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Pregunta: "Si dudas de tu salvación, ¿quiere decir que no eres verdaderamente salvo?"

Respuesta:
La mayoría de los creyentes, en un momento u otro, han dudado de su salvación. Las causas de la duda pueden ser varias, algunas válidas y otras no. Si dudas de tu salvación, hay algunos pasos que puedes dar para encontrar consuelo, disipar las dudas y descansar en las promesas de Dios.

En primer lugar, es bueno saber que el hecho de tener o no dudas no es lo que determina tu salvación. Algunos creyentes genuinos luchan con la duda, mientras que algunos incrédulos que presumen de ser salvos nunca tienen ni un momento de duda (y algún día tendrán un duro despertar-ver Mateo 7:21-23). Por lo tanto, no es un hecho automático que la presencia de la duda indique una falta de salvación, o que la ausencia de duda atestigüe la salvación.

Una razón por la que la gente duda de su salvación es la presencia del pecado en sus vidas. Hebreos 12:1 habla del "pecado que nos asedia". Muchos cristianos verdaderos luchan contra las "asechanzas", es decir, los pecados habituales, y esto puede hacer que duden de su salvación. Es importante reconocer aquí que, a pesar de que el cristiano es una nueva creación en Cristo, todo el mundo sigue pecando. "Todos ofendemos muchas veces" (Santiago 3:2). Nadie alcanza un estado de perfección sin pecado en este mundo. La diferencia para el creyente es la actitud hacia el pecado y la respuesta al mismo.

También es importante saber que la presencia del pecado en la vida de uno puede ser una señal de que uno no es salvo. La Biblia es clara al decir que el pecado voluntario y sin arrepentimiento es un indicador de un corazón no transformado (ver 1 Juan 3:6, 9; Romanos 6:1-2). Si estás viviendo un estilo de vida que la Biblia condena como pecaminoso, entonces hay un problema espiritual. ¿Pecan los cristianos? Sí. ¿Continúan voluntariamente en el pecado? No.

Si dudas de tu salvación debido al pecado en tu vida, entonces confiesa el pecado a Dios y pídele perdón por amor a Jesús. Después, haz lo necesario para no repetir el pecado: "Demuestren con su forma de vivir que se han arrepentido de sus pecados y han vuelto a Dios - NTV" (Lucas 3:8). El mero hecho de que reconozcas el pecado y luches contra él en tu propia vida es prueba de que el Espíritu Santo está obrando. Coopera con lo que Él está haciendo.

Otra razón por la que la gente duda de su salvación es la falta de buenas obras en sus vidas. La vida cristiana implica más que apartarse del pecado; incluye hacer el bien. Jesús dijo que "todo buen árbol da buenos frutos" (Mateo 7:17), y Pablo escribió: "Aprendan también los nuestros a ocuparse en buenas obras para los casos de necesidad, para que no sean sin fruto" (Tito 3:14). Hay algunos que inspeccionan el "fruto" de sus propias vidas, lo encuentran escaso, y se preguntan si son verdaderamente salvos. Su desconfianza de que son un "buen árbol" pudiera ser porque 1) se han puesto un estándar más alto que Dios para sí mismos, minimizando lo que Dios está haciendo a través de ellos; 2) se están midiendo tontamente a sí mismos contra otros y su fruto (ver 2 Corintios 10:12); 3) están siendo laxos en su búsqueda de buenas obras; o 4) no son salvos y por lo tanto no tienen el amor de Cristo que los motiva.

Si dudas de tu salvación por falta de buenas obras, confiesa el pecado de omisión a Dios y pídele perdón por amor a Jesús. Entonces, es el momento de avivar "el fuego del don de Dios que está en ti" (2 Timoteo 1:6). Hay mucho por hacer en favor del Reino (Lucas 10:2), y la Biblia da muchas instrucciones sobre la voluntad de Dios, en general, para los cristianos. Ten cuidado de no establecer falsos estándares de rendimiento o comparar tus buenas obras con las de los demás. Pregúntale a Dios qué quiere que hagas, y hazlo.

Algunas personas, especialmente aquellas que fueron salvas cuando eran muy jóvenes, dudan de su salvación porque no recuerdan muy bien su conversión, y se preguntan si la decisión que tomaron cuando eran niños fue genuina. Estos sentimientos son comunes en adultos que fueron salvos de niños. En tales casos, es bueno repasar las promesas de Dios y recordar que Jesús invita a los niños a venir a Él (Marcos 10:14). La salvación se basa en la gracia de Dios y la fe en Cristo, no en nuestro conocimiento, sabiduría o complejidad (Efesios 2:8-9). Jesús prometió que los que son Suyos "no perecerán jamás" (Juan 10:28). Si persistes en dudar de la autenticidad de tu conversión cuando eras niño, asegúrate de tu fe. Independientemente de lo que hicieras de niño, ¿crees ahora que Jesús murió por tus pecados y resucitó? ¿Pones tu fe sólo en Él?

Otra razón para la presencia de la duda con respecto a la salvación es la culpa constante por los pecados pasados. Todos nos arrepentimos de nuestras malas acciones pasadas, y todos tenemos un enemigo espiritual al que la Biblia llama "el acusador" (Apocalipsis 12:10). La mezcla de remordimientos y acusaciones puede suscitar muchas dudas. Afortunadamente, "el que está en vosotros es mayor que el que está en el mundo" (1 Juan 4:4). Si dudas de tu salvación a causa de sentimientos de culpa, pregúntate: "¿Acaso esos pecados por los que me siento culpable se los confesé a Dios?". Si es así, entonces debes saber esto: Dios ha alejado de ti ese pecado "tan lejos como el oriente está del occidente" (Salmo 103:12). Esta promesa es eterna: "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad" (1 Juan 1:9).

A veces, dudar es bueno. Al igual que el dolor, la duda puede alertarnos de un problema que hay que resolver. Debemos probarnos a nosotros mismos para estar seguros de que estamos "en la fe" (2 Corintios 13:5). Asegúrate de que has nacido de nuevo. Si has confiado en Cristo como tu Salvador, entonces tienes vida eterna, y Dios quiere que estés seguro de tu salvación (Romanos 8:38-39; 1 Juan 5:13).

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