Pregunta: ¿Qué significa que Dios es la Roca de salvación?
Respuesta:
La afirmación "Dios es la Roca de mi salvación" aparece varias veces en el Antiguo Testamento (Deuteronomio 32:15; 2 Samuel 22:47; Salmo 89:26; 95:1). En todos los casos, la expresión evoca imágenes vívidas y una sensación de seguridad. Dios es un Salvador digno de confianza, sólido como una roca.
En las tierras bíblicas abundan los acantilados y peñascos, y los israelitas con frecuencia se escondían del enemigo en cuevas y grietas de las montañas (ver 1 Samuel 13:6). Teniendo en cuenta las numerosas batallas que se libraron en Israel, las zonas rocosas también eran lugares ideales para construir fortalezas de ciudades fuertes y protectoras. Así pues, la frase Roca de mi salvación sin duda resonó profundamente en el pueblo de Dios.
Los salmos están repletos de declaraciones similares a "Dios es la Roca de mi salvación", y por una buena razón. Las cuevas y las grietas rocosas fueron a menudo el refugio de David cuando huía de Saúl, que pretendía matarlo (ver 1 Samuel 24:3), pero el lenguaje de David revela dónde depositaba realmente su esperanza: no en las montañas ni en las fortalezas de las grandes ciudades, sino en Dios, Creador del cielo y de la tierra (Salmo 121:1-3). David declara: "Él solamente es mi roca y mi salvación. Es mi refugio, no resbalaré. En Dios está mi salvación y mi gloria; en Dios está mi roca fuerte, y mi refugio" (Salmo 62:6-7).
David sabía que, en última instancia, era el Dios del cosmos quien debía esconderle del peligro, y que los objetos materiales eran la vía que Él había elegido para brindarle esa protección.
Durante el período del Antiguo Testamento, aún no se tenía un conocimiento específico sobre el Mesías, por lo que decir "Dios es la Roca de mi salvación" no era una referencia abierta a la salvación mediante la sangre de Cristo. Entonces, ¿qué podía significar la idea de que Dios es la Roca de la salvación en el contexto del Antiguo Testamento? El Diccionario Bíblico Ilustrado Zondervan explica: "En el Antiguo Testamento, la salvación se refiere tanto a los tipos cotidianos y regulares de liberación -como de enemigos, enfermedades y peligros...- como a las grandes liberaciones que se interpretan específicamente como una parte definitiva de la participación única y especial de Dios en la historia humana, así como revelaciones especiales de su carácter y voluntad" (entrada para "Salvación", definición 1, p. 1272). El énfasis de la salvación en el Nuevo Testamento es predominantemente espiritual, pero en el Antiguo Testamento la salvación habla mucho más de liberación en el ámbito físico. Por ejemplo, cuando Ana ora con júbilo: "Por cuanto me alegré en tu salvación. . . .Y no hay refugio como el Dios nuestro" (1 Samuel 2:1-2), se alegra de que Dios la haya liberado de la esterilidad y le haya concedido que el nombre de su marido perdure por muchas generaciones.
El significado de Dios es la Roca de mi salvación, se amplía a medida que avanza la narración bíblica. Isaías 28:16 profetiza: "He aquí que yo he puesto en Sion por fundamento una piedra, piedra probada, angular, preciosa, de cimiento estable; el que creyere, no se apresure" (cf. Salmo 118:21-23; Zacarías 10:4). El Dios que había liberado a Su pueblo a lo largo de la historia proporcionó gradualmente vislumbres más vívidos, a través de Sus profetas, de hasta dónde llegaría Su salvación. La profecía de Isaías apunta claramente a la esperanza del Mesías, pero aún no se había revelado la verdad de que Dios, la Roca de la salvación, se encarnaría en Jesucristo.
En el Nuevo Testamento, cuando Jesús comienza Su ministerio, Sus discípulos y otros aún no comprenden que Él es el acto salvífico supremo del Dios de los israelitas. Pero después de la vida, muerte y resurrección de Jesús, se disipan todas las dudas (Juan 20:26-29). La Roca espiritual que siempre habían adorado se había hecho ahora física. El día de Pentecostés, la audaz predicación de los discípulos demuestra su certeza de que Jesús era realmente esa misma Roca. Pedro predica: "Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo" (Hechos 4:11; ver también 1 Pedro 2:4-8). El lienzo se había llenado de color, el cuadro contenía ahora detalles que antes no eran más que tenues ideas.
La Roca de la salvación, cuyo significado se ha ampliado enormemente, resuena ahora aún más profundamente en nuestros corazones, ya que no sólo se refiere a la liberación de Dios en el ámbito físico, sino también a la liberación espiritual definitiva que proporciona a Su pueblo a través de Jesucristo. Jesús es la Roca de nuestra salvación, un refugio seguro y eterno, el fundamento sobre el que descansa la esperanza del cielo. "El que creyere en él, no será avergonzado" (1 Pedro 2:6).