Pregunta: ¿Es correcto referirse a algunas organizaciones cristianas como grupos de odio?
Respuesta:
En 2022, el Southern Poverty Law Center (SPLC) o Centro Legal para la Pobreza Sureña (SPLC), con sede en Montgomery (Alabama), publicó su lista de "grupos de odio" en la que figuran algunas organizaciones cristianas como Alliance Defending Freedom (ADF), D. James Kenney Ministries y Family Research Council, y organizaciones conservadoras como el Colegio Americano de Pediatras (https://dailycitizen.focusonthefamily.com/splc-continues-to-label-conservative-christian-organizations-as-hate-groups/, consultado el 19/9/23). ¿Es cierto que estas y otras organizaciones cristianas deben considerarse grupos de odio?
El hecho de que el SPLC etiquetara a los grupos cristianos como "grupos de odio" provocó una considerable controversia, atrayendo la atención de los medios de comunicación nacionales. Varias de las organizaciones incluidas en la lista respondieron, y muchas optaron por emprender acciones legales. Figurar en una lista de "grupos de odio" junto al Ku Klux Klan expone a las organizaciones cristianas a posibles resentimientos e incluso hostilidad.
Según el SPLC, un grupo de odio se define como "una organización o grupo de personas que—basándose en sus declaraciones o principios oficiales, en las declaraciones de sus dirigentes o en sus actividades—tiene creencias o prácticas que atacan o difaman a toda una clase de personas, normalmente por sus características inmutables. No es necesario que una organización haya incurrido en conductas delictivas o haya seguido su discurso con acciones ilegales reales para ser calificada de grupo de odio" (citado en un artículo del Washington Post, consultado el 19/9/23).
La definición anterior parece imparcial hasta que se investiga qué "declaraciones" o "principios" se pueden considerar odiosos. Por ejemplo, si una organización defiende el punto de vista bíblico de que el matrimonio es entre un hombre y una mujer, ¿es eso odioso? Según los criterios de muchos grupos liberales actuales, podría serlo. De hecho, el SPLC califica habitualmente a los grupos cristianos de "antigay" y, por tanto, de "odiosos". La vaguedad en la definición del odio tiene implicaciones significativas para los cristianos que se adhieren a las enseñanzas bíblicas.
La aplicación de la etiqueta de "grupo de odio" no debería sorprender. El propio Jesús declaró en Juan 15:18-20,
Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece. Acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra.
Además, Pablo afirma que todo el que quiera llevar un estilo de vida piadoso se enfrentará a la persecución (2 Timoteo 3:12). Cuanto más se desvíe la cultura moderna de las normas bíblicas, más se considerarán esas normas odiosas, intolerantes u opresivas. En consecuencia, cualquier individuo u organización que defienda las Escrituras debe esperar oposición.
Debemos expresar la verdad para contrarrestar las mentiras y aliviar la carga que soportan nuestros hermanos y hermanas (Gálatas 6:2). No debería ser criminal defender los valores tradicionales del matrimonio, la ética sexual bíblica o el mensaje del Evangelio. Irónicamente, los que tachan a los grupos cristianos de odiosos por defender los valores bíblicos están mostrando odio e intolerancia, intentando imponer sus puntos de vista a todos los demás.
Por desgracia, hay algunos que llevan la etiqueta de cristianos y que son realmente odiosos. La Iglesia Baptista de Westboro, en Kansas, es un ejemplo. Estos grupos han abandonado el mensaje del Evangelio y deberían ser puestos en evidencia por deshonrar a Cristo. El odio no es una opción para el verdadero cristiano.
Debemos evitar dañar, calumniar o maltratar a los demás, aunque no vivan los caminos de Dios. Nuestra mejor herramienta para atraer a la gente es el Evangelio, ofrecido con respeto, amabilidad y gracia (1 Pedro 3:15; Colosenses 4:6). "Anden sabiamente para con los de afuera, aprovechando bien el tiempo" (Colosenses 4:5, NBLA).