Pregunta: ¿Qué significa que "Estimada a los ojos del Señor es la muerte de Sus santos" (Salmo 116:15)?
Respuesta:
El corazón del Salmo 116—un canto de acción de gracias—es una historia de amor profundamente personal nacida de la salvación. El salmista se ha dado cuenta de la forma tan íntima en que Dios cuida de él, sobre todo en cuestiones de vida y muerte: "Estimada a los ojos del Señor es la muerte de Sus santos", dice el Salmo 116:15 (NBLA). La Nueva Traducción Viviente expresa el significado de forma más natural para los lectores modernos: "Al Señor le conmueve profundamente la muerte de sus amados".
Sacado de contexto, uno podría preguntarse si "estimada a los ojos del Señor es la muerte de Sus santos" implica que Dios se deleita o encuentra cierta satisfacción cuando mueren Sus seguidores. Pero si tenemos en cuenta la reciente y estrecha huida de la muerte del salmista, surge el verdadero significado de la frase.
El autor del Salmo 116 describe una lucha cercana a la muerte: "La muerte me envolvió en sus cuerdas; los terrores de la tumba se apoderaron de mí. Lo único que veía era dificultad y dolor" (Salmo 116:3, NTV). Pero cuando el salmista pide ayuda al Señor, Dios responde a su oración: "Me rescató de la muerte; quitó las lágrimas de mis ojos, y libró a mis pies de tropezar" (Salmo 116:8, NVT). En respuesta a la bondad del Señor, el salmista promete alabar a Dios por Su compasiva preocupación y jura servirle fielmente.
La palabra traducida como "estimada" significa "de gran valor o coste". En el original hebreo, el término traducido como "santos" se refiere a los fieles seguidores del Señor—aquellos que aman y sirven a Dios activamente y se comprometen a una relación de pacto con Él. Así, la afirmación "estimada a los ojos del Señor es la muerte de Sus santos" revela que a Dios no le es indiferente cómo y cuándo mueren Sus fieles siervos.
Así como Dios "considera valiosa [nuestra] vida" (Salmo 72:14, NVI), también lo es el final de nuestra vida. Dios no toma a la ligera la muerte de uno de Sus hijos amados. Si no es nuestro momento de morir, el Señor se apresurará a protegernos. "¡Nuestro Dios es un Dios que salva! El Señor Soberano nos rescata de la muerte", dice el Salmo 68:20 (NTV). El momento y las circunstancias de nuestra muerte no tomarán a Dios por sorpresa. La Escritura dice: "Y en Tu libro se escribieron todos los días que me fueron dados, cuando no existía ni uno solo de ellos" (Salmo 139:16, NBLA). El Señor sabe cómo, cuándo y dónde moriremos. Se preocupa profundamente de cada circunstancia que afrontamos, y en particular del momento crucial de nuestra muerte.
Dios vela ferozmente por Sus siervos, dice Isaías 54:17: "Ningún arma forjada contra ti prosperará, y condenarás toda lengua que se alce contra ti en juicio. Esta es la herencia de los siervos del Señor, y su justificación procede de Mí, declara el Señor" (NBLA). A través de Zacarías, Dios afirma: "Cualquiera que te dañe, daña a mi más preciada posesión" (Zacarías 2:8, NTV). Como el apóstol Pablo, podemos confiar en que Dios nos mantendrá con vida hasta que hayamos terminado nuestra obra para Él (Filipenses 1:22-25). Podemos confiar, como Jesús, en que nadie nos pondrá la mano encima hasta que llegue nuestra hora (Juan 7:30; 8:20).
Cuando el salmista luchaba por su vida en los "lazos de la muerte", su oración llamó la atención de Dios. Su situación de vida o muerte era preciosa a los ojos del Señor. Cuando pasamos por experiencias que ponen en peligro nuestra vida, podemos saber que "los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones; Pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal" (1 Pedro 3:12). Podemos confiar en que Dios saldrá en nuestra defensa: "Porque los ojos del Señor recorren toda la tierra para fortalecer a aquellos cuyo corazón es completamente Suyo" (2 Crónicas 16:9). Nuestras vidas y nuestras muertes son asuntos que preocupan profundamente a Dios.