Pregunta: ¿Qué significa que Satanás es el acusador?
Respuesta:
Satanás es el gran enemigo de Dios y, por lo tanto, también el enemigo de los cristianos. Entre varios otros nombres, a Satanás se le conoce como el acusador.
Satanás era antes un querubín hermoso y poderoso, probablemente el más alto de todos los ángeles. Sin embargo, se halló iniquidad en él (Ezequiel 28:15), y se ensoberbeció, deseando ser más poderoso que el Señor Dios (Isaías 14:12-15). Llevó a un ejército de ángeles a la rebelión, lo que provocó su expulsión del cielo, junto con todos los ángeles que le habían seguido (Ezequiel 28:17-18). Ahora Satanás merodea por la tierra, tratando de evitar que todos escojan la salvación y vivan una vida de obediencia (1 Pedro 5:8). Además, Satanás actúa como acusador de los creyentes con la intención de desacreditarlos ante Dios.
Por el momento, Dios ha permitido que Satanás, el acusador, tenga un acceso limitado al cielo. En el libro de Job, vemos a Satanás presentarse ante Dios y acusar a un hombre justo llamado Job, afirmando que Job sólo es fiel porque Dios le había bendecido abundantemente (Job 1:9-10). Satanás afirma que, si Job es puesto a prueba, acabará por alejarse de Dios y abandonar su vida recta (versículo 11; 2:4-5). En Su omnisciencia, Dios sabe que Job permanecerá firme, y le da permiso al acusador Satanás para poner a prueba a Job.
El libro de Apocalipsis nos dice un poco más sobre el papel de Satanás como acusador: "Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche" (Apocalipsis 12:10). Satanás es implacable en sus acusaciones: acusa continuamente a los hijos de Dios. Odia a Dios y todo lo que Dios es, lo que significa que también odia la misericordia y el perdón de Dios extendidos a la humanidad pecadora. Satanás, el acusador, se presenta ante Dios en un intento de disminuir de alguna manera el amor de Dios o la misericordia de Dios. Afortunadamente, sus acusaciones contra nosotros caen en saco roto: "¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica" (Romanos 8:33).
La salvación pertenece al Señor, y Su justificación no puede anularse. Dios es más grande que nuestro acusador.
Satanás, el acusador, desea recordar a los creyentes su pecado y su condición de no merecedores de un lugar en la familia de Dios y de esta manera sembrar la duda en sus corazones y mentes. Satanás quiere hacer que los cristianos teman por su salvación y olviden el amor y la fidelidad de Dios. Satanás dice: "Mira tu pecado"; Dios dice: "Mira a Jesús, el autor y consumador de tu fe" (ver Hebreos 12:2).
A pesar de las acusaciones y engaños de Satanás, Dios no cambiará de opinión acerca de aquellos a quienes ha llamado a la salvación (Romanos 8:38-39). Él ha fijado el destino final del acusador: "Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos" (Apocalipsis 20:10). Después de que Dios cree el nuevo cielo y la nueva tierra, Satanás estará ausente por toda la eternidad (Apocalipsis 21:1-4, 27). Los creyentes podemos descansar sabiendo que nuestra salvación es segura (Romanos 11:29; Efesios 1:13-14) y consolarnos con la promesa de que Dios completará la buena obra que comenzó en nosotros (Filipenses 1:6).
En su libro El Progreso del Peregrino, John Bunyan describe una batalla entre el acusador, Apollyon, y Christian en el Valle de la Humillación. Una de las artimañas de Apollyon consiste en enumerar los pecados de Christian: "Desmayaste al partir, cuando casi estabas ahogado en el Golfo del Desaliento; intentaste caminos equivocados para librarte de tu carga, cuando deberías haberte quedado hasta que tu Príncipe te la hubiera quitado; te dormiste pecaminosamente y perdiste lo que habías elegido; y cuando hablas de tu viaje y de lo que has oído y visto, en tu interior deseas vanagloriarte en todo lo que dices o haces".
La respuesta del cristiano al acusador está llena de humildad y fe: "Todo esto es cierto; y mucho más que has omitido: pero el Príncipe, a quien sirvo y honro, es misericordioso y está listo para perdonar. Pero además, estas debilidades me poseían en tu país; allí las aspiré, y he gemido bajo ellas, me he lamentado por ellas, y he obtenido el perdón de mi Príncipe". Al mencionar el perdón de Cristo, Apollyon entra en un furor; Satanás, el acusador, no puede soportar el hecho de que sus acusaciones sean vencidas por la gracia de Dios en Cristo.