Pregunta: "¿Qué significa que a los cristianos los adopta Dios?"
Respuesta:
Adoptar a alguien es hacer que esa persona sea un hijo o hija legal. La adopción es una de las metáforas utilizadas en la Biblia para explicar cómo los cristianos entran a formar parte de la familia de Dios. Jesús vino "a fin de que recibiésemos la adopción de hijos" (Gálatas 4:5), y lo logró: "recibieron el Espíritu de Dios cuando él los adoptó como sus propios hijos (NTV)" (Romanos 8:15).
La Biblia también utiliza la metáfora de "nacer de nuevo" en la familia de Dios (Juan 3:3), que parece estar en desacuerdo con el concepto de adopción porque, normalmente, una persona nace en una familia o es adoptada, no ambas cosas. Sin embargo, no hay que darle demasiada importancia a la diferencia, ya que ambos conceptos son metáforas y no hay que contraponerlos.
La adopción no era común en el mundo judío. La condición de una persona dependía de su nacimiento. Esta es la razón por la que, si un hombre moría, su hermano debía casarse con la viuda. El primer hijo que naciera del nuevo matrimonio sería considerado legalmente como el hijo del hermano muerto para que su línea familiar continuara. Nunca se pensó en que la viuda adoptara un hijo para continuar el apellido. En Juan 3, Jesús le habla a Nicodemo, un líder judío, y utiliza el concepto judío de nacer de nuevo (o nacer de lo alto) para explicar cómo se entra a la familia de Dios.
En el mundo romano, la adopción era una práctica importante y común. Hoy en día, podemos escribir un testamento y dejar nuestra herencia y propiedades a quien queramos, sea hombre o mujer. En el mundo romano, con pocas excepciones, un hombre tenía que pasar su riqueza a su(s) hijo(s). Si un hombre no tenía hijos o si consideraba que sus hijos eran incapaces de administrar su riqueza o no eran dignos de ella, tenía que adoptar a alguien que fuera un hijo digno. Estas adopciones no eran de niños, como es habitual hoy en día. Normalmente se adoptaban niños mayores y hombres adultos. En algunos casos, el adoptado podía ser incluso mayor que el hombre que lo adoptaba. Cuando la adopción se aprobaba legalmente, al adoptado se le cancelaban todas sus deudas y recibía un nuevo nombre. Sería el hijo legal de su padre adoptivo y tendría todos los derechos y beneficios de un hijo. Un padre podía repudiar a su hijo natural, pero una adopción era irreversible.
Cuando Pablo escribe a un público romano, utiliza la metáfora de la adopción, algo que el público romano habría entendido. Gálatas 4:3-7 dice: "Así también nosotros, cuando éramos niños, estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del mundo. Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo". En este pasaje, los cristianos nacen esclavizados, sin embargo, Jesús la compra de la esclavitud y son adoptados por el Padre y se les da el Espíritu, así que ahora son herederos.
Cuando venimos a la fe en Cristo, nuestras deudas son canceladas, recibimos un nuevo nombre, y tenemos todos los derechos que poseen los herederos de Dios. Una diferencia con la adopción romana es que los cristianos no son adoptados porque Dios piensa que serán herederos dignos. Dios adopta a personas que son completamente indignas, ya que adopta teniendo en cuenta Su gracia.
Así que los cristianos han nacido en la familia de Dios (usando una metáfora judía) y han sido adoptados en la familia de Dios (usando una metáfora romana). El resultado final es el mismo; los cristianos son por siempre parte de la familia de Dios.