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Pregunta: ¿Qué es la casa espiritual en 1 Pedro 2:5?

Respuesta:
En 1 Pedro 2:5, Pedro dice a sus lectores que están siendo edificados como una casa espiritual. Les explica que cada uno de ellos es una piedra viva, y que, juntos están formando una casa. Al usar la palabra espiritual, Pedro ayuda a sus lectores a saber que no está hablando de una casa literal, física; más bien, Dios está haciendo algo espiritual con estas personas, no solo individualmente, sino también en comunidad. No se trata de piedras inanimadas; estas piedras tienen vida. Juntas están construyendo una casa espiritual.

En Romanos 8:9 Pablo expone un concepto similar a la afirmación de Pedro de que los creyentes están siendo edificados como una casa espiritual. Pablo explica que el Espíritu de Cristo (el Espíritu Santo) vive en cada creyente. También ilustra el crecimiento conjunto de los creyentes, describiéndolos como un edificio que va encajando y creciendo hasta convertirse en un templo santo en el Señor (Efesios 2:21). Estas ilustraciones no están diseñadas simplemente para transmitir el crecimiento en un edificio: el edificio es un tipo específico de construcción y tiene un propósito importante. El edificio es un templo (Efesios 2:22). En el Antiguo Testamento, el templo estaba destinado a ser el lugar donde Dios se reunía con las personas. Era la casa de Dios (ver, por ejemplo, las referencias al templo como casa de Dios en 1 y 2 Crónicas). Pablo explica que esta casa, propiedad de Dios, es en realidad la morada de Dios. Los creyentes están siendo edificados juntos en una morada de Dios Espíritu Santo (Efesios 2:22). Ya que Dios es Espíritu (Juan 4:24), tiene mucho sentido que Su morada sea una morada espiritual, y Él vive en los creyentes a través del Espíritu Santo.

Tanto Pedro como Pablo nos ayudan a comprender algunas repercusiones clave de nuestra edificación como casa espiritual. En primer lugar, todos somos destinatarios de la gracia de Dios: mientras estábamos muertos en pecados, Dios nos dio vida (Efesios 2:4-10). En segundo lugar, porque todos hemos recibido vida de Él, tenemos igualdad: todos somos piedras vivas que han sido vivificadas en Cristo por la fe, y en quienes vive el Espíritu Santo. En tercer lugar, tenemos unidad por aquello, para lo que Dios nos ha creado (Efesios 4:3). Puesto que Él nos dio vida y nos hizo ser uno en el cuerpo de Cristo, tenemos paz con Dios (Romanos 5:1) y los unos con los otros.

El propósito de nuestra edificación como casa espiritual es formar un sacerdocio colectivo que ofrezca continuamente sacrificios espirituales a Dios (1 Pedro 2:5). Pero, ¿cuáles son los sacrificios que esta casa espiritual, este sacerdocio, ofrece a Dios? Pedro no lo especifica más allá de su exhortación a que los creyentes vivan santamente (1 Pedro 1:14-16) y a que los sacrificios sean espirituales. Pablo utiliza la misma terminología de "sacrificio" en Romanos 12:1, afirmando que, por las misericordias de Dios, los creyentes deben presentar sus cuerpos en sacrificio vivo y santo. Qué maravilloso es que seamos seres espirituales, dotados de una nueva vida espiritual y que crezcamos juntos en una morada espiritual de Dios, y que, sin embargo, en Su gracia, Dios nos permita hacer cosas de valor espiritual con nuestros cuerpos físicos.

Lo que hacemos con nuestros cuerpos le importa a Dios, y podemos usar esos cuerpos para honrar a nuestro Creador. Al hacerlo, podemos mantener un comportamiento "excelente" (1 Pedro 2:12). No hay nada místico o misterioso en esta idea: simplemente estamos diseñados para usar las herramientas físicas que Dios nos ha dado para los propósitos para los que Él nos ha edificado. Y cuando entendemos que estamos diseñados como una casa espiritual y que Dios vive en nosotros, entonces entendemos que adorar a Dios significa usar nuestros cuerpos para honrarlo y servirlo.

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