Respuesta:
Un "espíritu de Acab", o el "espíritu de Acab", es un tipo específico de presencia demoníaca que sugieren aquellos que piensan que los demonios son la causa principal de todo pecado y lucha. La creencia en "demonios de diseñador" con nombres específicos es especialmente común en algunas versiones de la fe carismática y entre aquellos que promueven los llamados ministerios de liberación.
El rey Acab era el esposo de Jezabel, y su historia se encuentra en el Antiguo Testamento. Acab estuvo entre los reyes más perversos de Israel, permitiendo que su esposa estableciera la adoración a Baal y Asera en todo el país. Los que creen en un "espíritu de Acab" utilizan los rasgos de la personalidad del verdadero Acab para imaginar demonios que provocan defectos de carácter similares en las personas de hoy. Según algunos, el "espíritu de Acab" tiene que ver con el miedo, la cobardía, desinterés frente a la maldad y la falta de voluntad. Otros relacionan este espíritu demoníaco con el abuso infantil, el sentimiento de soledad o la falta de seguridad en la propia salvación. Incluso otros culpan al "espíritu de Acab" por los hombres que renuncian al liderazgo en sus familias, dejando que sus esposas tomen el control.
Está claro que, en la demonología de algunos, el "espíritu de Acab" está relacionado con una gran variedad de problemas. Algunos de estos problemas se duplican o se superponen a los de otros espíritus, a los que se les asignan nombres como Jezabel, Absalón, Kundalini, o Dalila. El mayor problema con la idea de que exista un "espíritu de Acab" es que la Biblia nunca lo enseña. Tales demonios con nombre tienen más que ver con una mitología cristianizada, que utiliza pocas referencias bíblicas, en lugar de abordar la verdad de la guerra espiritual. Cuando algo tiene poca relación con la verdad, es probable que genere opiniones muy diferentes y confusas.
La Biblia no apoya una mitología compleja de espíritus o demonios a los que se les asignan diferentes pecados. Ni un "espíritu de Acab" ni los otros nombres relacionados con la liberación demoníaca se basan en un razonamiento bíblico sólido. La obediencia a Dios, la oración y el discipulado son las únicas formas apropiadas de enfrentar los problemas espirituales.