Respuesta:
Los Paulicianos eran una secta herética que se inició en Armenia en el siglo VII. Como muchas herejías de ese tiempo, este grupo se vio influenciado por el Gnosticismo, el Marcionismo y el Maniqueísmo. Un hombre llamado Constantino inició la secta y abogó por un supuesto retorno al cristianismo Paulino. Constantino y sus seguidores adoptaron nombres de los discípulos de Pablo, como Timoteo, Tito o Tiquio; Constantino mismo adoptó el nombre de Silvano. Los seguidores de la secta fueron nombrados "Paulicianos" debido a su énfasis en las cartas de Pablo y su creencia de regresar a las enseñanzas de Pablo en la Biblia.
Los Paulicianos llamaron la atención de la Iglesia Bizantina, que condenó su enseñanza debido a su conexión con la herejía Maniquea. Constantino Silvano fue eventualmente ejecutado por apedreamiento, pero Simeón Tito revivió la congregación Pauliciana. Esta secta herética, que se veía a sí misma como verdaderos cristianos, fue perseguida periódicamente, dependiendo del nivel de tolerancia del Emperador Bizantino. Aunque una masiva persecución fue emprendida por Miguel I y Teodora, los Paulicianos experimentaron un gran renacimiento en el siglo IX, y su grupo parece haber continuado hasta la época de las Cruzadas. El Paulicianismo no ha sobrevivido hasta el periodo moderno, pero estuvo presente el tiempo suficiente como para influir en los Bogomilos, otra secta herética que comenzó en el siglo X.
El Paulicianismo enseñó una forma de herejía gnóstica que combinaba elementos de dualismo y Docetismo. La Iglesia Bizantina condenó acertadamente las enseñanzas de los Paulicianos, las cuales no concuerdan con las Escrituras. Los Paulicianos defendían diversas doctrinas falsas, tales como las siguientes:
• Dualismo. Los Paulicianos seguían la creencia Marcionita de que hay dos dioses. El dios verdadero creó el plano espiritual (bueno), mientras que el dios malvado creó el mundo terrenal y sensual (malo). La Biblia no enseña esto, por supuesto. Solo hay un Dios, quien es descrito como el creador de todas las cosas, incluyendo la tierra (Isaías 44:6; Génesis 1:1).
• Docetismo. Debido a su fuerte creencia de que el mundo material es malo, los Paulicianos defendían el Docetismo, que enseña que Cristo no tenía un cuerpo físico y solo parecía haber sufrido en la carne. Claramente, esto no se enseña en las Escrituras, ya que los discípulos tocaron personalmente el cuerpo físico de Jesús (Lucas 24:39; 1 Juan 1:1).
• El propósito de Jesús era liberarnos del plano físico. Según las enseñanzas Paulicianas, Jesús murió para liberar el espíritu del cautiverio del plano físico, no para proporcionar salvación de los pecados. La Escritura enseña lo contrario (ver 2 Corintios 5:21; 1 Pedro 3:18).
• Ascetismo. Aunque los Paulicianos permitían el matrimonio y comer carne, instaban al ascetismo con respecto al mundo material. La Escritura advierte contra el ascetismo (Colosenses 2:20–23).
• El Antiguo Testamento no es válido. Creyendo que el demiurgo malvado estaba vinculado al Antiguo Testamento, rechazaron todos los libros del Antiguo Testamento y solo usaban los Evangelios, las Epístolas de Pablo y unas pocas epístolas generales. En contraposición, la Biblia enseña que el Antiguo Testamento es igualmente la Palabra de Dios (ver Lucas 24:44–46).
• Visión problemática de Jesús. El Paulicianismo enseña que Jesús fue creado y adoptado como el Hijo de Dios en su bautismo. Los Paulicianos no creían que Dios asumiera la carne, debido a la maldad del cuerpo. Las Escrituras enseñan de manera inequívoca la doctrina de la Trinidad y la encarnación y divinidad de Jesús (Mateo 28:19; Juan 1:1, 14).
Aunque se llamaban a sí mismos cristianos, los Paulicianos no eran cristianos en el sentido bíblico. Siguiendo las enseñanzas gnósticas, la secta fue uno de los muchos grupos en los primeros siglos que cayeron en herejía. Los Paulicianos y sus enseñanzas deben recordar a los cristianos modernos la importancia de resguardarse contra las falsas enseñanzas y la necesidad de lidiar con visiones heterodoxas de las Escrituras (ver Hechos 20:28–30). La herejía puede propagarse rápidamente pero no puede resistir ante la verdad.
