Pregunta: ¿Cuál debería ser el enfoque de un funeral cristiano?
Respuesta:
Debería haber una gran diferencia entre un funeral cristiano y el de un no creyente. Es la diferencia entre la luz y la oscuridad, el gozo y la tristeza, la esperanza y la desesperación, el cielo y el infierno. Un funeral cristiano debe reflejar, ante todo, las palabras del Apóstol Pablo: "Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza" (1 Tesalonicenses 4:13). Pablo utiliza la expresión "los que duermen" para referirse a aquellos que han muerto en Cristo. El dolor de los familiares de una persona que no es salva no se puede comparar con el de aquellos cuyo ser querido murió teniendo a Jesucristo como Señor y Salvador. Nuestro dolor es completamente diferente porque sabemos que los volveremos a ver. Los que no son salvos no tienen tal esperanza, por lo tanto, su desesperación es completa e implacable.
Quizás ningún otro evento en la vida nos acerque tanto a la realidad de la eternidad como la muerte. Un momento nuestro ser querido está aquí -respirando, hablando, con el corazón latiendo-, y al siguiente ya no está. Aunque el cuerpo permanece, cualquiera que haya estado presente en el momento de la muerte sabe que ese cuerpo está vacío y la persona que una vez lo habitó se ha ido. Si el fallecido era cristiano, es el saber su destino lo que nos da la esperanza que los incrédulos sencillamente no pueden experimentar. Esa esperanza debería ser el enfoque de un funeral cristiano. El mensaje de esa esperanza debe ser proclamado claramente, ya sea a través de la predicación formal del evangelio de Cristo, o a través de testimonios de aquellos que conocieron al difunto y pueden testificar que él/ella vivió a la luz de la esperanza de la vida eterna que hay en Cristo. Si se va a incluir música en el funeral, también debería reflejar el gozo y la esperanza que experimenta en ese mismo momento el alma que ha partido.
Por encima de todo, un funeral cristiano debería proporcionar un vistazo a ese mundo más brillante, un mundo donde todos los cristianos se reunirán, donde los lazos del amor serán más fuertes de lo que eran aquí, y nunca más serán cortados. Solo esta esperanza puede aliviar el dolor de la despedida. Solo cuando podemos mirar hacia un mundo mejor, sabiendo que volveremos a ver a nuestros seres queridos, amarlos de nuevo, y disfrutaremos con ellos adorando a Dios para siempre, nuestras lágrimas se secan. Un funeral cristiano debería ser una celebración del gozo que nos dan estas gloriosas verdades.