Pregunta: ¿Qué significa "apretado, sacudido y desbordante" en Lucas 6:38?
Respuesta:
En Lucas 6, Jesús describe el modo en que deben vivir Sus fieles seguidores. En los versículos 27-38, se centra en las actitudes del corazón, enseñando a Sus discípulos a cultivar una generosidad interior de perdón, gracia y amor: "No juzguen a los demás, y no serán juzgados. No condenen a otros, para que no se vuelva en su contra. Perdonen a otros, y ustedes serán perdonados. Den, y recibirán. Lo que den a otros les será devuelto por completo: apretado, sacudido para que haya lugar para más, desbordante y derramado sobre el regazo. La cantidad que den determinará la cantidad que recibirán a cambio" (versículos 37-38, NTV).
Jesús quiere que recordemos que cosechamos lo que sembramos y en proporción a la medida que sembramos. Si no queremos ser juzgados y condenados, dejaremos de juzgar y condenar a los demás. Si deseamos recibir abundante perdón, entonces demostraremos generosamente perdón a los demás (Mateo 6:14; 18:21-35; Efesios 4:32). Trataremos a los demás como nos gustaría que nos trataran a nosotros si estuviéramos en su lugar (Lucas 6:31). Si solo buscamos obtener cosas para nosotros, lo perderemos todo (Lucas 9:25). Pero si pasamos nuestra vida derramando generosamente la gracia, el perdón y el amor de Dios sobre los demás, recibiremos de vuelta "medida buena, apretada, remecida y rebosando" (Lucas 6:38).
La terminología "apretado, sacudido" describía la práctica de medir de un comerciante generoso en tiempos bíblicos. En el griego original, la palabra traducida como "apretada" (piezomai) significa "ser o quedar compactado por la fuerza o presión descendente". "Sacudido" (saleuomai) denota el proceso de agitar un ingrediente con un movimiento de vaivén hasta que queda bien compactado y asentado.
Por ejemplo, un vendedor de grano de cebada con las manos abiertas vertía su grano en una jarra o cesta medidora, luego lo presionaba y lo agitaba para maximizar el espacio. Hacía esto hasta que el grano rebosaba, asegurándose de que se daba todo el volumen del grano. El contenido se derramaba entonces en el regazo del que lo recibía, que doblaba su prenda exterior como si fuera un bolsillo y la utilizaba para transportar el grano (ver Rut 3:15).
Jesús utilizó la ilustración de "apretado, sacudido" para ayudarnos a comprender un principio de reciprocidad en nuestro trato a los demás y en nuestro enfoque de la vida. Dijo que recibiremos de vuelta en la medida en que estemos dispuestos a invertir en los demás y en esta vida: "La misma medida con que medís, os volverán a medir" (versículo 38). Jesús no se centraba aquí en la donación económica. Hablaba de todo lo que hacemos, exhortándonos a "buscar primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas" (Mateo 6:33).
¿Somos tacaños con nuestra gracia, bondad, perdón y amor hacia los demás, o derramamos estos dones en la misma medida en que Jesús los derramó sobre nosotros? No podemos amar como Jesús con nuestras propias fuerzas, sino solo mediante el poder del Espíritu Santo (Romanos 5:5; Gálatas 5:22-23).
Aunque Jesús no hablaba explícitamente de dar dinero en Lucas 6:38, el principio de "apretado, sacudido" es aplicable: "Da con generosidad y serás más rico; sé tacaño y lo perderás todo" (Proverbios 11:24, NTV; ver también Proverbios 11:25; 22:9; Malaquías 3:10). El apóstol Pablo enseñó: "El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra" (2 Corintios 9:6-8, ver también 2 Corintios 9,9-11).