Respuesta:
El término cuádruple testimonio es utilizado de dos formas distintas por los grupos cristianos. El "cuádruple testimonio de las Escrituras" se refiere a menudo a los cuatro relatos separados pero relacionados del ministerio de Cristo en la Biblia. Estos "testigos" son los cuatro primeros libros del Nuevo Testamento: Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Juntos, estos cuatro evangelios constituyen un cuádruple testimonio del ministerio terrenal y del carácter de Jesucristo.
Otros hablan de un "cuádruple testimonio" en relación con cuatro líneas distintas de pruebas que apoyan la veracidad de Jesús como Mesías. Juan 5:30-47 proporciona la base de esta perspectiva. La primera línea de evidencia en el cuádruple testimonio es Juan el Bautista, cuyo ministerio consistía en preparar el camino para el Mesías. Jesús dijo: "Ustedes han enviado a preguntar a Juan, y él ha dado testimonio de la verdad" (Juan 5:33, NBLA).
La segunda línea de evidencia en el cuádruple testimonio son las obras que Jesús realizó. Jesús mismo señala esta línea de evidencia: "Mas yo tengo mayor testimonio que el de Juan; porque las obras que el Padre me dio para que cumpliese, las mismas obras que yo hago, dan testimonio de mí, que el Padre me ha enviado" (Juan 5:36). Estas obras consistían en enseñanzas, sanidades y milagros que Jesús realizó durante Su ministerio terrenal. Todas esas obras proclamaban el hecho de quién es Jesús.
La tercera línea de evidencia en el cuádruple testimonio es el testimonio de Dios Padre. Después de señalar Sus milagros, Jesús dice: "También el Padre que me envió ha dado testimonio de mí" (Juan 5:37). Esto podría ser una referencia a la voz del cielo en el bautismo de Jesús (Mateo 3:17) o a una convicción divina en el corazón de las personas.
La cuarta línea de evidencia en el cuádruple testimonio son las Escrituras del Antiguo Testamento: "Ustedes examinan las Escrituras porque piensan tener en ellas la vida eterna. ¡Y son ellas las que dan testimonio de Mí! Pero ustedes no quieren venir a Mí para que tengan esa vida" (Juan 5:39-40, NBLA). Los adversarios de Jesús eran expertos en la Ley de Moisés y estaban minuciosamente formados en las numerosas profecías del Mesías venidero. Sin embargo, no reconocían a Jesús como el Mesías. Por eso Jesús concluye Su respuesta a los líderes judíos con estas palabras: "No penséis que yo voy a acusaros delante del Padre; hay quien os acusa, Moisés, en quien tenéis vuestra esperanza. Porque si creyeseis a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él. Pero si no creéis a sus escritos, ¿cómo creeréis a mis palabras?" (Juan 5:45-47).
En la cultura judía, solo se necesitaban dos testigos para proporcionar un testimonio adecuado durante un juicio. Jesús proporcionó cuatro testigos para Sí mismo, el doble de lo requerido. Además, entre Sus testigos estaban Dios Padre y la Palabra de Dios, las dos formas más elevadas de autoridad posibles. El poderoso testimonio sobre Jesús mostraba claramente Su verdadera identidad, a pesar de ser rechazado por los líderes judíos.