Pregunta: ¿Por qué los discípulos de Juan el Bautista preguntaron a Jesús si Él era el que había de venir en Lucas 7:19?
Respuesta:
Varios nombres y títulos le pertenecen a Jesucristo, el Hijo de Dios y la segunda Persona de la Divinidad trina. Su nombre personal es Jesús, que significa "salvador". Cristo es el título del Señor y significa "ungido". Durante miles de años, Israel esperó la llegada de un Salvador ungido prometido por Dios y que los profetas de Israel habían profetizado (Daniel 9:25-26; Isaías 9:1-7; 11:1-10; Jeremías 23:5-6). Cuando Juan el Bautista llegó a la escena bíblica, había llegado el momento. La misión de Juan al predicar el arrepentimiento (Marcos 1:4) era preparar al pueblo de Israel y al mundo para recibir a su tan esperado Salvador: el que vendría, el Mesías de Israel.
Muchos de los discípulos de Juan estaban confusos, "expectantes" y "preguntándose todos en sus corazones si acaso Juan sería el Cristo, respondió Juan, diciendo a todos: Yo a la verdad os bautizo en agua; pero viene uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. Su aventador está en su mano, y limpiará su era, y recogerá el trigo en su granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará" (Lucas 3:15-17). Luego, Juan condujo sus seguidores a Jesús (Juan 1:29).
Cuando Juan fue encerrado en la cárcel, envió a dos discípulos a preguntar a Jesús: "¿Eres tú el que había de venir, o esperaremos a otro?". (Lucas 7: 19). Juan buscaba la confirmación de que Jesús era el Mesías de Israel. ¿Era Jesús realmente el libertador de Israel, el que habían estado esperando, o debían buscar a otro? Juan probablemente esperaba que el Mesías trajera juicio, ira y destrucción (Lucas 3:7-9). Jesús no parecía encajar.
Todo lo que Juan había hecho en su ministerio hasta el momento en que fue arrestado era preparar a Israel y al mundo para la venida del Mesías. Juan y sus seguidores suponían que su Mesías y Salvador vendría como un poderoso Rey gobernante (ver Juan 6:14-15; Lucas 19:38) y no como un humilde siervo. Jesús respondió a la pregunta que Juan le había hecho desde la cárcel: "Regresen a Juan y cuéntenle lo que han visto y oído: los ciegos ven, los cojos caminan bien, los que tienen lepra son curados, los sordos oyen, los muertos resucitan, y a los pobres se les predica la Buena Noticia" (Lucas 7:22, NTV).
De momento, el Mesías había venido a traer la buena noticia de la salvación. Había sido ungido "para llevar la Buena Noticia a los pobres...a proclamar que los cautivos serán liberados, que los ciegos verán, que los oprimidos serán puestos en libertad, y que ha llegado el tiempo del favor del Señor" (Lucas 4:18-19, NTV; ver también Isaías 61: 1-2). El Mesías volvería para traer el juicio en el futuro, pero en el presente traía buenas noticias.
El apóstol Pablo explicó que el Adán histórico servía como "figura del que había de venir" (Romanos 5:14, NTV). Citando Habacuc 2:3, el escritor de Hebreos se refirió a la promesa de Dios de una venida que rescataría a los que confían en Él y viven por la fe: "Pues, dentro de muy poco tiempo, Aquel que viene vendrá sin demorarse. Mis justos vivirán por la fe. Pero no me complaceré con nadie que se aleje" (Hebreos 10:37-38, NTV). En Apocalipsis 1:8, Jesús es "el Alfa y la Omega, el principio y el fin...el que es, que siempre era y que aún está por venir, el Todopoderoso" (NTV).
Incluso ahora, Jesús es el que viene. Sus últimas palabras en las Escrituras son: "He aquí, vengo pronto" (Apocalipsis 22:7, 12, 20). Como creyentes, debemos vivir cada día con la ansiosa expectativa y anticipación del regreso de Cristo (Apocalipsis 16:15; 2 Pedro 3:11-14).