Pregunta: ¿Fue el deseo de Dios que Israel lo adorara en un templo en Jerusalén?
Respuesta:
David fue el primer rey que planificó un templo para adorar a Dios en Jerusalén. Más adelante, su hijo Salomón llevó a cabo este plan y supervisó la construcción del templo. Pero, ¿Acaso Dios deseaba tener un templo en primer lugar?
Primera de Crónicas 17:1–15 es el relato de los primeros planes de David para construir un templo. Leemos que el profeta Natán al principio apoyó los planes de David. Sin embargo, esa noche Dios le habló a Natán, diciéndole que Salomón sería el encargado de construir el templo en lugar de David. Dios confirmó claramente Su deseo de un templo y escogió al que lo iba a construir. Los versículos 11-12 dicen, "Y cuando tus días sean cumplidos para irte con tus padres, levantaré descendencia después de ti, a uno de entre tus hijos, y afirmaré su reino. Él me edificará casa, y yo confirmaré su trono eternamente" (1 Crónicas 17:11-12). Evidentemente, Dios quería que se construyera un templo y, al elegir a Salomón para el trabajo, también reafirmó el Pacto Davídico, prometiendo que un futuro hijo de David gobernaría "para siempre".
En respuesta a la dirección de Dios, David hizo una oración de alabanza al Señor (1 Crónicas 17:16–27). David aceptó este cambio de planes como la voluntad de Dios y le agradeció por las abundantes bendiciones prometidas a él y a su familia. A David se le había impedido construir el templo él mismo, pero nada le impedía ayudar a su hijo. ""Mi hijo Salomón", dijo David, "es joven y sin experiencia, y la casa que ha de edificarse al Señor será de gran magnificencia, de renombre y de gloria por todas las tierras. Por tanto haré preparativos para ella". Así que David hizo grandes preparativos antes de su muerte" (1 Crónicas 22:5 − NBLA). Primera de Crónicas 22 menciona algunas de las cosas que David hizo mientras trabajaba diligentemente para conseguir los recursos necesarios para la construcción del templo.
David también afirmó que el templo era la voluntad de Dios cuando le dijo a Salomón: "el Señor sea contigo para que prosperes y edifiques la casa del Señor tu Dios tal como Él ha hablado de ti" (1 Crónicas 22:11 − NBLA). En este versículo, David afirma que la construcción del templo era el plan de Dios. Como Salomón estaba involucrado en hacer la obra de Dios, podía esperar la bendición de Dios en sus esfuerzos.
Cuando Salomón terminó la construcción, el templo fue consagrado. En la ceremonia de dedicación, Salomón reconoció la debilidad de sus esfuerzos en comparación con un Dios infinito: "Mas ¿es verdad que Dios habitará con el hombre en la tierra? He aquí, los cielos y los cielos de los cielos no te pueden contener; ¿cuánto menos esta casa que he edificado?" (2 Crónicas 6:18).
Luego, Dios dio otra confirmación de Su bendición sobre la construcción del templo. "Cuando Salomón terminó de orar, descendió fuego desde el cielo y consumió el holocausto y los sacrificios, y la gloria del Señor llenó la casa. Los sacerdotes no podían entrar en la casa del Señor, porque la gloria del Señor llenaba la casa del Señor. Y todos los israelitas, viendo descender el fuego y la gloria del Señor sobre la casa, se postraron rostro en tierra sobre el pavimento y adoraron y alabaron al Señor, diciendo: "Ciertamente Él es bueno; ciertamente Su misericordia es para siempre"" (2 Crónicas 6:41-42 − NBLA).
Dios deseaba que se construyera un templo para Su nombre en Jerusalén. Lo confirmó a través del profeta Natán, del rey David, del rey Salomón, y mediante Su presencia en la dedicación del templo.