Respuesta:
La Biblia no dice mucho sobre las diferentes clases de demonios. Sin embargo, con los años, varios escritores de obras teológicas han desarrollado varias clasificaciones para los demonios, al igual que otra información al respecto. Una de las más antiguas es el Testamento pseudo-pigráfico de Salomón. Durante la Edad Media, proliferaron las obras escritas sobre demonios, y con frecuencia se clasificaba a los demonios basándose en los pecados que promovían o en otras actividades que realizaban. Por ejemplo, se decía que cada uno de los "siete pecados capitales" tenía un demonio específico que lo respaldaba.
La Biblia es nuestra única fuente fiable de información sobre los demonios, y la información que contiene de ellos es escasa. La Biblia no dice nada directamente sobre clasificaciones o tipos de demonios. Jesús menciona una "clase" única de espíritu maligno en Marcos 9:29, pero no la nombra. Gran parte de la información que tenemos sobre los demonios se deduce simplemente de los pasajes bíblicos donde aparecen. Los ministerios cristianos que se centran en la liberación de los demonios ponen más énfasis en ellos con respecto a la Biblia.
Una detallada pero sumamente especulativa demonología ha surgido en algunos círculos religiosos y carismáticos. Varios espíritus malignos son apodados como "Jezabel", "pitones", "Dalila", "sirenas", "Absalón", etc. Nada de esto es bíblico. Las Escrituras no dan ninguna razón para creer que hay clases específicas de demonios o que los cristianos de hoy en día tienen el don de reprenderlos o exorcizarlos. Inventar esta mitología moderna es contraproducente para la causa de Cristo.
Tal vez el pasaje más extenso sobre la guerra espiritual en el Nuevo Testamento, Efesios 6:10-18 (relativo a la armadura completa de Dios), menciona que "Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes" (versículo 12). Sin embargo, aquí se hace hincapié en las armas que Dios proporciona para la victoria; no se mencionan las técnicas para atar o expulsar a las fuerzas del mal. Aunque algunos ven a los seres mencionados (gobernantes, autoridades, potestades y fuerzas espirituales) como diferentes clasificaciones de demonios, esto es simplemente leer en el texto más de lo que nos dice.
A partir de la evidencia bíblica, concluimos que los demonios son ángeles caídos que siguieron a Satanás cuando se rebeló. Apocalipsis 12 dice que el dragón (Satanás) arrastró una tercera parte de las estrellas del cielo. Sin embargo, el origen de los demonios está lejos de ser claro, y algunos cuestionan que sean ángeles caídos. En Apocalipsis 12:9 leemos: "Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él". . De la misma manera, en Mateo 25:41, Jesús dice que el Día del Juicio Final dirá a algunas personas, "Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles". Esto puede significar que los demonios son ángeles caídos que cayeron cuando Satanás lo hizo, o podría significar que los demonios son llamados "ángeles" en el sentido básico de que son los "mensajeros" de Satanás (el significado literal de la palabra ángeles).
Con certeza podemos decir que los demonios son los mensajeros o secuaces de Satanás. La palabra demonio no se usa en el Antiguo Testamento (aunque se mencionan los espíritus malignos), aunque en el tiempo del Nuevo Testamento, los teólogos judíos habían hecho muchas especulaciones sobre ellos. El concepto de demonios o espíritus malignos también era común en otros pensamientos religiosos de la época. Los evangelios parecen asumir que gran parte de lo que se pensaba sobre los demonios en ese momento es cierto. Vemos a Jesús expulsando demonios (p. ej., Mateo 8:28-33), y vemos que a menudo son responsables de causar enfermedades físicas, las cuales Jesús sanaba expulsando al demonio (p. ej., Mateo 9:33). Pablo nos dice que los demonios están detrás de la adoración de los dioses paganos y que un sacrificio a un ídolo es en realidad un sacrificio a un demonio (1 Corintios 10:19-20).
Cada vez que hay lagunas en nuestro conocimiento, es natural querer llenarlas. Sin embargo, en el caso del conocimiento de los demonios, la mayor parte de la información de "relleno" es infundada y a veces una especulación sin sentido. Sabemos que los demonios son espíritus malignos que, de acuerdo con Satanás y siguiendo sus directrices, luchan contra Dios y la humanidad. Probablemente es correcto pensar en ellos como contrapartes de los santos ángeles que ministran a las personas por parte de Dios. Sabemos que han sido derrotados en principio por Cristo en la cruz y que su destino final será el tormento eterno en un lugar preparado para ellos (Mateo 25:41).
