Respuesta:
Una cosmología es simplemente una historia que explica cómo surgió el universo y nuestro lugar en él. La mayoría de la gente está familiarizada con al menos dos cosmologías bien conocidas sobre el origen y el destino del universo y nuestro lugar en él. La cosmología viva intenta mezclar aspectos de las dos cosmologías principales.
La primera es una cosmología de la creación tal como se revela en la Biblia (Génesis 1-2). Dios creó el universo y creó a las personas a Su imagen para que tuvieran una relación con Él. La historia se mueve hacia un clímax final que Él ha ordenado. Todo tiene propósito y significado porque Dios le da propósito y significado. Incluso en las culturas que no tienen (o no creen) en el relato del Génesis, sigue siendo evidente una explicación sobrenatural del origen del mundo.
La segunda es una cosmología científica. Se basa en el materialismo, es decir, la materia es todo lo que existe. El universo y todo lo que hay en él surgieron completamente por casualidad. No hay ningún Creador detrás, y no hay ningún propósito o punto final a la vista. La mayoría de los evolucionistas creen que con el tiempo el sol se quemará y la Tierra se volverá inhabitable. La vida humana dejará de existir y será como si nunca hubiéramos existido. Este punto de vista es expuesto por Bertrand Russell en su libro A Free Man's Worship: "El hombre es el producto de causas que no tuvieron ninguna previsión del fin que estaban alcanzando; que su origen, su crecimiento, sus esperanzas y temores, sus amores y sus creencias, no son más que el resultado de colocaciones accidentales de átomos; que ningún fuego, ningún heroísmo, ninguna intensidad de pensamiento y sentimiento, pueden preservar una vida individual más allá de la tumba; que todos los trabajos de las edades, toda la devoción, toda la inspiración, todo el brillo del mediodía del genio humano, están destinados a la extinción en la vasta muerte del sistema solar, y que todo el templo de los logros del hombre debe ser inevitablemente enterrado bajo los escombros de un universo en ruinas."
Como es evidente en la cita de Russell, la cosmología evolucionista, cuando se lleva a su conclusión lógica, deja muy poco que pueda validar una vida con sentido y es realmente bastante sombría. Como resultado, esta cosmología es invivible, y los evolucionistas están constantemente tratando de "introducir" significado y propósito en su cosmología.
La cosmología viva intenta combinar los hechos de la ciencia con las explicaciones místicas de los orígenes que son populares en todo el mundo. Esta cosmología es "viva" porque se desarrolla constantemente, incorporando nuevos datos científicos, así como nuevos datos procedentes de la imaginación del hombre. En efecto, la cosmología viva es un intento de mezclar lo científico y lo sobrenatural en una especie de misticismo científico. Recientemente se ha popularizado en un libro y una película titulados Journey of the Universe. En esta obra, Brian Swimme y Mary Evelyn Tucker ven el propio universo casi como un organismo vivo, algo así como una célula viva. El universo "hace" cosas, crece y se desarrolla. El universo es casi personal (y también podría decirse que casi divino). Los autores creen en el proceso evolutivo sin Dios como Creador; sin embargo, dicen que la creatividad es inherente al universo y que está lleno de "dinámicas auto-organizativas". Como resultado, el hidrógeno (el elemento más básico, visto como el bloque de construcción de todo lo demás) "se ha transformado a sí mismo" en montañas y en la música de Bach. "La poesía más grande es impulsada por el sol". El poeta no hace más que transformar la energía del sol en una nueva forma. La cosmología viva trata de tomar el mundo evolutivo sin Dios e infundirle propósito, maravilla, misterio y belleza. En lugar de insistir en que las expresiones creativas son simples construcciones biológicas/evolutivas que los humanos han desarrollado como ayuda para la supervivencia, la cosmología viva insiste en que se trata de cualidades reales que existen como parte del universo. En resumen, la personificación del universo ha llenado el vacío que debería llenar un Dios personal.
Este intento de infundir sentido a la vida no es nuevo. Durante años, los evolucionistas han reconocido lo sombría que es su visión materialista del mundo y han tratado de llenarla de sentido, pero la fuente del sentido es siempre algo distinto de Dios. Bertrand Russell pensaba que el sentido se encontraba en tomar decisiones auténticas y en ayudar a los demás. Carl Sagan, en su obra Cosmos (tanto el libro como la miniserie de PBS), siempre se refería al Cosmos con mayúscula y hablaba de él casi como si fuera Dios.
Pierre Teilhard de Chardin (1881-1955) también intentó infundir propósito y dignidad a la ciencia evolutiva. Teilhard de Chardin fue sacerdote jesuita, filósofo, paleontólogo y geólogo. Aparte de sus obras filosóficas, se le conoce sobre todo por su participación en el descubrimiento del Hombre de Pekín y su probable implicación en el engaño del Hombre de Piltdown. Parece haber aceptado acríticamente el pensamiento evolucionista, incluida la idea de que la Tierra es el resultado de un completo accidente. Sin embargo, creía que, en algún momento, Dios se insertó en el proceso evolutivo, y la evolución avanza y asciende hasta que el poder del amor mismo será aprovechado y todo el universo se unirá en un Punto Omega. Aunque esta filosofía parece algo más religiosa, para Teilhard de Chardin la evolución parecía ser más importante que Dios.
Hemos sido creados para adorar, y si nos negamos a adorar al Creador, inevitablemente adoraremos lo creado. Podría decirse que el evolucionista "a la antigua" adora al hombre (ya sea a sí mismo como individuo o a la raza humana), mientras que el evolucionista del nuevo estilo, de la cosmología viva, adora al magnífico universo creativo. Según la cosmología viva, en lugar de que el universo tenga una mera "apariencia de diseño", como dice Richard Dawkins, el universo en realidad ha sido diseñado por los poderes creativos del propio universo.
