Pregunta: ¿Acaso el creyente tiene autoridad sobre Satanás?
Respuesta:
La autoridad del creyente sobre Satanás y la victoria sobre las fuerzas espirituales del mal dependen del poder de Dios, del poder relativo de Satanás, y del poder de Dios dentro del creyente.
Primero, el poder de Dios es perfecto y sin límites. Él creó los cielos y la tierra (Génesis 1:1) y tiene poder sobre la vida y la muerte. Dios claramente tiene poder sobre Satanás y al final arrojará a Satanás al castigo eterno en el lago de fuego (Apocalipsis 20:7–10).
En segundo lugar, aunque el poder de Satanás no se puede comparar con el de Dios, es fuerte. Satanás puede tentar a los humanos, como lo hizo con Eva en el Jardín del Edén (Génesis 3). A veces Dios le da permiso para causar dolor a las personas, como en el caso de Job (Job 1–2). Pudo tentar a Jesús, pero fue incapaz de hacerlo caer o pecar (Mateo 4:1–11). Dios nos advierte que Satanás busca víctimas de la misma manera que un león rugiente acecha a su presa (1 Pedro 5:8). El poder de Satanás no solo es limitado hoy, sino que también tiene un fin. El mal será derrotado completamente en el futuro (ver Apocalipsis 12:12 y 20:10).
Esto nos lleva a nuestro poder en relación con Satanás. Los creyentes en Jesucristo (Juan 3:16; Efesios 2:8–9) tienen el Espíritu de Dios viviendo dentro de ellos. Gálatas 2:20 dice: "Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí". El mismo poder que creó el universo vive dentro de nosotros. Como resultado, Satanás no tiene verdadero poder sobre los creyentes en Cristo. No puede obligarnos a pecar, no puede poseernos, y sabe que finalmente tendremos la victoria sobre él.
Al mismo tiempo, Satanás sigue causando problemas a los creyentes que viven en este mundo caído. Efesios 6:10–18 nos recuerda la batalla espiritual a la que nos enfrentamos y la importancia de andar con la armadura espiritual. Además, Santiago 4:7 nos habla de nuestra responsabilidad de resistir a Satanás: "Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros".
No tenemos autoridad sobre Satanás por nuestra propia cuenta. Dios tiene toda la autoridad, y él pelea a nuestro favor. Nuestra respuesta a los ataques de Satanás debe incluir someter nuestras vidas a Dios, vivir de una manera santa, orar por la protección de Dios, y resistir el pecado. Cuando nos ponemos bajo la protección de Dios, Satanás no tiene autoridad sobre nosotros. Huirá. Además, podemos responder a las tentaciones del diablo como Jesús lo hizo. Las tres veces que Satanás tentó a Jesús en el desierto, el Señor respondió citando la Palabra de Dios (Mateo 4:1–11). Si Jesús derrotó la tentación a través de las Escrituras, sin duda debemos confiar en la Biblia para vencer las tentaciones de Satanás en nuestras vidas. Por algo se llama la "espada del Espíritu" (Efesios 6:17).
El apóstol Pablo nos recuerda que el poder de Satanás no va a durar mucho tiempo. Romanos 16:20 promete: "Y el Dios de paz aplastará en breve a Satanás bajo vuestros pies". Permanece firme en el Señor, y podrás vivir en victoria sobre los planes de Satanás.