Pregunta: "¿Cómo tiene que relacionarse un cristiano con sus amigos no cristianos?"
Respuesta:
Un cristiano debe relacionarse con sus amigos no cristianos de la misma manera que Jesús se relacionó con aquellos que no le seguían. Podemos observar algunas de las formas en que Jesús se relacionaba con la gente e imitarlo cuando nos relacionemos con nuestros amigos no cristianos:
1. Jesús era amable, incluso cuando la gente no lo entendía. La gente estaba constantemente confundida sobre quién era Jesús y por qué estaba entre ellos. Sin embargo, en Marcos 6:34 se dice que "vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tenían pastor; y comenzó a enseñarles muchas cosas". Los arrogantes lo cuestionaron; Él respondió con amabilidad (Lucas 10:25-26). Los necesitados lo fatigaron; Él respondió con gentileza (Lucas 8:43-48). Los soldados romanos y los fanáticos religiosos lo mataron; Él respondió con benevolencia (Lucas 23:34).
Jesús estaba preparado para ser incomprendido, así que podía ser paciente y amable con los no cristianos mientras explicaba cómo tener una relación con Dios. Debemos recordar que, como seguidores suyos, también seremos incomprendidos. Jesús nos advirtió: "Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros" (Juan 15:18). Incluso cuando nos odian o nos malinterpretan, debemos responder siempre con amabilidad.
2. Jesús siempre habló con la verdad. Incluso cuando su vida estaba en juego, Jesús siempre habló con la verdad (Mateo 26:63-65). Cuando estamos rodeados de personas que no son cristianas y que no adoran a Dios o no tienen nuestros valores, es muy tentador permanecer en silencio o comprometer las Escrituras para no ofender. A veces vemos que esto ocurre con cristianos famosos cuando se les pregunta sobre la homosexualidad o el aborto. En lugar de mantenerse firmes en la verdad de la Palabra de Dios, algunos ceden a la presión de sus colegas.
La fuerza magnética para complacer a los que nos rodean es un problema humano universal. Sin embargo, como cristianos, debemos ser "sal y luz" en este mundo oscuro e insípido (Mateo 5:13-16). No debemos golpear a la gente en la cabeza con nuestros puntos de vista (ver número 1, arriba), pero tampoco debemos comprometer la verdad. Jesús dijo lo que era necesario en ese momento, sin importar el costo personal. Habló de lo que la gente necesitaba oír. Nosotros también debemos hacer lo mismo.
3. Jesús nunca perdió Su identidad. Aunque todos los días estaba rodeado de personas que no eran cristianas, Jesús no permitió que la cultura o sus opiniones cambiaran Su identidad. Ni siquiera Satanás pudo sacudirlo (Mateo 4:1-10). Jesús sabía quién era y por qué estaba aquí. Como cristianos, debemos estar seguros de nuestra identidad en Cristo, de modo que ni siquiera el mayor oponente pueda conmovernos. Todos los días, Jesús comía, bebía y viajaba con personas que no eran cristianas, pero nunca dejó de lado Su identidad como Hijo de Dios y, por lo tanto, podía decir con toda sinceridad: "porque yo hago siempre lo que le agrada [al Padre]" (Juan 8:29).
4. Jesús conocía Su propósito (Marcos 1:38). Una gran amenaza para nuestras propias almas al hacernos amigos de los no cristianos es que fácilmente podemos perder de vista nuestro propósito. El mundo no comparte nuestros valores bíblicos y está ansioso por apartarnos de nuestro compromiso con Cristo. Aunque podemos disfrutar de la amistad con los no cristianos, debemos hacerlo con plena conciencia de que somos ciudadanos de otro reino. Estamos aquí como embajadores del Rey (Efesios 2:19; Filipenses 3:20; 2 Corintios 5:20). Podemos participar en actividades y relaciones con los no creyentes, pero sólo hasta cierto punto. Debemos estar listos para decir de manera educada, "No, gracias", cuando se nos pida salir de nuestro propósito. Puede que no se trate de un pecado evidente que se nos pide que hagamos, pero muchas otras cosas pueden alejarnos de la devoción pura a Cristo (2 Corintios 11:3). El materialismo, las opiniones seculares, los valores actuales, el ocio, el entretenimiento: todos pueden amenazar o derribar la búsqueda del propósito de un cristiano. Cuando mantenemos nuestros ojos en el premio -como hizo Jesús- nuestras relaciones con los no cristianos pueden ser agradables y fructíferas tanto para ellos como para nosotros (Hebreos 12:1-2).
5. Jesús fue selectivo con Sus compañeros más cercanos. A pesar de que Jesús se relacionaba constantemente con los no creyentes, guardaba Su más íntima relación con los discípulos que había escogido. Incluso entre los discípulos, eligió a tres -Pedro, Santiago y Juan- para compartir los momentos más privados de Su vida. Sólo esos tres fueron testigos de su transfiguración (Mateo 17:1-9). Fueron esos tres los que le acompañaron al Huerto de Getsemaní la noche de Su arresto (Marcos 14:33-34). El modelo que nos dio Jesús es el de la intimidad selectiva en las relaciones. Si bien debemos ser amables con todos, ayudando en todo lo que podamos, debemos tener cuidado con los que permitimos que se acerquen a nosotros. Nuestros amigos más cercanos tienen una gran influencia y pueden alejar nuestros corazones del plan de Dios para nuestras vidas.
Si Jesús tuvo que tener cuidado con aquellos a los que permitió acercarse a Él, nosotros también debemos tenerlo. Debemos buscar a aquellos que comparten nuestra fe y nuestro amor por el Señor, recordando que "somos templo del Dios viviente" (ver 2 Corintios 6:14-16). Podemos amar y servir a nuestros amigos no cristianos como una forma de honrar a Dios y demostrar cuánto Dios también los ama.