Pregunta: ¿Qué es una asamblea solemne en la Biblia?
Respuesta:
En la Biblia, una asamblea solemne es una reunión del pueblo de Israel para una fiesta sagrada, festival o ocasión santa. Una asamblea solemne incluía un ritual de purificación o la observación de un estado de santidad en el que a todas las personas de la comunidad se les ordenaba no trabajar. La asamblea solemne también se llama "asamblea sagrada" y "reunión solemne".
Una palabra hebrea traducida como "asamblea solemne" significa "un día de restricción" —principalmente de trabajo. Otro término hebreo que se traduce como “asamblea solemne” denota un tiempo único, designado para guardar festivales. En estas ocasiones especiales de adoración, toda la comunidad se reunía para una fiesta o un día de ayuno.
Las asambleas solemnes jugaron un papel en las fiestas y festivales anuales de Israel. Como parte de la observancia de la Pascua, en el séptimo día del Festival de los Panes sin Levadura, Dios llamó a una asamblea solemne: “Seis días comerás panes sin levadura, y el séptimo día será solemnidad al SEÑOR tu Dios; ninguna obra harás” (Deuteronomio 16:8). En el octavo día de la Fiesta de los Tabernáculos, Israel debía realizar una asamblea solemne: “Siete días ofreceréis ofrenda encendida al SEÑOR; y el octavo día tendréis santa convocación, y ofreceréis ofrenda encendida al SEÑOR; es fiesta, ninguna obra de siervos haréis” (Levítico 23:36).
La dedicación del templo de Salomón duró siete días y concluyó con una asamblea solemne en el octavo día, que luego fue seguida por la Fiesta de los Tabernáculos: “Al octavo día hicieron congregación, porque habían hecho la dedicación del altar siete días, y la fiesta siete días” (2 Crónicas 7:9).
Una asamblea solemne inusual tuvo lugar durante el reinado del rey Jehú en Israel. Jehú ideó un plan para purgar la tierra de la adoración a Baal al ordenar una asamblea solemne de todos los sacerdotes de Baal. Después de atraerlos astutamente a su propio templo, Jehú hizo masacrar a toda la asamblea, y luego quemó y destruyó el templo de Baal (2 Reyes 10:18-28).
Durante tiempos de crisis, el pueblo de Israel se reunía en asamblea solemne para días especiales de ayuno. Cuando una devastadora plaga de langostas trajo sequía y hambruna a Israel, el profeta Joel llamó al pueblo a una asamblea solemne: “Santificad ayuno, llamad a asamblea, congregad a los ancianos y a todos los moradores de la tierra en la casa del SEÑOR vuestro Dios, y clamad al SEÑOR” (Joel 1:14; cf. 2:15).
Los profetas a veces criticaban y condenaban las asambleas solemnes del pueblo porque su reunión era simplemente un espectáculo religioso hipócrita: “No me traigáis más vana ofrenda; el incienso me es abominación; luna nueva y día de reposo, el convocar asambleas, no lo puedo sufrir; son iniquidad vuestras fiestas solemnes. Vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas solemnes las ha aborrecido mi alma; me son gravosas; cansado estoy de soportarlas” (Isaías 1:13-14). El Señor desprecia los rituales externos que solo sirven para ocultar la rebelión interna. En su vida cotidiana, el pueblo de Israel estaba fallando en actuar con justicia. No estaban viviendo de acuerdo con el estándar de rectitud del Señor, sin embargo, con sus asambleas solemnes, los israelitas continuaban con una farsa pública de piedad. Dios veía a través de la hipocresía religiosa y no quería nada de eso: “Aborrecí, desprecié vuestras fiestas, y no me complaceré en vuestras asambleas solemnes” (Amós 5:21).
Hoy en día, algunas iglesias protestantes periódicamente realizan reuniones que llaman "asambleas solemnes"; su propósito suele ser orar y escuchar la Palabra durante un tiempo de examen de conciencia y autoexamen corporativo. Por lo general, la congregación se une durante una asamblea solemne para la penitencia, la confesión de pecados y el ayuno.
