Pregunta: ¿Qué dice la Biblia sobre jugar a la lotería?
Respuesta:
La palabra apostar significa "arriesgar algo de valor en un resultado que depende del azar". Debido a que el resultado de una lotería "depende del azar" y jugarla implica "riesgo", entonces, por definición, jugar a la lotería es apostar.
La Biblia no tiene ejemplos de una lotería, pero sí contiene instancias de apuestas: la apuesta de Sansón en Jueces 14:12 y los soldados apostando por las vestiduras de Jesús en Marcos 15:24. En ninguno de los casos se presenta la apuesta en un buen sentido. La Biblia también menciona el echar suertes para la toma de decisiones (Josué 18:10; Nehemías 10:34). Y Proverbios 16:33 enfatiza la soberanía de Dios: "La suerte se echa en el regazo, Pero del Señor viene toda decisión" (NBLA). Pero el propósito bíblico de echar suertes no era probar la buena suerte o ganar riqueza material.
El objetivo principal de jugar a la lotería es ganar dinero, y la Biblia nos dice cuál debe ser nuestra actitud hacia el dinero. A menudo, las riquezas se interponen en el camino del beneficio espiritual del hombre (Marcos 4:19; 10:25). Jesús enseña: "Ningún siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas" (Lucas 16:13). Es en Primera de Timoteo 6:10 que encontramos la famosa advertencia de que el amor al dinero es la raíz de todos los males.
Jugar a la lotería como una forma de hacerse rico rápidamente es estadísticamente inútil, y hace que el jugador se enfoque en las riquezas temporales de este mundo (ver Proverbios 23:5). Lo cierto es que Dios desea que las personas ganen su dinero honestamente trabajando duro: "Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma" (2 Tesalonicenses 3:10). Debemos ganar riqueza por medio de la diligencia, como un regalo del Señor: "La mano negligente empobrece; Mas la mano de los diligentes enriquece" (Proverbios 10:4).
Los que apuestan, incluyendo a los jugadores de lotería, suelen codiciar el dinero y las cosas que el dinero puede comprar. Dios prohíbe la codicia: "No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo" (Éxodo 20:17; ver también 1 Timoteo 6:10). Una de las mentiras del mundo es que el dinero es la solución a los problemas de la vida. La gente es atraída a jugar a la lotería con promesas de que sus vidas mejorarán si les toca el premio gordo. Si tan solo tienen suerte con los números, sus problemas desaparecerán. Tales esperanzas son vanas (ver Eclesiastés 5:10-15).
Por lo tanto, haríamos bien en ser cautelosos acerca de jugar a la lotería. Hay muchos usos mejores para el dinero gastado en un boleto, y debemos cuidar nuestros corazones contra la codicia y nuestras vidas contra las adicciones a los juegos de azar. Comprar un boleto de lotería de vez en cuando puede que no sea un pecado, pero la avaricia sí lo es. Los que juegan a la lotería deben examinar sus motivos en oración y, si continúan jugando, hacerlo de manera responsable y solo con moderación.