Pregunta: ¿Qué significa "conforme a vuestra fe" en Mateo 9:29?
Respuesta:
Los capítulos 8-9 de Mateo muestran el ministerio de sanidad de Jesús. Desde el leproso marginado (Mateo 8:1-4) hasta el siervo gentil (Mateo 8:5-13) y la mujer impura (Mateo 9:20-22), Jesús hizo caso omiso de las costumbres sociales y religiosas para demostrar compasión y ministrar sanidad a quienes depositaban su fe en Él. Cuando dos mendigos ciegos se acercaron a Jesús clamando misericordia, Él les preguntó: "¿Creéis que puedo hacer esto?". Ellos respondieron: "Sí, Señor" (Mateo 9:28). Jesús les tocó los ojos y les dijo: "Conforme a vuestra fe os sea hecho" (Mateo 9:29). Inmediatamente, se les abrieron los ojos y pudieron ver.
Jesús señalaba con frecuencia la fe de una persona como el impulso para la sanidad (ver Mateo 8:13; 15:28). Cuando una mujer que había estado sangrando durante doce años tocó el borde de Su manto, creyendo que era todo lo que necesitaba hacer para ser sanada, Jesús le dijo: "¡Ánimo, hija! Tu fe te ha sanado" (Mateo 9:22, NTV). En ese momento, quedó completamente sana. Este mismo acontecimiento se registra en Marcos 5:24-34 y Lucas 8:43-48. Cuando Jesús limpió a un leproso en Lucas 17:19, le dijo al hombre: "Levántate y sigue tu camino. Tu fe te ha sanado" (NTV). Al ciego de Marcos 10:52, Jesús le dijo: "Vete, tu fe te ha salvado" (ver también Lucas 18:42).
Conforme a vuestra fe se refiere a la cantidad, calidad o grado de la fe de una persona, sino que indica la presencia de una fe genuina. Tener fe en Jesús, tener confianza en Su capacidad de sanar, era a menudo la clave para activar Su poder sanador. Nuestra fe no es el poder detrás de la sanidad. La fe es simplemente el canal o conducto para la sanidad de Dios.
Cuando Jesús dijo: "Conforme a vuestra fe os sea hecho", quiso decir que la fe de una persona—el hecho de que la persona creyera y tuviera confianza en Él—le había movido a derramar Su toque sanador. Jesús es el Sanador, el que tiene el poder de realizar la sanidad, y busca nuestra fe.
El poder de Cristo rara vez actúa en un ambiente de incredulidad. Así como la fe permitió que algunas personas recibieran la sanidad, la falta de fe a veces obstaculizó o impidió que Jesús sanara (ver Mateo 13:53-58; 17:19-20). En Mateo 9, muchas personas de la multitud se acercaron a Jesús, pero solo la mujer que extendió la mano con fe y tocó el borde de Su manto recibió la sanidad. Cuando las plañideras profesionales que se habían reunido alrededor de la niña muerta se rieron de Jesús, Él las despidió antes de resucitar a la niña (Mateo 9:24-25). Mucha gente vio los increíbles milagros que Jesús realizó, pero muchos seguían sin creer en Él.
Así como la sanidad viene "conforme a vuestra fe", la salvación viene a los pecadores por la fe: "Si declaras abiertamente que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo. Pues es por creer en tu corazón que eres hecho justo a los ojos de Dios y es por declarar abiertamente tu fe que eres salvo" (Romanos 10:9-10, NTV; ver también Hechos 16:31). A la mujer pecadora que ungió los pies de Jesús con su costoso frasco de perfume, Jesús le dijo: "Tu fe te ha salvado; ve en paz" (Lucas 7:50, NTV). Todo el que cree en Jesús se salva, pero el poder de Cristo logra la salvación, no la fe del creyente. El único valor de nuestra fe se encuentra en el objeto de nuestra fe—el Señor Jesucristo—y no en nosotros mismos o en nuestra fe (Juan 14:1; 1 Pedro 1:21; Romanos 4:19-21).
Dios responde con gracia, compasión y generosidad según nuestra fe, porque la fe le agrada. El autor de Hebreos informa: "De hecho, sin fe es imposible agradar a Dios. Todo el que desee acercarse a Dios debe creer que él existe y que él recompensa a los que lo buscan con sinceridad" (Hebreos 11:6, NTV).