Respuesta:
Poncio Pilato fue el gobernador romano de Judea desde el año 26-36 d.C., sirviendo bajo el emperador Tiberio. Es más conocido por su participación en condenar a Jesús a la muerte en una cruz.
Aparte de los cuatro Evangelios, Poncio Pilato es mencionado por Tácito, Filón, y Josefo. Además, la "Piedra de Pilato" descubierta en 1961 y datada en el año 30 d.C., incluye una descripción de Poncio Pilato y lo menciona como "prefecto" de Judea. Pilato también es mencionado en los escritos apócrifos, pero estos fueron todos escritos en fechas mucho más tardías.
En la Biblia, Poncio Pilato es mencionado exclusivamente en conexión con los juicios y crucifixión de Jesús. Los Evangelios Sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas) representan a Pilato reacio a crucificar a Jesús. Pilato llama a los cargos contra Jesús “infundados” (Lucas 23:14) y varias veces declara a Jesús no culpable: “¿Pues qué mal ha hecho este? Ningún delito digno de muerte he hallado en él” (Lucas 23:22).
La conciencia de Pilato ya le estaba molestando cuando su esposa le envió un mensaje urgente acerca de Jesús. La nota le rogaba: “No tengas nada que ver con ese justo; porque hoy he padecido mucho en sueños por causa de él” (Mateo 27:19).
El Evangelio de Juan ofrece algunos detalles más sobre el juicio, incluyendo una conversación adicional entre Pilato y Jesús. Jesús se reconoce a sí mismo como un rey y afirma hablar directamente por la verdad. Pilato responde con la famosa pregunta: “¿Qué es la verdad?” (Juan 18:38). La pregunta transmitía intencionalmente múltiples significados. Aquí había una situación en la que la verdad estaba comprometida para condenar a un hombre inocente. Pilato, que supuestamente está buscando la verdad, hace la pregunta al que Es “el camino, y la verdad, y la vida” (Juan 14:6). Un juez humano, confundido acerca de la verdad, estaba a punto de condenar al Justo Juez del mundo.
Al final, Pilato buscó un compromiso. Sabiendo que Jesús había sido entregado por los líderes religiosos por envidia, apeló a las multitudes en la Pascua, preguntando cuál “criminal” debería ser liberado, ¿Jesús o Barrabás? Los líderes convencieron a la multitud para que pidiera a Barrabás (Mateo 27:20-21). Cediendo a la presión política, Pilato autorizó tanto la flagelación como la crucifixión de Jesús: “Y Pilato, queriendo satisfacer al pueblo, les soltó a Barrabás, y entregó a Jesús, después de azotarle, para que fuese crucificado” (Marcos 15:15).
Pilato puso el cargo contra Jesús publicado en la cruz sobre la cabeza de Jesús: “ÉSTE ES JESÚS, EL REY DE LOS JUDÍOS” (Mateo 27:37). Tan pronto como Jesús murió, José de Arimatea pidió a Pilato el cuerpo de Jesús para enterrarlo, y Pilato concedió la petición (Juan 19:38). La última visión que tenemos de Poncio Pilato es cuando asigna guardias para la tumba de Jesús (Mateo 27:64-66).
La breve aparición de Poncio Pilato en las Escrituras está llena de tragedia. Ignoró su conciencia, hizo caso omiso al buen consejo de su esposa, eligió la conveniencia política sobre la rectitud pública, y no reconoció la verdad incluso cuando la Verdad estaba justo delante de él. Cuando se nos da la oportunidad de evaluar las afirmaciones de Jesús, ¿qué decidiremos? ¿Aceptaremos su reivindicación de ser el Rey, o seguiremos la voz de la multitud?