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Pregunta: ¿Qué significaba que Satanás quería ser como el Altísimo en Isaías 14:14?

Respuesta:
Isaías 14 es una profecía mordaz y vívida contra el rey de Babilonia. En Isaías 14:9-21, el profeta Isaías imagina la muerte del rey y su posterior entrada en el reino de los muertos. Los muertos se burlan del rey de Babilonia cuando entra en su nueva morada: a diferencia de sus grandes aspiraciones, el rey es ahora igual a todos los que le precedieron (Isaías 14:10-11). Débil, destronado e impotente, descubre que todas sus grandes ambiciones se han quedado en nada (Isaías 14:19-21). En el centro de su burla que le hace reflexionar, los muertos relatan el enorme orgullo del rey de Babilonia: "Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo" (Isaías 14:13-15).

Aunque estos versículos hablan del rey de Babilonia, muchos intérpretes, incluidos algunos de los primeros padres de la iglesia, vieron una referencia secundaria a la caída de Satanás del cielo (Lucas 10:18; este punto de vista es la base del famoso enfrentamiento entre Satanás y Dios de John Milton en El paraíso perdido). En esta interpretación, "sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo" representa también la ambición de Satanás de derrocar a Dios. Suponiendo una referencia secundaria a Satanás en Isaías 14:14, ¿por qué era pecado que Satanás quisiera ser como Dios?

En el contexto de Isaías 14, ser "semejante al Altísimo" no significa "ser semejante a Dios en carácter o actitud". Isaías 14:12-15 está hablando de un intento de golpe de estado, un deseo de superar a Dios. Los versículos 13-14 están cargados de imágenes del antiguo Oriente Próximo de dominio y poder divinos, como estrellas, montañas y nubes. El que habla quiere ser como Dios en poder y autoridad. Quiere ejercer el máximo poder cósmico, incluso sobre Dios mismo. En pocas palabras, le gustaría ser Dios y gobernar el universo sin oposición.

El deseo de ser como el Altísimo en santidad y justicia no es malo, sino que es recomendado por las Escrituras (Efesios 5:1-2). Sin embargo, el deseo de tener el poder y la autoridad de Dios es malo y procede de las profundidades de la depravación (Proverbios 16:5). Dios es incomparablemente grande (Salmo 145:3), por lo que es absurdo intentar superarle. Solo Él es Dios, por lo tanto, es ilógico intentar ser Dios. La única razón por la que una criatura querría convertirse en su Creador se debe a un retorcido y orgulloso sentido de la autosuficiencia. El egoísmo, la envidia y el orgullo impulsan la rebelión contra el Creador perfecto. Es un pecado para Satanás intentar ser "como el Altísimo" en gloria y poder, porque es un intento sin sentido alimentado por la ambición egoísta y el orgullo.

Afortunadamente, la rebelión de Satanás contra Dios es inútil. Dios permanece entronizado sobre el cosmos (Isaías 40:12-31). Satanás no es de ninguna manera comparable a Dios, porque Dios es incomparablemente asombroso (1 Crónicas 29:11; 2 Timoteo 1:7; Colosenses 1:16; 1 Juan 5:18-19). El poder de Dios no tiene igual, y Él no tiene igual. Él es el Rey perfecto y gobierna el universo con justicia y amor (Marcos 10:18; Isaías 28:28; Romanos 11:33; Salmo 100:5; 1 Juan 4:8). Los planes de Satanás ya han sido derrotados, y será sometido a tormento eterno por sus pecados (Juan 12:31; 16:11; Colosenses 2:15; Hebreos 2:14; Apocalipsis 20:10). "Así dice el Señor, el Rey de Israel, y su Redentor, el Señor de los ejércitos: Yo soy el primero y Yo soy el último, y fuera de Mí no hay Dios" (Isaías 44:6, NBLA).

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