Pregunta: ¿Qué significa que el amor de Dios es ilimitado?
Respuesta:
El amor de Dios es uno de Sus atributos fundamentales (ver Salmo 103:8-12; Juan 3:16; Efesios 2:4-5; 1 Juan 4:9-10). El amor de Dios tiene el poder de ablandar los corazones duros y hacer que los rebeldes se rindan. Es ilimitado, va mucho más allá de la comprensión humana y sirve de manantial a todas las formas de amor humano. Sin embargo, los afectos humanos palidecen en comparación con el amor ilimitado del Padre, que es el amor mismo (1 Juan 4:8).
Cuando decimos que el amor de Dios es ilimitado, queremos decir que no conoce límites, medidas ni excepciones. Es inherente a Su naturaleza; puesto que Él es infinito, Su amor también lo es. Como el amor de Dios es ilimitado, nadie está más allá de la redención. Incluso algunas de las personas más monstruosas han experimentado una transformación a través de la revelación de la gracia de Dios. Un ejemplo sorprendente es David Berkowitz, el infame "Hijo de Sam", un asesino en serie que se salvó por la gracia de Dios en la cárcel (ver su testimonio en www.ariseandshine.org). ¿Cuál es el límite de la misericordia de Dios? ¿Qué pecado es demasiado grande para que Él lo perdone? Alabado sea el Señor, "pero mientras más pecaba la gente, más abundaba la gracia maravillosa de Dios" (Romanos 5:20, NTV), y Él se deleita en salvar incluso "al peor" de los pecadores (1 Timoteo 1:15).
Las preguntas sobre el amor ilimitado de Dios inquietaron la mente del autor Lee Strobel mientras seguía el relato de un asesino del Jemer Rojo que más tarde encontró redención en la cruz. El camarada Duch cometió graves atrocidades, y su historial es capaz de horrorizar a cualquiera. Sin embargo, el hombre descrito como una eficiente máquina de matar en Camboya acabó siendo un testamento del amor ilimitado de Dios. Su vida y la de Berkowitz demuestran que incluso el pecador más vil puede encontrar el perdón. "Cuando la Biblia dice que Dios ama al mundo, no menciona ninguna excepción. La gracia de Dios es inagotable" (Strobel, L., The Case for Grace, Zondervan, 2015, p. 103).
El amor ilimitado de Dios es aún más evidente en el amor compartido por el Padre, el Hijo y el Espíritu entre sí. El amor, como se ve en esta relación eterna e interminable, es desinteresado y sacrificado. Jesús proclamó: "El Padre ama al Hijo, y todas las cosas ha entregado en su mano" (Juan 3:35). El Padre también expresó Su amor por Su Hijo en Mateo 17:5, diciendo: "Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd".
Este amor del Dios trino asegura nuestra salvación. La justicia del Padre fue satisfecha mediante el sacrificio del Hijo, que cargó con la pena de nuestros pecados. Cuando depositamos nuestra fe en el Hijo, el Espíritu Santo nos regenera y habita en nosotros (Ezequiel 36:27; 1 Corintios 3:16; Gálatas 4:6; 1 Juan 3:24). La salvación es una obra completa y unificada de las tres Personas de la Trinidad.
El amor de Dios es ilimitado, y este hecho puede ofender a los escépticos y desconcertar a los creyentes. La invitación abierta de la gracia de Dios recibe críticas negativas de quienes no comprenden plenamente el Evangelio. Los testimonios de personas como Berkowitz y Duch hacen que el Evangelio parezca una tontería para algunos, pero para el pecador que no lo merece, esos informes son un reflejo del poder de Dios (1 Corintios 1:18).
Aunque el amor de Dios es ilimitado, extenso y profundo, no es Su único atributo revelado en las Escrituras. Dios también es infinitamente santo y perfectamente justo (Isaías 6:3; Levítico 19:2; Salmo 89:14; 99:9; Romanos 2:5-6). El sacrificio de Jesús en la cruz refleja no sólo el amor de Dios, sino también Su santidad y justicia. La cruz demuestra vívidamente la seriedad con que Dios considera el pecado, ya que derramó el justo castigo sobre Cristo mientras, en Su amor sin límites, ofrecía a Su Hijo por nuestras transgresiones.