Pregunta: ¿Qué significa "Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia"?
Respuesta:
El Sermón del Monte de Jesús comienza con las Bienaventuranzas, una lista de bendiciones que describen el carácter interior de quienes son verdaderos servidores de Dios y del reino de los cielos. Esta enseñanza formaba parte de la formación intensiva de Jesucristo para discipular a Sus doce apóstoles elegidos. La cuarta Bienaventuranza afirma: "Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados" (Mateo 5:6).
Las Bienaventuranzas ofrecen verdades sólidas para vivir como discípulo de Cristo. Aunque cada Bienaventuranza puede considerarse por sí misma, no son una mera colección de afirmaciones inconexas. Están enlazadas en una cadena continua, cada una de las cuales se basa en la verdad anterior. Las primeras Bienaventuranzas tratan de la condición del corazón; el segundo grupo se refiere a nuestra relación con el Señor; el último grupo trata de nuestras relaciones con los demás.
Jesús siempre empieza por el corazón. Cuando pronunció una bendición sobre los que tienen hambre y sed de justicia, se refirió al estado interior de nuestros corazones.
Basándose en pasajes del Antiguo Testamento que describen a los abatidos y oprimidos (Salmo 10:17-18; 74:21; 109:22; 140:12; Proverbios 15:15 Job 5:17; Isaías 30:18), Jesús utilizó en las Bienaventuranzas un lenguaje y unos conceptos que resultaban familiares a Su audiencia (Salmo 1:1; 34:8; 65:4; 128:1; Proverbios 14:21). Los que escuchaban vivían bajo el opresivo dominio del Imperio Romano. Sufrían impuestos excesivos, se les negaban libertades y eran perseguidos. Los siervos del reino de Dios necesitaban desesperadamente la perspectiva celestial y la esperanza de una herencia eterna que Cristo presentó en las Bienaventuranzas.
La palabra bienaventurados en las Bienaventuranzas significa una satisfacción profunda y llena de gozo y un estado interior de bienestar espiritual. Tener hambre y sed de justicia es tener un anhelo espiritual intenso: "Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?" (Salmo 42:2; ver también Salmo 63:1; 143:6; Amós 8:11).
Este deseo no es pasivo; es una búsqueda ferviente. El siervo que tiene hambre y sed de justicia es el mismo que busca el reino de Dios y Su justicia antes y por encima de todo lo demás (Mateo 6:33). Este siervo es dichoso porque experimenta un corazón satisfecho. Este siervo puede decir: "Bien está mi alma".
La justicia habla de una relación correcta con Dios y con los demás. La idea de unas relaciones justas con los demás constituye el eslabón de la cadena que conduce a la siguiente sección de las Bienaventuranzas, mientras que la rectitud con Dios es Su don de la salvación concedida mediante la fe en Jesucristo a quienes creen en Él (Romanos 3:22).
La versión de Lucas de la cuarta Bienaventuranza solo contiene la idea del hambre: "Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque seréis saciados" (Lucas 6:21). Pero la versión de Mateo intensifica el deseo de justicia añadiendo la sed. Los que tienen sed de justicia reciben el agua que Jesús ofreció a la mujer del pozo: "pero todos los que beban del agua que yo doy no tendrán sed jamás. Esa agua se convierte en un manantial que brota con frescura dentro de ellos y les da vida eterna" (Juan 4:14, NTV). El término saciado o satisfecho en la Bienaventuranza significa que desaparecerán las punzadas del hambre y la sed. El verbo es pasivo, lo que indica que Dios mismo colmará nuestro intenso deseo de tener una relación correcta con Él. La salvación es Su don. No nos la podemos ganar (Efesios 2:8).
En resumen, Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados, podría parafrasearse de la siguiente manera: "Profundamente dichosos y espiritualmente íntegros son los que buscan activamente una relación correcta con Dios y, al hacerlo, descubren que solo Él puede salvar y satisfacer por completo sus almas".