Pregunta: ¿Qué significa veremos cara a cara (1 Corintios 13:12)?
Respuesta:
Primera de Corintios 13 es uno de los pasajes más famosos del Nuevo Testamento. A menudo se le conoce como el "Capítulo del Amor" porque muestra una comprensión bíblica del amor. Es en este capítulo que Pablo habla de un tiempo en el que "veremos cara a cara" (1 Corintios 13:12).
En 1 Corintios 13:1-3, Pablo argumenta que el amor supera todos los dones espirituales. Incluso el mayor don espiritual no vale nada sin amor.
En 1 Corintios 13:4-7, Pablo describe las características del amor. Estas características enfatizan la importancia de poner los intereses de los demás por encima de los nuestros (cf. Juan 15:13; Filipenses 2:14).
En 1 Corintios 13:8-12, Pablo habla de la naturaleza temporal de los dones espirituales y de la esperanza que tienen los cristianos de un conocimiento pleno, completo e íntimo de Dios en el futuro. Esta sección nos recuerda que los dones espirituales como hablar en lenguas y profetizar no son eternos. Sin embargo, el amor es eterno y nunca fallará (versículo 8 y versículo 13). Por lo tanto, lo que realmente importa es el amor.
Esta sección también habla de las limitaciones del entendimiento humano. Debido al pecado y a la finitud humana, solo podemos conocer y profetizar en parte (1 Corintios 13:9). Actualmente, no podemos entender los caminos de Dios (Romanos 11:33), ni podemos comprender las profundidades de Su amor (Efesios 3:17-19). Pero cuando Cristo regrese, el pecado va a desaparecer y finalmente veremos a Dios cara a cara (1 Corintios 13:12).
La expresión cara a cara aparece en 1 Corintios 13:12. El versículo completo dice: "Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido". El acontecimiento descrito en este versículo a menudo se conoce como la "Visión Beatífica" (ver a Dios tal como es), prometida a los cristianos cuando Cristo regrese: "Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es" (1 Juan 3:2). Sin embargo, en nuestro estado actual, solo tenemos un conocimiento indirecto e imperfecto de la infinita sabiduría, gloria y amor de Dios. Por lo tanto, no podemos ver a Dios tal como es.
Pablo compara nuestro conocimiento actual de las cosas divinas con un reflejo oscuro en un espejo. En tiempos del Nuevo Testamento, un espejo se formaba a partir de metal pulido, que solo podía reflejar una imagen tenue e imperfecta. Sin embargo, Pablo promete que Dios cambiará nuestras imágenes oscuras por un encuentro cara a cara con Él. En ese glorioso día, la luz de Dios brillará sobre nosotros, y seremos libres de toda oscuridad, imperfección y error. Lo conoceremos completamente, como Él nos conoce plenamente. Este reconocimiento y entendimiento mutuo son el epítome de una relación íntima y profunda.
La visión beatífica tiene sus raíces en el Antiguo Testamento (Génesis 32:20; Éxodo 33:11; Deuteronomio 34:10). En Éxodo 33:18-23, Moisés pide ver la gloria de Dios, pero Dios le dice a Moisés que nadie puede ver Su gloria y vivir. Sin embargo, Dios permite a Moisés ver Su espalda, pero no a Él en su totalidad (es decir, en Su gloria plena).
En Mateo 5:8, Jesús promete que los puros de corazón verán a Dios. Jesús puede hacer esta promesa porque Él es el único que ha visto al Padre (Juan 1:18), y quien ha visto a Jesús ha visto al Padre (Juan 14:9). Jesús es el "resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia" (Hebreos 1:3). Y cuando Él regrese, contemplaremos la plenitud de la gloria de Dios. En ese día, veremos a Dios tal como es realmente.
Esta esperanza de un encuentro cara a cara con Dios ofrece a los cristianos paz y consuelo, incluso en circunstancias difíciles. Cuando esta vida llegue a su fin, veremos y seremos vistos por Aquel que nos amó lo suficiente como para morir por nosotros (Juan 3:16; Romanos 5:8).
