Pregunta: ¿Si Dios mata a las personas, lo convierte en un asesino?
Respuesta:
El Antiguo Testamento registra que Dios mató a multitudes de personas, y algunas personas quieren creer que esto lo convierte en un asesino. La idea errónea de que "matar" y "asesinar" son sinónimos se basa en parte en la traducción errónea de la Reina Valera del sexto mandamiento, que dice: "No matarás" (Éxodo 20:13). Sin embargo, la palabra matar es una traducción de la palabra hebrea ratsach, que casi siempre se refiere al asesinato intencional sin causa. La traducción correcta de esta palabra es "asesinato", y todas las traducciones modernas traducen el mandamiento como "No asesinarás". La Biblia en español básico transmite mejor su significado: "No matarás a nadie sin causa".
Es cierto que Dios ha matado intencionalmente a muchas personas. (Dios nunca hace nada "accidentalmente".) De hecho, la Biblia registra que Él literalmente aniquiló naciones enteras, incluyendo mujeres, niños, ganado, etc. Además de eso, Dios mató a toda criatura viviente sobre la faz de la tierra, con la excepción de ocho personas y los animales en el arca (Génesis 7:21-23; 1 Pedro 3:20). ¿Esto lo convierte en un asesino?
Como ya se ha dicho, matar y asesinar son cosas diferentes. Asesinar es "quitar la vida de forma premeditada e ilegal", mientras que matar es, de forma más general, "quitar la vida". La misma Ley que prohíbe el asesinato permite matar en defensa propia (Éxodo 22:2).
Para que Dios cometiera asesinato, tendría que actuar "ilegalmente". Debemos reconocer que Dios es Dios. "Él es la Roca, cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectitud; Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en él; es justo y recto" (Deuteronomio 32:4; ver también Salmo 11:7; 90:9). Él creó al hombre y espera obediencia (Éxodo 20:4-6; Éxodo 23:21; 2 Juan 1:6). Cuando el hombre desobedece a Dios, se enfrenta a Su ira (Éxodo 19:5; Éxodo 23:21-22; Levítico 26:14-18). Además, "Dios es juez justo, y Dios está airado contra el impío todos los días. Si no se arrepiente, él afilará su espada; armado tiene ya su arco, y lo ha preparado" (Salmo 7:11-12).
Algunos argumentarían que ejecutar al inocente es asesinato; por lo tanto, cuando Dios aniquila ciudades enteras, está cometiendo asesinato. Sin embargo, en ningún lugar de las Escrituras encontramos que Dios haya matado a personas "inocentes". De hecho, comparado con la santidad de Dios, no existe tal cosa como una persona "inocente". Todos han pecado (Romanos 3:23), y la pena por el pecado es la muerte (Romanos 6:23a). Dios tiene una "causa justa" para aniquilarnos a todos; el hecho de que no lo haga es una prueba de Su misericordia.
Cuando Dios decidió destruir a toda la humanidad en el Diluvio, lo hizo con total justificación: "El Señor vio que era mucha la maldad de los hombres en la tierra, y que toda intención de los pensamientos de su corazón era solo hacer siempre el mal" (Génesis 6:5, NBLA).
Durante la conquista de Canaán, Dios ordenó la destrucción total de ciudades y naciones enteras: "Pero en las ciudades de estos pueblos que el Señor tu Dios te da en heredad, no dejarás con vida nada que respire, sino que los destruirás por completo: a los hititas, amorreos, cananeos, ferezeos, heveos y jebuseos, tal como el Señor tu Dios te ha mandado" (Deuteronomio 20:16-17, NBLA).
¿Por qué dio Dios semejante mandato? Israel era el instrumento de juicio de Dios contra los cananeos, que eran malvados, casi más allá de lo que podemos imaginar hoy: "toda acción abominable que el Señor odia, ellos la han hecho en honor de sus dioses; porque aun a sus hijos y a sus hijas queman en el fuego en honor a sus dioses" (Deuteronomio 12:31, NBLA). Su aniquilación total fue ordenada para evitar que Israel siguiera sus caminos: "para que ellos no les enseñen a ustedes a imitar todas las abominaciones que ellos han hecho con sus dioses y no pequen contra el Señor su Dios" (Deuteronomio 20:18, NBLA; también Deuteronomio 12:29-30).
Incluso en los juicios terribles del Antiguo Testamento, Dios ofrecía misericordia. Por ejemplo, cuando Dios estaba a punto de destruir Sodoma y Gomorra, prometió a Abraham que perdonaría a toda la ciudad para salvar a diez justos. Aunque Dios destruyó esas ciudades (no se pudieron encontrar diez personas justas), salvó al "justo Lot" y a su familia (Génesis 18:32; Génesis 19:15; 2 Pedro 2:7). Más tarde, Dios destruyó Jericó, pero salvó a Rahab la ramera y a su familia en respuesta a la fe de Rahab (Josué 6:25; Hebreos 11:31). Hasta el juicio final, siempre hay misericordia.
Cada persona muere a su debido tiempo (Hebreos 9:27; Génesis 3:19). Jesús tiene las llaves de la muerte (Apocalipsis 1:18). ¿El hecho de que todo el mundo experimente la muerte física convierte a Dios en un "asesino"? En el sentido de que podría evitar toda muerte, sí. Él permite que muramos. Pero no es un asesino. La muerte forma parte de la experiencia humana porque nosotros mismos la trajimos al mundo (Romanos 5:12). Un día, como dijo John Donne, "La muerte no será más; muerte, morirás". Dios, en Su gracia, ha vencido a la muerte para los que están en Cristo, y un día esa verdad se realizará plenamente: "Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte" (1 Corintios 15:26).
Dios es fiel a Su palabra. Destruirá a los malvados, y retiene "a los injustos para ser castigados en el día del juicio" (2 Pedro 2:9). Pero también ha prometido que "la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro" (Romanos 6:23b).