Pregunta: ¿Es bíblico referirse a Dios como Dios la madre?
Respuesta:
Lo primero que hay que reconocer es que Dios no tiene cuerpo y, por tanto, no tiene género propiamente dicho. Además, en las Escrituras siempre se hace referencia a Dios como nuestro Padre celestial, nunca como una Madre celestial.
Hay unos pocos pasajes en las Escrituras en los que Dios se describe a Sí mismo en términos maternales, como si hiciera algunas de las cosas que haría una madre, por ejemplo, consolar o alimentar a sus hijos (ver Oseas 11:3-4; Deuteronomio 32:18; Isaías 42:14; 49:15; 66:13). Hay una docena más de versículos en los que Dios habla de reunir a Sus hijos bajo Sus alas, como en Salmo 91:4 "Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro; escudo y adarga es su verdad". Cubrir con plumas, se dice, es algo que normalmente hace una madre pájaro. Sin embargo, en el Salmo 91 se utilizan claramente pronombres masculinos. Algunos citan Deuteronomio 32:11 (NBLA) para comparar las acciones de Dios con las de una madre águila: "Como un águila que despierta su nidada, que revolotea sobre sus polluelos, extendió Sus alas y los tomó, los llevó sobre su plumaje". Notemos, sin embargo, que el texto no se refiere a un águila madre, y las águilas son una especie de ave en la que el padre también se sienta en el nido. Aunque se acepte que Dios hace algunas cosas que normalmente hace una madre, sigue siendo Padre, igual que un padre humano puede hacer algunas cosas que normalmente hace una madre, pero sigue siendo el padre, no la madre.
Si Dios no tiene sexo de forma literal, ¿por qué importa si se le llama Padre o Madre? En pocas palabras, porque Dios Padre es un término bíblico (por ejemplo, 1 Tesalonicenses 1:1), y Dios Madre no lo es. La idea de "Dios como madre" suele salir a relucir cuando se discuten cuestiones de igualdad de género y roles de género tal y como se definen en la Biblia. La Biblia enseña que el hombre y la mujer tienen funciones diferentes pero complementarias. Tanto el hombre como la mujer están hechos a imagen de Dios (Génesis 1:28) y son iguales ante Dios, tanto en el pecado como en la salvación. Sin embargo, Dios, por Sus propios propósitos, ha designado a los hombres para ser líderes en el hogar y en la iglesia; y Él hace a los hombres responsables de cómo ejercen su autoridad. Puesto que Dios es el Líder Supremo, Su posición se expresa mejor en términos masculinos como Padre y Rey (en lugar de Madre y Reina). Dios Padre y Dios Hijo son títulos masculinos, y al Espíritu Santo se le denomina siempre con pronombres masculinos. Dios se ha revelado como varón, y en toda la Biblia se hace referencia a Él con pronombres masculinos. Llamar a Dios "Madre" no es bíblico.
Hay cristianos evangélicos que rechazan la idea de los roles de género y la jefatura masculina. Sugieren que la sociedad en la que se escribieron las Escrituras era patriarcal y que, aunque esa visión del mundo se refleja en el uso que la Biblia hace del lenguaje, no cuenta con el respaldo divino. Sin embargo, los evangélicos que creen esto normalmente no irían tan lejos como para llamar a Dios "Madre". Normalmente, quienes promueven el uso del título Dios Madre están claramente fuera del campo evangélico y ven la Biblia como una obra humana, escrita por hombres y que simplemente refuerza los sistemas patriarcales de larga data (e interesados) en los que vivían.
Se cuenta que a un famoso traductor de la Biblia se le acercó alguien que consideraba que la traducción en la que estaba trabajando debía utilizar pronombres femeninos para referirse a Dios. El traductor preguntó si los pronombres femeninos debían usarse también para referirse al diablo: "Resistid al diablo y huirá de vosotros". Esa respuesta no fue bien recibida.
Lamentablemente, en nuestra sociedad muchas madres reflejan mejor la naturaleza amorosa, cuidadosa y proveedora de Dios que los padres, que a menudo no han estado a la altura de las responsabilidades que Dios les ha dado. Muchas personas darían testimonio de que tienen problemas con el concepto de Dios como Padre porque lo asocian con sus padres humanos, ausentes o abusivos. La solución es conocer a Dios Padre como realmente es, no sustituirlo por Dios Madre.