Pregunta: ¿Qué significa que Dios confirme la obra de nuestras manos (Salmo 90:17)?
Respuesta:
En el Salmo 90, Moisés reflexiona sobre una vida que es efímera y temporal. Hace varias observaciones sobre los retos de la vida y la soberanía de Dios sobre ella. Moisés también hace varias peticiones, incluida una súplica que se repite dos veces: "Confirma, pues, sobre nosotros la obra de nuestras manos; Sí, la obra de nuestras manos confirma" (Salmo 90:17, NBLA).
Moisés reconoce en primer lugar la eternidad de Dios, dirigiéndose directamente a Él como Aquel que es nuestro "refugio" siempre (Salmo 90:1) y el Dios eterno que creó la tierra (Salmo 90:2). Dios es soberano e intemporal, incluso controla la maldición de la muerte (Salmo 90:3). No está limitado por lo fugaz del tiempo (Salmo 90:4). Él gobierna el paso del tiempo y ha establecido límites y los mantiene (Salmo 90:5-6).
A lo largo de la primera sección del Salmo 90, Moisés hace alusión al relato del Génesis:
- la preexistencia de Dios (Génesis 1:1 y Salmo 90:1)
- la obra creadora de Dios (Génesis 1-2 y Salmo 90:2)
- el decreto divino de la maldición (Génesis 3 y Salmo 90:3)
- la continuidad de las estaciones y los tiempos como parte del pacto de Dios con Noé y todo ser viviente (Génesis 8:21-9:17 y Salmo 90:5-6)
Mientras Moisés considera la soberanía y el control de Dios—tal como se exponen en el Génesis—empieza a ser evidente por qué Moisés le pediría a Dios que confirmara la obra de nuestras manos (Salmo 90:17): Dios ve todo el pecado humano y ha respondido con ira y enojo (Salmo 90:7-8; comparar con la descripción paralela de Pablo en Efesios 2:1-3), y solo Dios puede resolver el problema del pecado.
Antes de que Moisés explique como Dios puede confirmar la obra de nuestras manos (Salmo 90:17), Moisés lamenta la desesperanza de la vida sin sabiduría (y la correcta relación con Dios que representa la sabiduría). Toca temas similares a los que Salomón utilizó en el Eclesiastés: la vida sin una relación correcta con Dios es corta, difícil y carece de sentido. Moisés señala la temporalidad y la dificultad de la vida en un mundo maldito (Salmo 90:9), reconociendo que setenta u ochenta años es todo lo que una persona puede esperar; sin embargo, incluso esos están llenos de penurias y tristeza (Salmo 90:10). Moisés pregunta retóricamente quién puede conocer la profundidad de la ira de Dios y el alcance de lo mucho que le ofende el pecado (Salmo 90:11).
Reconociendo la centralidad del temor del Señor y la oscuridad de la vida, Moisés hace una serie de súplicas en el Salmo 90:13-17, resumidas en la petición final de que Dios establezca la obra de nuestras manos (Salmo 90:17). Moisés pide varias cosas
- que Dios vuelva y tenga compasión de Su pueblo (Salmo 90:13)
- que les colme de misericordia para que canten con júbilo y se regocijen todos sus días (Salmo 90:14)
- que les permitiría tener días alegres para compensar los días anteriores de tristeza (Salmo 90:15)
- que Sus provisiones serían evidentes para Su pueblo y Su majestad sería vista por Sus hijos (Salmo 90:16)
- en última instancia, que el favor de Dios estuviera sobre el pueblo (Salmo 90:17a).
Concluyendo estas peticiones, Moisés suplica a Dios dos veces que confirme la obra de nuestras manos (Salmo 90:17). La repetición subraya la centralidad de que Dios confirme la obra de nuestras manos como culminación de las peticiones anteriores. Moisés no quiere que su trabajo (ni el del pueblo) sea en vano, sino que desea que Dios los mire con compasión y misericordia. Entonces el pueblo de Dios podrá alegrarse en lugar de entristecerse. Los esfuerzos humanos solo valen la pena cuando se reconoce a Dios como Creador y Juez y se reconoce que es Dios quien da misericordia.
Moisés comprendió que solo Dios puede confirmar las obras de nuestras manos—solo Dios puede hacer que lo que hacemos tenga sentido y sea duradero—y que una relación correcta con Dios es el ingrediente necesario para una vida que merezca la pena.