Respuesta:
En la Biblia nunca se menciona a nadie con el nombre de Verónica, pero la tradición y la leyenda asignan el nombre a la mujer que sufrió durante doce años con un flujo de sangre hasta que tocó el borde del manto de Cristo y quedó sana (Marcos 5:25-34; Mateo 9:20-22; Lucas 8:43-48).
Según la leyenda de Verónica, que ha sufrido diversas modificaciones y evoluciones a lo largo de la historia, esta misma mujer estuvo presente al paso de Jesucristo camino de la crucifixión. Conmovida por su sufrimiento, se quitó el pañuelo y se lo dio al Señor para que le limpiara el sudor y la sangre del rostro. Cuando Jesús le devolvió el paño, la imagen de su rostro quedó impresa en él. El paño de la fábula se conoció como el Velo de Verónica, y se decía que el propio paño tenía propiedades curativas milagrosas.
Se cree que la leyenda de Verónica —Santa Verónica en algunas tradiciones— comenzó en los escritos del historiador de la iglesia temprana Eusebio de Cesarea. En la Historia Eclesiástica, Eusebio incluye un relato sobre Jesús sanando a una mujer de Cesarea de Filipo que había sufrido una hemorragia. En un libro extra bíblico llamado Los actos de Pilato, la mujer se identifica como Verónica.
La tradición posterior explica que el Velo de Verónica fue llevado a Roma cuando el emperador Tiberio enfermó gravemente de lepra. Al oír hablar de su paño milagroso, el emperador llamó a Verónica, quien lo llevó a Roma y supuestamente lo usó para sanarlo. Después de eso, Verónica se quedó en Roma y, a su muerte, otorgó el velo al Papa Clemente. El Papa Urbano VIII colocó eventualmente el Velo de Verónica en una capilla superior de la Iglesia de San Pedro, donde aún se conserva hoy. En diez ocasiones diferentes a lo largo del año, el velo se exhibe en una caja de plata al Papa, a los cardenales y a los fieles que entran en la nave. A lo largo de la historia, sin embargo, varias otras reliquias en diferentes regiones de España, Francia e Italia han afirmado ser el Velo de Verónica original o una copia antigua del mismo.
Otra forma de la leyenda identifica a la Verónica como nieta de Herodes el Grande y sobrina de Herodías, posiblemente debido a la confusión de su nombre con Berenice, que en latín es Verónica. Las palabras latinas vera (que significa "verdadera") e icon (que significa "imagen") acabaron convirtiéndose en Veronica, o "imagen verdadera". Según algunos relatos, la mujer Verónica es simplemente una personificación de la tela maravillosa: Verónica era el nombre de la tela, y la persona legendaria evolucionó con el tiempo a través de la narración y la repetición de la historia.
En el catolicismo romano, el anglicanismo, el metodismo y el luteranismo, se honra a la Verónica en la sexta estación del Vía Crucis (La Verónica enjuga el rostro de Jesús), uno de los catorce grabados contemplativos que representan la pasión de Cristo.
Aunque la leyenda de la Verónica y su velo es compleja y ciertamente no se basa en las Escrituras, la historia de una transeúnte que ofreció su bondad a Jesús puede tener alguna base real.