Pregunta: ¿Qué significa que Dios revelará lo profundo y lo escondido (Daniel 2:22 y 28)?
Respuesta:
Daniel 2 registra una importante visión profética dada al rey Nabucodonosor y la búsqueda de su significado por parte del rey. El profeta Daniel ofrece la solución y demuestra que "hay un Dios en los cielos, el cual revela los misterios" (Daniel 2:28) y "revela lo profundo y lo escondido" (Daniel 2:22).
Nabucodonosor tuvo un sueño particularmente inquietante, que le hizo perder el sueño (Daniel 2:1). Para asegurarse de recibir la interpretación correcta, insistió en que sus consejeros le contaran el propio sueño y no solo la interpretación (Daniel 2:2-9). Los hombres del rey reconocieron que tal petición era humanamente imposible, afirmando que no había hombre en la tierra que pudiera declarar el asunto al rey (Daniel 2:10). Sugirieron que solo un dios podría hacer algo tan extraordinario (Daniel 2:11). Cuando Daniel se enteró de que el rey había ordenado la muerte de todos sus sabios porque no podían satisfacer la demanda de Nabucodonosor, él y sus tres amigos oraron para que Dios los librara (Daniel 2:12-18).
Aunque ningún ser humano podía hacer lo que Nabucodonosor pedía, Dios revelaría las cosas ocultas. Dios reveló a Daniel el misterio, y Daniel adoró a Dios (Daniel 2:23). Antes de que se cumpliera la orden del rey de ejecutar a sus consejeros, Daniel se comunicó con el verdugo de Nabucodonosor y le dijo que Dios había dado la respuesta: Dios había revelado las cosas ocultas (Daniel 2:24-25). Nabucodonosor llamó a Daniel, preguntándole si le podía revelar el sueño y su interpretación (Daniel 2:26), y Daniel le recordó que ninguna persona en la tierra podía hacer tal cosa, sino que hay un Dios en el cielo que revela los misterios, y que Dios revela las cosas ocultas (Daniel 2:28). Como Dios reveló las cosas ocultas a Daniel, este pudo contar al rey tanto el sueño en sí (Daniel 2,31-35) como la interpretación del sueño (Daniel 2,36-45).
Nabucodonosor había soñado con una estatua con cabeza de oro, brazos y pecho de plata, vientre y muslos de bronce, y piernas de hierro con pies en parte de hierro y barro (Daniel 2:31-33). Una piedra no tallada por manos humanas golpeó la estatua por los pies y la destruyó por completo, y entonces aquella piedra llenó toda la tierra (Daniel 2:34-35). Como Dios había revelado las cosas ocultas, Daniel pudo explicar que la cabeza simbolizaba el reino de Nabucodonosor (Daniel 2:38), el pecho y los brazos el reino que le seguiría (Medo-Persa), y después un tercer reino (Grecia), simbolizado por el vientre y los muslos de bronce (Daniel 2:39). Daniel explicó además que habría un cuarto reino, fuerte como el hierro, pero frágil y parcialmente dividido (Roma), simbolizado por las piernas de hierro y los pies en parte de barro cocido y hierro (Daniel 2:40-43). Después de esos reinos, Dios establecería Su propio reino, simbolizado por la roca que destruyó la estatua (Daniel 2:44-45). El reino de Dios sería eterno y llenaría toda la tierra.
Dios reveló las cosas ocultas a Daniel y salvó la vida de este, de sus tres amigos y de los demás sabios de Babilonia. Al mismo tiempo, Dios reveló Su plan para los siglos, empezando por la actual potencia mundial: Babilonia, dirigida por Nabucodonosor. Dios permitiría que estos reinos subsistieran durante un tiempo, pero un día intervendría directamente y gobernaría Él mismo la tierra. Poco después, Dios reveló también a Daniel que el Gobernante sería el Hijo del Hombre, el Mesías de Israel (Daniel 7:13-14). Este, a quien conocemos como Jesús, regresará del cielo un día y reunirá en la tierra a los que han creído en Él (1 Tesalonicenses 4:13-17), los llevará con Él para que permanezcan en el cielo hasta que se complete la semana 70 de Daniel (como en Daniel 9:24-27), y entonces regresará a la tierra para cumplir la profecía de Daniel 2:44-45. A lo largo de la Escritura, Dios ha revelado las cosas ocultas—lo profundo o las cosas no reveladas anteriormente.