Pregunta: ¿Qué significa Dios cuando dice: "Yo soy el Señor, el Dios de toda carne" (Jeremías 32:27, NBLA)?
Respuesta:
El profeta Jeremías ministró en una época en la que el día del juicio final de Israel estaba marcado. Debido a la repetida idolatría del pueblo y a su negativa a obedecer la Ley de Dios, Jerusalén sería destruida, y los judíos supervivientes serían llevados al cautiverio en Babilonia. Sin embargo, el Señor aseguró a Jeremías que no todo estaba perdido. Tenía la intención de volver a reunir a Su pueblo y hacer un nuevo pacto con ellos (Jeremías 32:36-44). Dios dijo a Jeremías: "Yo soy el Señor, el Dios de toda carne, ¿habrá algo imposible para Mí?"
(Jeremías 32:27, NBLA).
Toda carne es una figura retórica que se utiliza con frecuencia en las Escrituras para referirse a todos los habitantes humanos vivos de la tierra. Abarcaba a todas las criaturas de Dios, en particular a la humanidad. Génesis 6:12 "porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra" (NBLA). El rey David exhortó: "Y toda carne bendecirá Su santo nombre eternamente y para siempre" (Salmo 145:21, NBLA). Y al comienzo de su ministerio, Juan el Bautista citó al profeta Isaías, diciendo: "Y toda carne verá la salvación de Dios" (Lucas 3:6, NBLA). "Toda humanidad" (NVI), "todas las personas" (NLT) y "toda carne" (RVR1960) son sustitutos apropiados de "toda carne".
"Yo soy el Dios de toda carne" era el recordatorio de Yavé de que Su poder e influencia sobre toda la humanidad no tenían límite. Jeremías podía confiar en que en "su mano está el alma de todo viviente, y el hálito de todo el género humano" (Job 12:10). Él era el "Dios de los espíritus de toda carne" (Números 16:22) y el "Dios de los espíritus de toda carne" (Números 27:16, NBLA). El Señor todopoderoso y soberano había creado a todas las personas, y tenía un plan para ofrecerles redención. Sí, tendría que disciplinarlos y castigarlos por su desobediencia, pero ese no sería el acto final de Dios. En Jeremías 33:1-26, Dios prometió restauración y paz a Judá.
La pregunta de Dios: "¿habrá algo imposible para Mí?", era obviamente retórica, ya que Jeremías acababa de declarar: "ni hay nada que sea difícil para ti" (Jeremías 32:17). El Señor del universo, el Dios de toda carne, era capaz de realizar lo que la frágil humanidad no podía.
Vemos un claro vínculo entre este pasaje de Jeremías y el nuevo pacto de salvación en Jesucristo mediante el sacrificio de Su sangre en la cruz. Cuando los discípulos oyeron a Jesús explicar lo difícil que era para un rico entrar en el reino de los cielos, preguntaron: "Entonces, ¿quién podrá ser salvo?" (Mateo 19:25, NTV). Las criaturas de Dios no tienen lo necesario para salvarse. Pero para Dios todo es posible. Y Jesús lo dijo: "Humanamente hablando es imposible, pero para Dios todo es posible" (Mateo 19:25-26, NTV).
Aquel que dijo: "Yo soy el Dios de toda carne", también dijo: "Yo, Yo soy el Señor, y fuera de Mí no hay salvador" (Isaías 43:11, NBLA). Todas las personas necesitan la salvación, que sólo es posible mediante la fe en Jesucristo (Romanos 5:1-2). Lo que los seres humanos no podían hacer para salvarse a sí mismos, Dios lo hizo, proporcionándoles una entrada llena de gracia al cielo mediante el don de la salvación en Jesucristo (Romanos 5:6-8; Tito 3:4-7; Efesios 2:4-9). "Porque la gracia de Dios se ha manifestado, trayendo salvación a todos los hombres" (Tito 2:11, NBLA).
"Toda carne" se refiere a una humanidad impotente y perecedera. La vida, la muerte y la salvación de cada persona dependen del Dios de toda carne, el único que puede salvar.