Respuesta:
Lamentablemente, nuestros amigos y familiares católicos han sido adoctrinados para creer que el uso de estatuas, reliquias y otros artículos es aceptable e incluso necesario para el culto. La Iglesia Católica Romana les ha enseñado que las imágenes e íconos utilizados en la iglesia no son realmente "adorados", sino simplemente "ayudas visuales" para el culto.
Hace mucho tiempo, la Iglesia Católica comenzó a hacer concesiones para el uso idolátrico de imágenes a través de la forma en que se refieren a los Diez Mandamientos. En el catecismo católico y en la mayoría de los documentos oficiales católicos, el primer y segundo mandamientos están combinados y luego se resumen con "Yo soy el Señor tu Dios. No tendrás otros dioses delante de mí." Sospechosamente ausente está lo que comprende el segundo mandamiento en la numeración protestante de los Diez Mandamientos: "No te harás imagen.”
Si bien es comprensible que "no te harás imagen" sea considerado un aspecto de "no tendrás otros dioses delante de mí", basado en la historia de la idolatría que implica imágenes talladas a través de la historia bíblica y extra-bíblica, parece imprudente no incluir "no te harás imagen" en cada lista de los Diez Mandamientos. La omisión parece especialmente sospechosa a la luz del hecho de que la Iglesia Católica Romana ha sido acusada durante mucho tiempo de usar imágenes talladas de manera idolátra.
Hay buenas razones para no usar imágenes en el culto. En primer lugar, el uso de imágenes físicas para "ayudar" al culto viola el mandato de adorar a Dios "en espíritu y en verdad" (Juan 4:23-24). Además, nadie sabe cómo se ve Dios, y Juan 1:18 es claro acerca de esta verdad: "A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer." Y, como Dios es Espíritu (Juan 4:24a), es irreverente delinearle como una representación icónica. Nadie vivo sabe cómo se veía Jesucristo en la carne, y, como no había cámaras cuando caminó por la tierra, la única descripción de su apariencia se encuentra en Isaías 53:2-3, que dice que no tenía "apariencia ni hermosura."
La falta de una descripción física de Cristo no ha detenido a la Iglesia Católica de representarlo. A lo largo de las iglesias, instituciones, conventos, monasterios y todos los demás edificios y santuarios afiliados a la Iglesia Católica, hay pinturas de Dios el Padre, Jesús, el Espíritu Santo, María, José y una miríada de santos canonizados. Hay abundancia de estatuas; hay reliquias, como fragmentos de huesos, que se dice pertenecieron a ciertos santos. Algunos santuarios incluso contienen pedazos de madera que se dice formaron parte de la cruz de Jesús. Todos estos objetos son considerados sagrados y dignos de alto estima. La idolatría es rampante y bastante obvia para los no católicos, pero los católicos no creen que estén cometiendo idolatría. Han sido ingeniosamente enseñados para creer que no adoran a estos ídolos; simplemente los "veneran". El problema es que la "veneración" aún rinde honor y reverencia a algo y/o alguien que no es Dios; por lo tanto, la veneración es idolatría.
Sí, los católicos practican una forma de idolatría, en violación del mandato de Dios. La mejor manera de alcanzar a nuestros amigos católicos con el evangelio de la gracia es orar para que el Espíritu Santo los atraiga y respondan a la guía del Espíritu. Sus ojos y corazones están cegados por la falsa enseñanza que escuchan continuamente y, hasta que comiencen a buscar la verdad, debemos dejarlo en las capaces manos de Dios. Mientras oramos, debemos seguir amándolos y confiar en que Dios preparará el suelo de sus corazones (Lucas 8:11-15). Nunca pierdan la esperanza; el Espíritu Santo hace milagros todos los días.