Respuesta:
Algunas personas acusan a los cristianos de usar la biblia como una herramienta para controlar la mente. Ellos dicen que la única manera de construir una iglesia y retener a los miembros es usar tácticas de lavado de cerebro para obligar a las personas a un estilo de vida y cambios de actitud. La acusación no tiene fundamento, pero aquellos que no conocen el poder del Espíritu Santo necesitan alguna manera para explicar el cambio en la vida de la gente.
Si bien es cierto que las sectas, muchas de las cuales afirman ser cristianas, practican formas de control de la mente, el verdadero cristianismo de ninguna manera es coercitivo. Los pastores que aman al señor desean nutrir, edificar y proteger sus congregaciones (Juan 21:15-19). Los líderes de la iglesia están para servir desinteresada y humildemente, sin pensar en la ganancia personal (1 Pedro 5:2-3). Así que la biblia no controla la mente, y no promueve el control de la misma en el sentido de un lavado de cerebro o programación psicológica.
Sin embargo, la biblia no habla de controlar la mente. El arrepentimiento implica un cambio de mentalidad. Los cristianos están "renovaos en el espíritu de [su] mente" (Efesios 4:23). Van a tener una misma mente, a fin de evitar disputas (Filipenses 2:2). Han recibido la mente de Cristo (1 Corintios 2:16). El resultado es una nueva actitud y un nuevo comportamiento, de hecho, una nueva creación (2 Corintios 5:17). El cambio no es debido a un endiablado plan del gurú o a un entorno controlado cuidadosamente; el cambio es interno, espiritual y real. Es debido a la obra del Espíritu Santo y no a una intervención humana (Tito 3:5).
El hombre tiene una naturaleza pecaminosa heredada de Adán (Romanos 5:12). Esa naturaleza de pecado tiene el control de una persona y provoca diversos pecados para que se manifiesten en la vida de alguien (Gálatas 5:17-21; Efesios 5:17-19). Controlado por esa naturaleza de pecado, el hombre de ninguna manera puede conocer a Dios y agradarlo. De hecho, él es un enemigo de Dios (Romanos 5:10; 8:5-7). La biblia dice que el pecador, controlado por su naturaleza pecaminosa, necesita una nueva naturaleza y además ser liberado del poder del pecado. La persona que acepta a Jesucristo como su salvador personal, recibe esa nueva naturaleza (2 Pedro 1:4), el Espíritu Santo habita en él, y es quién le da el poder para decir "no" al pecado y "sí" a la justicia de Dios (Gálatas 5:16; Romanos 6:12-23). El creyente en Cristo ha sido liberado (Juan 8:32). Él ya no está obligado a obedecer lo que le exige la naturaleza pecaminosa, porque tiene la libertad en Cristo para hacer lo que Dios quiere y glorificarlo en la vida.
La biblia no controla la mente. Más bien, la biblia brinda una alternativa a una vida controlada por el pecado. La biblia nos enseña a cómo ser controlados por el Espíritu Santo. Sí, un creyente tendrá un cambio de mentalidad, pues rechaza las mentiras que creía y abraza la verdad en Cristo. El creyente lleno del Espíritu Santo tendrá una vida de aventura con Dios, una vida libre para servir a Dios con entusiasmo, realización eterna y con esperanza.