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Pregunta: ¿Qué es el hedonismo cristiano?

Respuesta:
El término hedonismo cristiano puede sonar como un oxímoron al principio. Después de todo, si el "hedonismo" es la búsqueda del placer, ¿cómo puede ser cristiano? Pero, como señala John Piper, el placer per se no es anti-Dios. El placer, en cierto sentido, es un indicador de la importancia que damos a lo que valoramos. Piper acuñó el término hedonismo cristiano como una forma provocativa de expresar una verdad intemporal: Dios no es glorificado en nosotros como debería serlo cuando Él no es nuestro mayor gozo. O para decirlo positivamente, en palabras de Piper, "Dios es más glorificado en nosotros cuando estamos más satisfechos en Él".

Detrás de la verdad del hedonismo cristiano se encuentra la idea de que Dios nos ha diseñado a cada uno de nosotros con un deseo innato de buscar la felicidad. El problema no es que busquemos el placer; el problema es que buscamos el placer alejados de Dios. En la Biblia, Dios no condena a las personas por buscar la felicidad, sino por buscarla de un modo que ignora, descuida o se rebela contra Él (Jeremías 2:13).

Sin embargo, el hedonismo cristiano no solo enseña que Dios mismo es el tesoro más deseable y satisfactorio para el alma, sino que nuestro disfrute de Él, nuestra satisfacción en Él, es esencial para glorificarlo como se merece. Dios no es glorificado tanto por la simple obligación como por el deleite. Para cumplir nuestra vocación de glorificar a Dios (1 Corintios 10:31; Colosenses 3:17; Isaías 43:6-7), debemos valorarlo por lo que es: el tesoro supremo.

Glorificamos, u honramos, lo que o a quien disfrutamos. Cuanto más disfrutamos de algo, más demostramos que es valioso. Cuando alguien le dice a un amigo: "Disfruto estando contigo", es una afirmación que expresa tanto placer como valor. Si un esposo regala rosas a su esposa y ella le pregunta por qué, ella no se sentirá muy honrada si él responde: "Es mi deber". Pero se sentirá valorada y honrada cuando él responda: "Nada me hace más feliz que tú"

La Escritura nos ordena encontrar deleite en Dios: "Deléitate en el Señor" (Salmo 37:4, NTV). Una y otra vez, la Biblia habla de las recompensas de la obediencia (Lucas 12:33; Hebreos 11:6), de las grandes ganancias (Filipenses 3:8; 1 Timoteo 6:6) y del gozo (Juan 15:11; Nehemías 8:10).

En Hebreos 11, se dice que Moisés rechazó "los deleites temporales del pecado", escogiendo en su lugar "el vituperio de Cristo" (versículos 24-25). ¿Por qué? "Tenía puesta la mirada en el galardón" (versículo 26). Moisés, por tanto, fue un verdadero hedonista cristiano. Buscó la recompensa eterna que solo Dios puede dar, rechazando los placeres falsos—y temporales—de este mundo. Al hacerlo, Moisés alcanzó la felicidad más plena: la de Dios. Y Dios fue glorificado.

El resumen que hace Piper del hedonismo cristiano: "Dios es más glorificado en nosotros cuando estamos más satisfechos en Él", bien entendido, es bíblico, y el hedonismo cristiano, tal como lo enseña John Piper, tiene mucho que elogiar. Aun así, hay que tener cuidado, empezando por el hecho de que el hedonismo cristiano no es un término bíblico, hecho que Piper reconoce fácilmente. La Biblia subraya que la fe es lo que agrada y glorifica a Dios, no encontrar deleite o satisfacción en Él (Hebreo 11:6). "Encontrar satisfacción" no puede sustituir a "ejercitar la fe".

Hay otras consideraciones que deberían formar parte de una evaluación del hedonismo cristiano. La oración de Pablo: "Y el Dios de la esperanza los llene de todo gozo y paz en el creer" (Romanos 15:13, NBLA), enseña que "el gozo y paz" proceden de la fe ("el creer") en el Señor. De nuevo, la fe es la base de nuestra relación con Dios y de las bendiciones que Él concede; la "satisfacción" (el llenarnos de gozo y paz) es el resultado de la fe. Además, el mantra del hedonismo cristiano: "Dios es más glorificado en nosotros cuando estamos más satisfechos en Él", debe compaginarse de algún modo con pasajes como Gálatas 2:20: "Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí". El tema de la fe vuelve a estar presente aquí, junto con la muerte al yo, pero no hay mucho sobre buscar la satisfacción personal en Dios. Como ocurre con cualquier enseñanza, interpretación o sistema filosófico, debemos comparar cuidadosamente lo que dice John Piper con la propia Palabra de Dios.

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