Pregunta: "¿Qué dice la Biblia sobre la androginia?"
Respuesta:
La androginia es la cualidad de no ser ni femenino ni masculino. Un estilo andrógino, o unisex, confunde la identidad de género o combina de algún modo elementos o rasgos masculinos y femeninos. Para que una persona, un estilo de vida o una prenda de vestir se consideren andróginos, no deben tener una identidad de género claramente definida. Una persona totalmente andrógina no se puede reconocer fácilmente como un hombre o una mujer, y la confusión es intencionada.
Aunque hay muchas cosas que no son ni masculinas ni femeninas (educación, empleo, automóviles, etc.), la androginia a nivel personal pocas veces es accidental. Muchas personas eligen el aspecto andrógino para hacer una declaración política o moral. Las mujeres que se cortan el pelo, se ciñen los pechos y llevan ropa masculina holgada intentan enmascarar su feminidad. Del mismo modo, los hombres que se peinan siguiendo el estilo tradicional femenino, llevan ropa femenina con adornos o se maquillan, intentan desafiar el estereotipo de la apariencia masculina. Un gran número de personas que eligen una apariencia andrógina también luchan contra los problemas de identidad de género, el transexualismo o la homosexualidad. Sin embargo, si la apariencia externa de una persona es una cuestión de elección personal, ¿hay factores morales y espirituales que hay que considerar? ¿Acaso la Biblia dice algo sobre ser andrógino?
Dios creó específicamente dos géneros distintos para cumplir dos funciones específicas en Su creación (Génesis 1:27). Dios hizo a Adán mediante un acto especial de creación (Génesis 2:7). Luego creó a una mujer, Eva, de una costilla de Adán para que fuera su ayuda idónea (Génesis 2:20-22). Adán y Eva tenían características físicas muy diferentes. Eran evidentemente diferentes porque Dios los diseñó para ser distintos, y así le gustaba que fueran (Génesis 1:31). El hombre y la mujer fueron diseñados para reproducirse de manera que la tierra se llenara de seres que llevaran la imagen de Dios (Génesis 1:28). Sólo un hombre y una mujer unidos pueden crear un nuevo ser humano, y se necesitan esas diferencias físicas de género para que eso ocurra.
Cuando Dios dio la Ley a Israel, puso prohibiciones contra la alteración del género. Deuteronomio 22:5 dice: "No vestirá la mujer traje de hombre, ni el hombre vestirá ropa de mujer; porque abominación es al Señor tu Dios cualquiera que esto hace". Esto no se refiere a que una mujer se ponga un pantalón de trabajo para limpiar los establos o que un hombre se ponga un delantal para asar carne. Este versículo se refiere a una tendencia que va en aumento hoy en día: el encubrimiento intencional de las características masculinas o femeninas en un intento de desafiar el género dado por Dios.
Las leyes de Dios siempre se enfocan en el corazón. Él está mucho más interesado en nuestras motivaciones y actitudes del corazón que en el resultado de nuestras acciones. Las personas que intencionalmente rechazan el género que Él les dio lo están rechazando a Él y a Su diseño. Básicamente, una mujer que se viste para parecer andrógina le está diciendo a Dios: "Te has equivocado". Un hombre que se viste de forma ambigua le está diciendo a Dios: "No puedes satisfacer mis necesidades. No sabes lo que haces". Ambas son formas de desafiar el derecho que Dios tiene de ser el Señor de nuestras vidas. Rechazar el propio género o esconderlo es una de las formas más blasfemas en que podemos rechazar el derecho que Dios tiene de gobernarnos. Si Él ni siquiera puede acertar con nuestro género, ¿cómo va a acertar con todo lo demás?
Algunos pueden argumentar que el hecho de mostrarse andrógino no supone un rechazo de su género, sino de los estereotipos sociales relacionados con él. Sin embargo, este argumento es poco convincente ya que hay muchas otras formas de eliminar los estereotipos sin renunciar a las características que hacen únicos a los hombres y a las mujeres. Las mujeres no tienen por qué ajustarse a estilos con adornos, sexys o llamativos simplemente porque la cultura haya representado la feminidad de esa manera. Y los hombres tienen razón al resistirse al molde machista y sin emociones que les imponen sus amigos. No obstante, la masculinidad y la feminidad están mucho más arraigadas en nuestras almas que lo que se refleja externamente. El género está en la raíz de lo que somos como personas.
Una mujer puede ser piloto de combate, encargada de la construcción o chofer de camión y al mismo tiempo expresar su feminidad en su aspecto físico. Un hombre puede ser padre de familia, enfermero o secretario sin renunciar a su masculinidad. La androginia sólo confunde el problema. Es imposible conocer y ser conocido de verdad cuando se mantiene oculta la parte más esencial de una persona, su género. Las personas que eligen el aspecto andrógino pueden no darse cuenta del mensaje confuso que están enviando. Pueden creer que están restando importancia al género con el propósito de centrarse en lo que realmente creen que son. En realidad, están llamando demasiado la atención sobre el género provocando la pregunta en la mente de todos los transeúntes: "¿Qué es?"
La cultura pop se está enloqueciendo con respecto al género, desechando el sentido común y la realidad en su intento de ser "vanguardista" y "progresista". Hoy se celebra la androginia y se mira con desprecio la realidad de género, sin embargo, celebrar algo no hace que esté bien, y despreciar algo no hace que esté mal. La esclavitud fue acogida en el pasado, pero eso no la convierte en algo correcto. El trabajo infantil es aceptable en muchas partes del mundo; pero eso no lo hace correcto. La prostitución y el tráfico de niños están proliferando en muchos países; eso no los hace correctos. Y, aunque la confusión de género, la transexualidad y la androginia están en una ola de popularidad hoy en día, eso no las hace correctas.