Pregunta: "¿Qué dice la Biblia sobre la brujería?"
Respuesta:
La brujería, los hechizos, la adivinación o el hablar con los espíritus, son condenados claramente en la Biblia. La palabra brujería en las Escrituras siempre se utiliza en referencia a una práctica perversa o engañosa.
Por ejemplo, en 2 Crónicas 33:6, el rey Manasés es condenado por sus muchas prácticas malignas, incluyendo la hechicería: "Y pasó sus hijos por fuego en el valle del hijo de Hinom; y observaba los tiempos, miraba en agüeros, era dado a adivinaciones, y consultaba a adivinos y encantadores; se excedió en hacer lo malo ante los ojos del Señor, hasta encender su ira".
El apóstol Pablo enumera la hechicería como una de las muchas prácticas pecaminosas que marcan la vida de los incrédulos: "Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos...y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios" (Gálatas 5:19-21).
La palabra griega del Nuevo Testamento traducida como "hechicería" es pharmakeia. En la época de Pablo, la palabra significaba principalmente "tráfico de veneno" o "uso de drogas" y se aplicaba a la adivinación y al conjuro de hechizos ya que los hechiceros con frecuencia usaban drogas con sus encantamientos y amuletos para conjurar el poder oculto.
Los hechiceros eran comunes en la cultura del antiguo Egipto (Éxodo 7:11; Isaías 19:3). También vemos brujería en el reino de Babilonia, especialmente en relación con el rey Nabucodonosor (Jeremías 27:9; Daniel 2:2).
La brujería es un intento de eludir la sabiduría y el poder de Dios para darle gloria a Satanás. Dios no tolera la brujería. En Deuteronomio 18:10-12, la hechicería se encuentra entre las prácticas pecaminosas de las naciones que rodean a Israel. Dios la llama abominación: "No sea hallado en ti quien...practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. Porque es abominación para con el Señor cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones el Señor tu Dios echa estas naciones de delante de ti".
Malaquías también habla del juicio de Dios sobre aquellos que se dedican a la brujería: "Y vendré a vosotros para juicio; y seré pronto testigo contra los hechiceros" (Malaquías 3:5).
Aparentemente, la brujería se seguirá practicando en los últimos tiempos. La Babilonia espiritual, que representa el falso sistema religioso de los últimos días, engañará a "todas las naciones" con brujería (Apocalipsis 18:23) antes de que llegue el juicio.
El libro de Apocalipsis dice que los hechiceros "tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda" (Apocalipsis 21:8; véase también Apocalipsis 22:15).
Es evidente que la brujería es pecaminosa y no debe formar parte de la vida cristiana. Hay una sabiduría que es "terrenal, no espiritual, del diablo" (Santiago 3:15), y esto es lo que ofrece la hechicería. Nuestra sabiduría viene de Dios (Santiago 3:17), no de espíritus engañadores. El poder de Dios es mucho mayor que el poder de la hechicería (1 Juan 4:4).