Pregunta: ¿Qué significa "No destruyas" en el prólogo de los Salmos 57, 58, 59 y 75?
Respuesta:
El texto del título del Salmo 57 dice: "Al músico principal; sobre No destruyas. Mictam de David, cuando huyó de delante de Saúl a la cueva". Una introducción similar aparece en el Salmo 58. Asimismo, el título del Salmo 59 dice: "Para el director del coro: salmo de David, acerca de cuando Saúl envió soldados a vigilar la casa de David para matarlo. Cántese con la melodía de "¡No destruyas!"" (NTV).
Estos títulos proporcionaban instrucciones del autor del salmo (el rey David, en los tres anteriores) y estaban destinados al director del coro. Un Mictam, o michtam, era una indicación técnica o musical, o posiblemente incluso un término litúrgico que indicaba el género o la clasificación de un himno. Los eruditos bíblicos discuten el significado exacto del término. Es posible que diera instrucciones al músico principal sobre el arreglo o la interpretación de la pieza o que sugiriera una conexión con otros salmos de tema similar.
Se dice que el autor del Salmo 75 es Asaf, como informa su introducción: "Para el director del coro: salmo de Asaf; cántese con la melodía de "¡No destruyas!"" (NTV). Así pues, se escribieron cuatro salmos para ser interpretados con la melodía "No destruyas".
"No destruyas" (Altaschith en hebreo) probablemente representaba un método musical o una melodía. Varias palabras pueden cantarse con la misma melodía; por ejemplo, los himnos "Coronadle con muchas coronas" y "Soldados de Cristo, levantaos" pueden cantarse con la melodía "Diademada", compuesta por George Elvey. "No destruyas" puede haber sido la letra inicial de la melodía original con la que debían cantarse estos salmos. Además, las palabras pueden haber asociado los salmos con las terribles circunstancias en las que los autores los habían escrito.
David escribió el Salmo 57 tras huir del rey Saúl y esconderse en una cueva temiendo por su vida (ver 1 Samuel 22:1-10). Quizá, mientras acampaba en los oscuros y cavernosos rincones de la cueva, David meditó en esta oración de Moisés: "Oh Señor Dios, no destruyas a Tu pueblo, a Tu heredad, que Tú has redimido con Tu grandeza, que Tú has sacado de Egipto con mano fuerte" (Deuteronomio 9:26, NBLA). Puede que el tambor de fondo de la contemplación de David retumbara al ritmo de "no destruyas".
En el Salmo 58, David clamó con justa ira contra la injusticia humana. Oró apasionadamente para que Dios trajera Su juicio contra las autoridades terrenales corruptas que dañaban y perseguían a los justos. David creía confiadamente que, al final, Dios castigaría a todos los que hacían el mal y salvaría, liberaría y recompensaría a los que hacían el bien.
David se inspiró para escribir el Salmo 59 al recordar otra época oscura en la que Saúl amenazó seriamente su vida. Dios liberó a David por medio de su esposa, Mical, que le advirtió del peligro y le ayudó a escapar de noche por una ventana (1 Samuel 19:11-17).
Lo más probable es que el Salmo 75 fuera escrito por Asaf o un descendiente de Asaf en los días anteriores a las invasiones asirias (2 Reyes 18-19). Este himno de acción de gracias expresaba el profundo sentimiento de gratitud del autor por la justicia divina de Dios, que destruiría a los malvados de la tierra y recompensaría a los justos.
Independientemente de cómo sonara, la melodía de "No destruyas" parecía despertar en los fieles un sentimiento de oración y confianza en Dios frente a la injusticia, la opresión y el peligro. Hoy sabemos que la música—especialmente ciertas melodías con arreglos conocidos de notas y palabras—tiene la capacidad de suscitar emociones y provocar respuestas llenas de fe en los fieles. Solo podemos especular, aunque parece bastante razonable, que la antigua instrucción, "Cántese con la melodía de "¡No destruyas!"", podría parecerse a la directiva moderna "que se cante al son de "Gracia sublime" o "Cuan grande es Él"".