Jeremías, y que nadie sepa donde están" (versículo 19, NBLA). Sin embargo, los dirigentes guardaron el rollo para leérselo al rey. Durante la audiencia con el rey, cada vez que se leían varias columnas, el rey las cortaba del rollo y las arrojaba al fuego. Finalmente, todo el rollo se quemó, pero no antes de que el rey escuchara la palabra del Señor (ver los versículos 20-26).
"Entonces vino la palabra del Señor a Jeremías, después que el rey había quemado el rollo y las palabras que Baruc había escrito al dictado de Jeremías: "Vuelve a tomar otro rollo y escribe en él todas las palabras que antes había en el primer rollo que quemó Joacim, rey de Judá....Entonces Jeremías tomó otro rollo y se lo dio al escriba Baruc, hijo de Nerías, y este escribió en él al dictado de Jeremías todas las palabras del libro que Joacim, rey de Judá, había quemado en el fuego, y aun se le añadieron muchas palabras semejantes" (Jeremías 36:27–28, 32, NBLA). Quemar el rollo no pudo hacer nada para evitar que las palabras se cumplieran, y se preparó un nuevo rollo. La Palabra de Dios perdurará.
En el capítulo 43, Jeremías habla su mensaje del Señor, y algunos hombres prominentes acusan que Baruc está en realidad instigando a Jeremías a traer el mensaje de juicio (ver versículos 1-3).
La última mención de Baruc es en Jeremías 45. Aunque el mensaje de juicio era del Señor, Baruc y Jeremías se entristecieron al pensar que la ciudad y la nación que amaban serían destruidas en juicio: "Este es el mensaje que el profeta Jeremías dio a Baruc, hijo de Nerías, cuando este escribió estas palabras en un libro al dictado de Jeremías, en el año cuarto de Joacim, hijo de Josías, rey de Judá, diciéndole: "Así dice el Señor, Dios de Israel, acerca de ti, oh Baruc: "Tú dijiste: '¡Ay, infeliz de mí!, porque el Señor ha añadido tristeza a mi dolor. Cansado estoy de gemir y no he hallado reposo". Así le dirás: "Así dice el Señor: 'Lo que he edificado, lo derribo, y lo que he plantado, lo arranco, es decir, toda esta tierra'. Pero tú, ¿buscas para ti grandes cosas? No las busques; porque voy a traer calamidad sobre toda carne", declara el Señor, "pero a ti te daré tu vida por botín en todos los lugares adonde vayas" (versículos 1-5, NBLA).
Aquí Dios promete que, aunque la devastación será grande y aunque será una pena para Baruc, él personalmente será salvado. El Señor advierte a Baruc que no busque cosas grandes para sí mismo. Debería estar satisfecho con la salvación que el Señor ha prometido.
Esta última palabra a Baruc es también pertinente para los cristianos. Los cristianos viven en un mundo condenado a la destrucción. Un cristiano que busca grandes cosas para sí mismo o busca hacerse grande en la tierra es corto de vista. Los cristianos simplemente deben ser fieles en hacer lo que Dios requiere y regocijarse en el hecho de que escaparán al juicio venidero.