Pregunta: ¿Qué significa ser bautizado en Cristo (Gálatas 3:27)?
Respuesta:
En Gálatas 3:23-4:7, el apóstol Pablo habla de lo que significa ser hijo de Dios: "pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa" (versículos 26-29). Cuando aceptamos a Jesucristo como Señor y Salvador, somos "bautizados en Cristo" mediante la fe en Él.
¿Cuáles son las implicaciones de ser bautizados en Cristo?
Nos vestimos de Cristo.
Pablo explica: "todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos". En el idioma original, la frase traducida como "se han revestido de Cristo" (NVI) o "de Cristo se han revestido" (NBLA) significa estar "dotados de la cualidad de estar envueltos en una cubierta" de Cristo. "Y todos los que fueron unidos a Cristo en el bautismo se han puesto a Cristo como si se pusieran ropa nueva", dice Gálatas 3:27 en la Nueva Traducción Viviente. El mismo término aparece en Romanos 13:14: "sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne".
Cuando somos bautizados en Cristo, nos envolvemos en Jesucristo como en un manto. Nos despojamos de nuestros trapos sucios, viejos e infectados de pecado (Isaías 64:6), y nos vestimos de la nueva naturaleza justa de Jesucristo (Colosenses 3:10; Efesios 4:24). El bautismo en agua representa exteriormente esta obra interior del bautismo en Cristo por el Espíritu Santo (ver Hechos 10:44-48).
Esta idea del cambio de ropa tenía una implicación adicional para los gálatas. En la antigua sociedad romana, cuando un joven alcanzaba la edad legal de la ciudadanía adulta, dejaba de vestir la ropa de su infancia y empezaba a ponerse una túnica, el atuendo habitual de un adulto. Este cambio de atuendo indicaba un rito de paso a las responsabilidades de la edad adulta. Como creyentes bautizados en Cristo, recibimos la condición de hijos plenos y maduros ante Dios (ver Romanos 8:17).
Todos somos uno en Cristo.
El bautismo del Espíritu Santo nos une a Cristo y nos identifica con Él. Como hijos de Dios, nos convertimos en miembros de la familia de Dios, que son todos "uno en Cristo Jesús." Pablo reitera esta verdad en 1 Corintios 12:12-14: "El cuerpo humano tiene muchas partes, pero las muchas partes forman un cuerpo entero. Lo mismo sucede con el cuerpo de Cristo. Entre nosotros hay algunos que son judíos y otros que son gentiles; algunos son esclavos, y otros son libres. Pero todos fuimos bautizados en un solo cuerpo por un mismo Espíritu, y todos compartimos el mismo Espíritu" (1 Corintios 12:12-13, NTV).
Como creyentes bautizados en Cristo, pertenecemos a Dios como hijos e hijas suyos y a los demás como hermanos y hermanas. La familia de Dios está formada por personas de toda nación, cultura, color de piel y lengua (Mateo 28:19; cf. Apocalipsis 5:9). En Cristo, no hay distinción de rango ("esclavo ni libre"), de condición ("judío ni gentil"), ni de género ("ni hay varón ni mujer"). Todos estamos en pie de igualdad con Dios en lo que respecta a la salvación. No hay nada que podamos hacer para ganarla o merecerla (Romanos 3:10, 23; Efesios 2:9; 2 Timoteo 1:9-10; Tito 3:5). Todos la recibimos como un don de Dios por medio de Jesús (Juan 3:16; Efesios 2:8). La igualdad de nuestra unión se transforma en comunión: una comunión de hermanos y hermanas que solo puede existir en Jesucristo (Efesios 2:18-19; 2 Corintios 5:18-19).
Estamos muertos al pecado, vivos en Cristo.
Ser bautizado en Cristo significa identificarse con Él en Su muerte, sepultura y resurrección. Morimos con Él y, a través de Él, recibimos una nueva vida en la que somos liberados del pecado. Pablo pregunta a los romanos: "Nosotros, que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? ¿O no saben ustedes que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en Su muerte? Por tanto, hemos sido sepultados con Él por medio del bautismo para muerte, a fin de que como Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida." (Romanos 6:2-4, NBLA).
Como cristianos nacidos de nuevo, somos apartados con Cristo en justicia y justificación: "Sabemos que nuestro antiguo ser pecaminoso fue crucificado con Cristo para que el pecado perdiera su poder en nuestra vida. Ya no somos esclavos del pecado. Pues, cuando morimos con Cristo, fuimos liberados del poder del pecado" (Romanos 6:6-7, NTV).