Pregunta: ¿Qué es antifa? ¿Cómo debe ver un cristiano a los antifa?
Respuesta:
Antifa es el nombre que se da a un conjunto de activistas poco organizados, principalmente de Estados Unidos, que afirman oponerse al autoritarismo, al racismo y a la política de derechas. La palabra antifa procede del alemán antifaschistisch, que significa "antifascista". La versión antifascista del activismo se distingue principalmente por su disposición a la intimidación (anónima), la negación de la palabra y la violencia. Los miembros de Antifa creen que sus tácticas son suaves en comparación con lo que perciben como amenaza de las opiniones políticas conservadoras. Aunque ser "antifascista" es noble, en teoría, las tácticas de antifa son contraproducentes e inherentemente opresivas. En el mejor de los casos, sus acciones representan un vigilantismo políticamente motivado. Las Escrituras no apoyan el enfoque de antifa sobre la política o la cultura.
El tema dominante en la defensa de antifa es la afirmación de que el fascismo se impone debido a una resistencia insuficiente. El voto, el debate, el diálogo, la acción legal y otras vías de acción similares se descartan por ineficaces o ineficientes. Por el contrario, antifa cree que la respuesta necesaria al fascismo percibido es la acción tangible y física, incluido el acoso. También aprueba los actos directos de violencia contra personas y bienes. Aunque los miembros autoidentificados como antifa suelen denunciar públicamente la violencia, el movimiento se asocia sistemáticamente con actos de destrucción y agresiones personales.
Utilizando las mismas justificaciones, el antifa recurre habitualmente a tácticas de intimidación. La violencia y los disturbios son, por supuesto, intimidatorios, pero antifa también recurre a la "deslegitimación" de aquellos con los que no están de acuerdo. Las palabras, los oradores, los escritores o los actos que no se ajustan a la ideología preferida de los antifa son censurados, cancelados, boicoteados o clausurados y se les niega la palabra. El enfoque de la des-plataforma implica no invitar, protestar, bloquear o, literalmente, gritar sobre expresiones no deseadas para anularlas: la des-plataforma niega literalmente a la gente la capacidad de expresar o explicar sus opiniones.
Otra táctica comúnmente asociada con los antifa es el doxing/doxxing: revelar deliberadamente información personal sobre oponentes ideológicos (números de teléfono, direcciones de casa u otros detalles). Con ello se pretende invitar a un mayor acoso y aumentar la presión social para que se ajusten a la forma de pensar de los antifa.
Desde una perspectiva puramente laica, las tácticas de antifa son hipócritas y contraproducentes. Organizaciones que de otro modo simpatizarían con la ideología de antifa han denunciado el movimiento por ese motivo. En la práctica, antifa se limita a sustituir el fascismo gubernamental por el fascismo de la multitud. La ideología fascista es una combinación de liderazgo que no rinde cuentas, adhesión regimentada a determinadas ideas y supresión por la fuerza de la disidencia, basándose en gran medida en el miedo y la intimidación. Un grupo no oficial y anónimo que acosa violentamente, expulsa o destruye a cualquier persona o negocio con el que no está de acuerdo no se está resistiendo al fascismo, lo está haciendo de forma colectiva.
El hecho de que el movimiento antifa sea efectivamente anónimo e informal dificulta especialmente las respuestas al mismo. No existe un grupo antifa único y unificado. Esto complica los intentos tanto privados como gubernamentales de contrarrestar la violencia antifa.
Las Escrituras fomentan el compromiso cívico, incluido el voto y otras acciones políticas. La Biblia apoya tanto la desobediencia civil como incluso la autodefensa física cuando sea necesario. Sin embargo, la cosmovisión cristiana no permite en modo alguno los disturbios, los ataques violentos, la intimidación ni ninguna de las otras tácticas comúnmente asociadas con los antifa (ver Juan 18:36; Romanos 12:18). Más allá del uso de tácticas inmorales, el antifa está fuertemente asociado a ideologías difíciles de encajar con una cosmovisión cristiana bíblica, como la teoría crítica, el comunismo y el anarquismo.
Aunque los creyentes deben oponerse al racismo y a la opresión, los métodos y la ideología antifa son intrínsecamente contradictorios con el cristianismo bíblico.
