Pregunta: Si Moisés se encontró cara a cara con Dios, ¿por qué, más tarde, no se le permitió ver el rostro de Dios?
Respuesta:
Antes de que se construyera el tabernáculo oficial, "Moisés acostumbraba tomar la tienda, y la levantaba fuera del campamento a buena distancia de este, y la llamó la tienda de reunión. Y sucedía que todo el que buscaba al Señor salía a la tienda de reunión, que estaba fuera del campamento" (Éxodo 33:7, NBLA). Cuando Moisés visitaba esta tienda de reunión para interceder por el pueblo de Israel, "la columna de nube descendía y permanecía a la entrada de la tienda, y el Señor hablaba con Moisés" (versículo 9, NBLA). La posición de favor de Moisés ante Dios queda patente en el hecho de que "el Señor acostumbraba hablar con Moisés cara a cara, como habla un hombre con su amigo" (versículo 11, NBLA).
Sin embargo, más adelante, en el mismo capítulo, Moisés pide ver la gloria de Dios, y Dios responde: "Yo haré pasar toda Mi bondad delante de ti, y proclamaré el nombre del Señor delante de ti. . . . Pero . . . No puedes ver Mi rostro; porque nadie me puede ver, y vivir" (Éxodo 33:19-20, NBLA). Para proteger a Moisés, Dios lo puso "en una hendidura de la peña" y lo cubrió con Su mano al pasar (versículo 22, NBLA). "Después", prometió Dios, "apartaré Mi mano y verás Mis espaldas; pero Mi rostro no se verá" (versículo 23, NBLA).
Este pasaje suscita varias preguntas. ¿Acaso Dios tiene realmente "mano", "rostro" y "espalda"? ¿Por qué Moisés podía hablar con Dios "cara a cara" en el versículo 11, pero no podía ver el "rostro" de Dios en el versículo 23? ¿Qué tiene de fatal ver el "rostro" de Dios?
Sabemos por las Escrituras (por ejemplo, Juan 4:24) que Dios es espíritu. Los espíritus no poseen físico. Así pues, cuando Moisés habló "cara a cara" con Dios en Éxodo 33:11, solo hay dos formas posibles de entenderlo: o bien Moisés estaba hablando con el Hijo de Dios preencarnado (una cristofanía); o bien el pasaje está utilizando una figura retórica llamada antropomorfismo, en la que se aplican cualidades humanas a Dios. Aunque una cristofanía es ciertamente posible, probablemente sea mejor considerar que el capítulo utiliza figuras retóricas. Los términos cara, mano y espalda en Éxodo 33 no deben tomarse literalmente, y cara a cara, al ser idiomático, también es metafórico.
En el versículo 11, el modismo cara a cara se puede entender simplemente como "íntimamente". Moisés hablaba con Dios familiarmente, como un hombre habla con un amigo. En los versículos 20 y 23, cara y espalda hace referencia a la "gloria" y la "bondad" de Dios (versículos 18-19). Dado que Dios es espíritu, y que tanto la gloria como la bondad son intangibles, podemos considerar que el rostro y la espalda significan distintos "grados" de gloria. La mano de Dios (versículo 22) es una referencia obvia a la "protección" de Dios.
En la Biblia, Dios muchas veces se comunica utilizando términos fácilmente comprensibles en la experiencia humana. El uso que Dios hizo del antropomorfismo en Éxodo 33 fue una forma perfecta de describir lo que estaba ocurriendo. Como humanos, conocemos la importancia del rostro de una persona. Para identificar fácilmente a alguien, estudiamos su rostro. También es el rostro de una persona el que revela más información sobre su carácter, estado de ánimo y personalidad. Sin embargo, si todo lo que captamos es una visión de una persona por detrás, nos quedamos sin mucha información valiosa. Es difícil identificar a una persona por detrás; sabemos muy poco de una persona si todo lo que podemos ver es una vista de espaldas.
Cuando Dios dijo a Moisés: "No puedes ver Mi rostro; porque nadie me puede ver, y vivir" (Éxodo 33:20, NBLA), estaba diciendo que ver realmente a Dios tal como es, en la plenitud de Su gloria, es más de lo que el hombre mortal puede soportar (cf. Isaías 6:5, NBLA). Por tanto, para proteger a Moisés, Dios solo iba a revelar aquella parte de Su majestad y poder que fuera humanamente posible asimilar. Dios comunicó este plan a Moisés de un modo que todos podemos comprender: "No puedes mirarme de frente [es imposible que lo sepas todo de Mí], pero te permitiré ver mi espalda [te revelaré una pequeña porción de Mi naturaleza para no abrumarte]".
Todo esto hace aún más asombrosas las palabras de Jesús a Felipe: "El que me ha visto a mí, ha visto al Padre" (Juan 14:9). Cuando Jesús caminaba por esta tierra, velada Su gloria, podíamos mirarle a la cara. En Cristo "habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad" (Colosenses 2:9). En una ocasión muy breve, la gloria de Jesús se reveló en este mundo, en la transfiguración (Mateo 17:2). Curiosamente, Moisés estaba allí, hablando con el Señor glorificado, cara a cara (Mateo 17:3).