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Pregunta: ¿Qué significa alabar al Señor?

Respuesta:
El Salmo 117:1-2 (NBLA) dice: "Alaben al Señor, naciones todas; alábenle, pueblos todos. Porque grande es Su misericordia para con nosotros, y la fidelidad del Señor es eterna. ¡Aleluya!". Pablo cita este versículo en Romanos 15:8-13. Alabar al Señor es algo que todo el mundo debería hacer. Pero, ¿qué significa exactamente alabarle?

Hay muchas palabras en hebreo y griego que se traducen como "alabar" en nuestras Biblias. En pocas palabras, alabar es expresar adoración o aprobación. Alabamos al Señor por Sus atributos, Sus obras y Su carácter. La alabanza incluye bendecir, elogiar, honrar, agradecer, celebrar y regocijarse. Alabamos al Señor porque Él es digno de toda nuestra alabanza. Él es digno de toda adoración y aprobación.

Cuando David llevó el arca del pacto de la casa de Obed-edom a Jerusalén, "designó a algunos levitas como ministros delante del arca del Señor, para que celebraran, dieran gracias y alabaran al Señor, Dios de Israel" (1 Crónicas 16:4, NBLA). En parte debían dar "gracias al Señor, invoquen Su nombre; den a conocer Sus obras entre los pueblos. Cántenle, cántenle alabanzas; hablen de todas Sus maravillas. . . . Recuerden las maravillas que Él ha hecho, Sus prodigios y los juicios de Su boca. . . . Acuérdense de Su pacto para siempre, de la palabra que ordenó a mil generaciones . . . Canten al Señor, toda la tierra; proclamen de día en día las buenas nuevas de Su salvación. Cuenten Su gloria entre las naciones, Sus maravillas entre todos los pueblos. Porque grande es el Señor, y muy digno de ser alabado; temible es Él también sobre todos los dioses. . . . . Tributen al Señor, oh familias de los pueblos, tributen al Señor gloria y poder. Tributen al Señor la gloria debida a Su nombre; traigan ofrenda, y vengan delante de Él; adoren al Señor en la majestad de la santidad. . . . Alégrense los cielos y regocíjese la tierra; y digan entre las naciones: "El Señor reina".". . . Den gracias al Señor, porque Él es bueno; porque para siempre es Su misericordia. Entonces digan: "Sálvanos, oh Dios de nuestra salvación, y júntanos y líbranos de las naciones, para que demos gracias a Tu santo nombre, y nos gloriemos en Tu alabanza". Bendito sea el Señor, Dios de Israel, desde la eternidad hasta la eternidad" (1 Crónicas 16:8-36, NBLA).

Vemos varios aspectos importantes de la alabanza a Dios en las instrucciones de David. Nuestra alabanza a Dios ayuda a darlo a conocer entre las naciones. Al alabar a Dios ensalzamos Su bondad ante los demás. Alabar al Señor implica recordar las cosas que Él ha hecho. Alabamos a Dios tanto por Sus milagros como por Sus juicios. Tanto Su misericordia como Su justicia son dignas de alabanza. Alabar al Señor también implica recordar Su fidelidad y Sus promesas. Le alabamos porque cumplirá todas las promesas que ha hecho. Alabamos al Señor porque Su amor es eterno. Todas las personas, en todas partes, deberían ver que Dios es digno de alabanza, por lo que Él es. Incluso la naturaleza está llamada a alabar al Señor y proclamar que Él reina. Invocamos a Dios para la salvación, porque sólo Él puede rescatarnos, y nuestra respuesta a Su liberación es alabarle. Dios ha de ser alabado "desde la eternidad y hasta la eternidad"; alabar al Señor no es un hecho puntual, sino algo que hacemos continuamente.

La alabanza es una parte central de la adoración a Dios. David apartó una división de los levitas para alabar al Señor con instrumentos musicales en el futuro templo (1 Crónicas 23:1-5, 30). Posteriormente, durante la reconstrucción del templo, "cuando los albañiles terminaron de echar los cimientos del templo del Señor, se presentaron los sacerdotes en sus vestiduras, con trompetas, y los levitas, hijos de Asaf, con címbalos, para alabar al Señor conforme a las instrucciones del rey David de Israel. Y cantaban, alabando y dando gracias al Señor: "Porque Él es bueno, porque para siempre es Su misericordia sobre Israel". Y todo el pueblo aclamaba a gran voz alabando al Señor porque se habían echado los cimientos de la casa del Señor" (Esdras 3:10-11, NBLA).

Alabamos al Señor por Su grandioso plan de salvación, y la unidad de los cristianos ayuda a incentivar la alabanza: "Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios. Pues os digo, que Cristo Jesús vino a ser siervo de la circuncisión para mostrar la verdad de Dios, para confirmar las promesas hechas a los padres, y para que los gentiles glorifiquen a Dios por su misericordia, como está escrito: Por tanto, yo te confesaré entre los gentiles, y cantaré a tu nombre. Y otra vez dice: Alegraos, gentiles, con su pueblo. Y otra vez: Alabad al Señor todos los gentiles, y magnificadle todos los pueblos" (Romanos 15:7-11). Alabamos al Señor y, al hacerlo, seguimos el ejemplo de Jesús de alabar al Padre (Mateo 11:25).

En Efesios 1, Pablo escribe: "Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo" (versículo 3). Luego procede a darnos muchas razones para alabar al Señor "que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo". Las razones para alabar a Dios incluyen Su elección y santificación (versículo 4), Su adopción (versículo 5), Su gloriosa gracia (versículo 6), Su redención mediante la sangre de Cristo (versículo 7), Su perdón (versículo 7), Sus dones de sabiduría y entendimiento (versículo 8), y Su plan para el futuro (versículo 10).

Cuando tenemos una vida llena de la justicia de Cristo, eso redunda en alabanza del Señor. En Filipenses 1:9-11 Pablo oró: "Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aún más y más en ciencia y en todo conocimiento, para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo, llenos de frutos de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios". Santiago 3:9-10 advierte que no podemos alabar a Dios y maldecir a los demás. Si vamos a alabar genuinamente a Dios, entonces nuestras acciones (y nuestras palabras) deben estar en línea con Su carácter justo.

Nuestra alabanza al Señor debe ser continua: "Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre" (Hebreos 13:15). Proclamamos "las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable" (1 Pedro 2:9).

¿A quién alabamos? Sólo al Señor (Salmo 148:13). ¿Cómo lo alabamos? Con cantos (Salmo 149:1), con danzas (versículo 2), con instrumentos musicales (Salmo 150:3), con nuestras palabras (Salmo 35:28), con nuestras acciones (Colosenses 3:17), con nuestra rectitud (Salmo 119:7) y con todo nuestro corazón (Salmo 86:12). ¿Cuándo debemos alabar al Señor? En todo momento (Salmo 34:1). Debemos expresar nuestra adoración, aprobación, agradecimiento y celebración a Aquel que nos creó y redimió. "Porque bueno es cantar alabanzas a nuestro Dios, porque agradable y apropiada es la alabanza". (Salmo 147:1, NBLA).

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