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Pregunta: ¿Qué significa que el Espíritu Santo nos guiará a toda la verdad (Juan 16:13)?

Respuesta:
En Juan 13 Jesús comienza a enseñar a Sus fieles discípulos en lo que se ha llegado a conocer como Su "Discurso del Aposento Alto". En ese gran discurso, Jesús les dice que el Espíritu Santo les guiará a toda la verdad (Juan 16:13). Muchos se preguntan si esto es algo que se aplica también a nosotros o simplemente a los discípulos. En el contexto, Jesús nos ayuda a comprender la particularidad de Su promesa de que el Espíritu Santo "nos guiará a toda la verdad" (Juan 16:13).

En primer lugar, vale la pena destacar que algunas traducciones al español dicen "toda verdad", mientras que el Nuevo Testamento griego en realidad incluye el artículo definido, por lo que una forma más precisa de traducir lo que Jesús dijo es que el Espíritu Santo los guiaría a toda la verdad. Hay una verdad específica a la que Él se refiere, y el Espíritu Santo los guiará a ella. Específicamente, el Espíritu revelaría lo que el Hijo y el Padre quisieran que revelara (Juan 16:13-15)-cosas acerca de Jesús (Juan 16:14).

Jesús ya había dicho a los discípulos que enviaría al Espíritu Santo -el Consolador- que les enseñaría y les recordaría todo lo que Jesús les había dicho (Juan 14:26). La referencia posterior de Jesús (en Juan 16:13) a la venida del Espíritu Santo y Su obra de guiarlos a toda la verdad se cumplió literalmente. Posteriormente, Pedro dijo que Dios movió a los escritores de las Escrituras, y ellos hablaron de parte de Dios (2 Pedro 1:21). Cuando Mateo escribió su evangelio, por ejemplo, no necesitó pedir prestado a nadie; él estaba en la sala cuando Jesús dijo que el Espíritu Santo los guiaría a toda la verdad. Parece que Marcos, que sirvió junto a Pedro durante algún tiempo, escribió el relato de Pedro (como sugiere el historiador de la Iglesia Eusebio, en su Historia, 24:5-8). Lucas investigó fuentes fiables (presumiblemente, entre ellas los discípulos) al escribir su relato del ministerio de Jesús (Lucas 1:1-4). Juan, otro testigo ocular, escribió su propio evangelio, afirmando que lo que había escrito proporcionaba información suficiente para que la gente creyera en Jesús y tuviera vida en Su nombre (Juan 20:30-31).

Antes de que los discípulos comenzaran su ministerio, debían esperar en Jerusalén al Espíritu Santo prometido (Hechos 1:4). Después de que el Espíritu Santo vino, los discípulos fueron equipados para su obra, y los vemos proclamando poderosamente el evangelio de Jesucristo (por ejemplo, Pedro en Hechos 2-4). En efecto, el Espíritu Santo los había guiado a la verdad (Juan 16:13) y les había traído a la memoria lo que Jesús les había dicho (Juan 14:26).

Aunque ciertamente nos beneficiamos de esa obra del Espíritu Santo -ya que tenemos los escritos de estos hombres a quienes el Espíritu Santo guio a la verdad-, está claro por otros contextos que no es así como el Espíritu Santo obra con todos los creyentes. Guiar a la verdad era simplemente un propósito por el cual Él fue enviado para capacitar y equipar a los discípulos. Pablo le dice a Timoteo, por ejemplo, que debe ser diligente como obrero, manejando con exactitud la palabra de verdad (2 Timoteo 2:15). Timoteo tendría que trabajar para entender lo que se había escrito, y tendría que ser diligente para mantener la verdad y transmitir las cosas que había oído de Pablo (2 Timoteo 2:2). Del mismo modo, se nos dice que toda la Escritura procede de la boca de Dios y es útil para el crecimiento y la preparación de los creyentes (2 Timoteo 3:16-17).

Estamos agradecidos y nos beneficiamos enormemente de que el Espíritu Santo guiara a los apóstoles a toda la verdad, y reconocemos que, gracias a la obra del Espíritu a través de los discípulos, tenemos Su registro: la Biblia. Debemos ser diligentes en el estudio de la Biblia para conocer mejor al Señor.

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