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El término Deidad/Divinidad aparece tres veces en la versión Reina Valera: Hechos 17:29; Romanos 1:20; y Colosenses 2:9. En cada uno de los tres versículos, se usa una palabra griega ligeramente diferente, pero la definición de cada una es la misma: "deidad" o "naturaleza divina". La palabra Deidad se utiliza para referirse a la naturaleza esencial de Dios. Vamos a echar un vistazo a cada uno de estos pasajes y lo que significan.
En Hechos 17, Pablo está hablando en el Areópago a los filósofos de Atenas. Mientras argumenta en contra de la idolatría, Pablo dice: "Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres" (Hechos 17:29). Aquí, la palabra Divinidad es la traducción del griego theion, una palabra usada por los griegos para denotar "Dios" en general, sin referencia a una deidad en particular. Pablo, hablando a los griegos, utilizó el término en referencia al único Dios verdadero.
En Romanos 1, Pablo comienza a argumentar que toda la humanidad es culpable ante Dios. En el versículo 20 dice: "Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa". Aquí, Deidad es teiotés. El argumento de Pablo es que toda la creación virtualmente grita la existencia de Dios; podemos ver "claramente" el poder eterno de Dios, así como Su "Deidad" en lo que Él ha hecho. "Los cielos cuentan la gloria de Dios, / y el firmamento anuncia la obra de sus manos" (Salmo 19:1). El mundo natural pone de manifiesto la naturaleza divina de Dios.
Colosenses 2:9 es una de las afirmaciones más claras de la deidad de Cristo en toda la Biblia: "Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad". La palabra para "Deidad" aquí es theotés. Según este versículo, Jesucristo es Dios encarnado. Él encarna todo ("la plenitud") de Dios (traducido "la Divinidad" en la NVI). Esta verdad concuerda perfectamente con Colosenses 1:19: "por cuanto agradó al Padre que en él [Cristo] habitase toda plenitud".
Debido a que la Deidad habita corporalmente en Cristo, Jesús pudo afirmar con razón que Él y el Padre "uno" son (Juan 10:30). Puesto que la plenitud de la esencia divina de Dios está presente en el Hijo de Dios, Jesús pudo decir a Felipe: "El que me ha visto a mí, ha visto al Padre" (Juan 14:9).
En resumen, la Divinidad es la esencia del Ser Divino; la Divinidad es la única Deidad. Jesús, la Divinidad encarnada, entró en nuestro mundo y nos mostró exactamente quién es Dios: "A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer" (Juan 1:18; cf. Hebreos 1:3).
