Respuesta:
Normalmente se piensa que el mal es lo que es moralmente incorrecto, pecaminoso o malvado; sin embargo, la palabra maldad también se refiere a cualquier cosa que cause daño, con o sin el aspecto moral. La palabra se usa en ambos sentidos en la Biblia. Cualquier cosa que contradiga la naturaleza santa de Dios es malvada (ver Salmo 51:4). Por otra parte, cualquier desastre, tragedia o calamidad también puede ser considerado "malo" (ver 1 Reyes 17:20).
El comportamiento malvado incluye el pecado cometido contra otras personas (asesinato, robo, adulterio) y el mal cometido contra Dios (incredulidad, idolatría, blasfemia). Desde la desobediencia en el Jardín del Edén (Génesis 2:9) hasta la maldad de Babilonia la Grande (Apocalipsis 18:2), la Biblia habla de la realidad del mal, y el hombre es responsable del mal que comete: "El alma que pecare, esa morirá" (Ezequiel 18:20).
Básicamente, el mal es una falta de bondad. El mal moral no es algo físico; es la falta o carencia de algo bueno. Como el filósofo cristiano J. P. Moreland ha dicho, "El mal es una falta de bondad. Es la bondad que se echa a perder. Es posible que el bien exista sin el mal, pero el mal no puede existir sin el bien". O como el apologista cristiano Greg Koukl dijo, "La libertad humana se usó de tal manera que disminuyó la bondad en el mundo, y esa reducción, esa falta de bondad, es lo que llamamos maldad".
Dios es amor (1 Juan 4:8); la ausencia de amor en una persona no es semejante a Dios y por lo tanto es malvada. Y la ausencia de amor se manifiesta en un comportamiento sin amor. Lo mismo se puede decir de la misericordia, la justicia, la paciencia de Dios, etc. La falta de estas cualidades divinas en alguien constituye el mal. Ese mal se manifiesta en un comportamiento despiadado, injusto, impaciente, etc., trayendo más daño al mundo bueno que Dios ha hecho. Al final resulta que nos falta mucho: "Como está escrito: No hay justo, ni aun uno" (Romanos 3:10).
El mal moral es un mal hecho a los demás, y puede existir incluso cuando no va acompañado de una acción externa. El asesinato es una acción perversa, pero tiene su origen en el mal moral del odio en el corazón (Mateo 5:21-22). Cometer adulterio es algo malo, pero también lo es el mal moral de la lujuria en el corazón (Mateo 5:27-28). Jesús dijo, "Pero decía, que lo que del hombre sale, eso contamina al hombre. Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre" (Marcos 7:20-23).
Aquellos que caen en un comportamiento malvado suelen empezar lentamente. Pablo muestra la trágica progresión a más y más maldad en Romanos 1. Todo comienza con el rechazo a glorificar a Dios o a darle gracias (Romanos 1:21), y termina cuando Dios los entrega a una "mente depravada" y les permite ser "llenos de toda clase de maldad" (versículos 28-29).
Los que practican el mal están en la trampa de Satanás y son esclavos del pecado: "Que con mansedumbre corrija a los que se oponen [al siervo del Señor], por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad, y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él" (2 Timoteo 2:25-26; ver también Juan 8:34). Sólo por la gracia de Dios podemos ser libres.
El mal físico es el problema que le ocurre a la gente en el mundo, y puede o no estar vinculado al mal moral o al juicio divino. Eclesiastés 11:2 nos aconseja que diversifiquemos nuestras inversiones, por esta razón: "Porque no sabes el mal que vendrá sobre la tierra.". La palabra "el mal" en este caso significa "desastre", "desgracia" o "calamidad", y así es como otras traducciones la denominan. A veces, el mal físico es simplemente el resultado de un accidente o de causas desconocidas, sin causa moral conocida; ejemplos de ello serían las lesiones, los accidentes en vehículos, los huracanes y los terremotos. Otras veces, el mal físico es la retribución de Dios por los pecados de un individuo o de un grupo. Sodoma y las ciudades vecinas fueron destruidas por sus pecados (Génesis 19), y Dios las colocó como "ejemplo a los que habían de vivir impíamente" (2 Pedro 2:6). Muchas veces, Dios advirtió a Israel de las calamidades que les esperaban si se rebelaban: "[El SEÑOR] también es sabio, y traerá el mal, y no retirará sus palabras. Se levantará, pues, contra la casa de los malignos, y contra el auxilio de los que hacen iniquidad" (Isaías 31:2). En todos los casos, Dios obra a través de la situación para llevar a cabo Su buen propósito (Romanos 8:28).
Dios no es el autor del mal moral, sino más bien Su santidad la que lo define. Creados a imagen de Dios, tenemos la responsabilidad de tomar decisiones morales que agraden a Dios y que estén de acuerdo con Su voluntad. Él quiere nuestra santificación (1 Tesalonicenses 4:3) y no quiere que pequemos (Santiago 1:13). En el arrepentimiento y la fe en Cristo, tenemos el perdón de los pecados y una reversión del mal moral dentro de nosotros (Hechos 3:19). Como hijos de Dios, caminamos de acuerdo a este mandato: "No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal" (Romanos 12:21).